"Doña Dolores Pérez era una mujer impresionante, con un enorme corazón, que acogió en su casa a muchos perseguidos por la dictadura franquista y a la que conocíamos como nuestra Pasionaria". El líder sindical de CC OO, Ramón Pérez Farray recuerda con admiración a la abuela del diseñador lanzaroteño, Paco Delgado, que hoy aspira a un Goya por su trabajo en la película Blancanieves.

"Siente una auténtica admiración por su abuela", destaca Román Cabrera, uno de los amigos lanzaroteños de Paco Curbelo. De hecho, el diseñador conejero inició su particular aventura en Barcelona, donde compartió piso con Román, que realizaba un curso de patronaje industrial en la capital catalana.

Y allí empezó Curbelo a forjar su futuro tras matricularse en el Instituto Catalán de Teatro para estudiar escenografía. Tras unos años en Londres, el siguiente paso fue Madrid, donde coincidió con otro de sus grandes amigos de Lanzarote, el director de cine Pedro Paz (ya fallecido). "Cuando llegué a Madrid algunos de mis amigos estudiaban cine, así que fue natural comenzar a hacer decorados y utillería para teatro y publicidad", recuerda.

La figura de Pedro Paz fue también clave, no en vano, el cineasta conejero fue ayudante del director Pedro Almodóvar en tres de sus largometrajes, La flor de mi secreto, Carne Trémula y Todo sobre mi madre. El gusanillo del cine fue calando en Delgado, que llegó a hacer sus pinitos como decorador en el primer cortometraje de Pedro Paz, Mejor no hables, en el año 1994, protagonizada entre otros por Rossy de Palma.

Paco Delgado luchará también el próximo 24 de febrero por una de las estatuillas de los Óscar, en Hollywood, por el vestuario de la película Los Miserables, basada en la novela del escritor francés Víctor Hugo, que sirve como una defensa de los oprimidos sea cual sea el lugar o situación sociohistórica que vivan.

Delgado nacía en el año 1965 en Arrecife en el seno de una familia con una larga tradición política de izquierdas. No en vano, su abuelo, José López Betancort (el marido de La Pasionaria) fue presidente del Cabildo de Lanzarote durante la República Española (octubre de 1931 a agosto de 1933), cargo que también ostentó años después uno de sus tíos, Féliz Pérez Camacho, entre los meses de marzo de 1936 y agosto de ese año.

El mayor de cuatro hermanos (tres varones y una mujer), Delgado destacó en el instituto por su inteligencia, hasta el punto que se saltó un curso. "Con sólo leer ya se lo sabía", recuerda uno de sus compañeros de clase. A pesar de que en un primer momento se trasladó a Madrid para estudiar la carrera de Física, Delgado vio pronto que ese camino no le iba a conducir a ninguna parte.

Sin embargo, quienes mejor lo conocen dicen que a su inteligencia se suma unas enormes dosis de esfuerzo, constancia "y muchas horas de trabajo".

Lanzarote, años 80. En plena movida madrileña un grupo de jóvenes de Arrecife hacía saltar por los aires todos los clichés de la cultura que hasta ese momento imperaba en una isla que unas décadas antes también se había revolucionado con el arte de César Manrique. Pero en esta ocasión la revolución cultural se extendió como la pólvora. Y en medio de esa particular locura estaba Paco Delgado.

"Nos vestíamos de forma estrafalaria y hacíamos locuras", destacan algunos de los que vivieron aquellos momentos de plena libertad en la capital lanzaroteña. Una libertad que también perseguía el nieto de La Pasionaria.