Tras unos años de errática carrera que parecían condenar a Richard Gere a un creciente ostracismo cinematográfico como estrella de fulgor decreciente en títulos del montón, el actor que frunce los labios como nadie y domina el arte de las caídas de ojos recupera parte del fuelle perdido con una de sus mejores interpretaciones. No es que Gere sea un gran actor pero cuando le dan un papel que aproveche sus cualidades, casi siempre adheridas a personajes de muchas sombras y luces turbias, el protagonista de Pretty woman se crece, se siente más seguro de sí mismo, sobreactúa menos y da lo mejor de sí mismo al componer retratos de seres con una fractura abierta. Fractura y factura en este caso: El fraude se asoma al abismo de los tiempos que corren, con heridas brutales abiertas en el cuerpo de las finanzas por manos codiciosas e irresponsables, para seguir los pasos de un magnate que tiene mucho de mangante, capaz de cruzar terrenos prohibidos para salirse con la suya. Un tipo de mucho cuidado que es más peligroso aún porque adopta las facciones atractivas de un Gere que maneja con soltura y convicción las siempre difíciles transiciones entre la realidad y las apariencias.

En ese sentido, el arranque es modélico: el protagonista parece un hombre pluscuamperfecto, un triunfador devoto de su familia y entregado a su profesión con una tenacidad y habilidad fuera de toda duda. Poco a poco, los muros dorados se van derrumbando y la imagen inmaculada de Gere se va llenando de lamparones: una amante francesa que desmiente la felicidad del hogar y artimañas financieras que contaminan su aparente poderío empresarial. Cuando ese progresivo desmantelamiento de una imagen de éxito y dicha cede el testigo a una intriga en la que Gere pasa a estar en peligro por un suceso especialmente desgraciado, la película comienza a perder gas de forma alarmante, mezclando las dos tramas (el acecho policial, a cargo de un Tim Roth tan excesivo como siempre, y las penurias económicas) con irregular fortuna y sin la intensidad que se había insinuado al comienzo.

Así las cosas, sólo el buen hacer de Richard Gere hace que la película, rodada con hechuras televisivas más que cinematográficas, conserve el interés suficiente al conseguir que el espectador tenga la incómoda sensación de desear que las cosas le vayan bien a semejante mal bicho en su lucha contrarreloj por salvar el pellejo en varios frentes.

Sólo en el desenlace, con la irrupción majestuosa de una Susan Sarandon hasta ese momento poco menos que testimonial, la película remonta el vuelo con un desenlace sombríamente irónico que da la vuelta a la tortilla de lo que se entiende por final feliz. Y que da al intérprete Richard Gere la ocasión de despedirse a lo grande con un memorable plano de la película.

Z Director. Nicholas Jarecki.

Z Intérpretes. Richard Gere, Tim Roth, Susan Sarandon, Laetitia Ciato, Brit Marline, Nate Parker.

Z Género. Drama.

Z País. Estados Unidos.