La sala Cuasquías se despide de la capital grancanaria y de su público. El local que desde 1994 se asoma al número 2 de la Cuesta San Pedro, en el remate de Triana con Vegueta, echa el cierre de tres décadas de historia por razones económicas. Toñín Barrera, responsable y gestor de este emblemático espacio y claro referente de la oferta de ocio nocturno y de música en directo, confirmaba ayer tarde lo que era una amarga noticia. A mediados de marzo, Cuasquías será historia. Otra historia, desgraciadamente, forzada por el cambio de hábitos en la noche y el retraimiento del consumo que hacen inviable su continuidad.

En 2013, el proyecto Cuasquías tenía por delante su 32o aniversario, pero no habrá celebraciones porque la realidad es bien distinta. En los últimos tiempos nada había sido igual, ni en el fondo ni en la forma, de aquel proyecto que surgió en 1981 como un restaurante-grill situado en la calle Venegas no 8. La competencia de nuevos locales que fomentan la música en directo, el desplazamiento del público hacia otras zonas de la ciudad, y la decisión inquebrantable de los responsables del local de ofrecer una programación que se ajustara al perfil y preferencias de los clientes habituales, han sido determinantes para tomar esta decisión de carácter irreversible.

La fecha es en marzo, y ayer Toñín Barrera no acertaba a definir cuándo será la última noche de Cuasquías hasta que resuelva los múltiples trámites burocráticos que certifican el fin de la empresa. La sala Cuasquías tiene un recorrido de vértigo desde que 1982 Toñín Barrera decidiera tomar las riendas de la empresa. El grill de la calle Venegas comenzó a ser frecuentado por gente de las letras, las artes y la música, como el punto de encuentro de las noches infinitas de la capital. Con el tiempo, aquellos músicos del foclore, de la canción de autor y del jazz, comenzaron a reclamar un espacio no solo para tertulia y conversa tardía, sino para tocar en directo.

Y así, Barrera decidió reconvertir el figón en sala de conciertos. Poco más de una década, hasta 1994, estuvo operativo el Cuasquías de Venegas. Las lluvias que castigaron con violencia a la capital grancanaria inundaron el local. Lejos de desistir de la marca, Cuasquías se plantó en la Cuesta de San Pedro con el mismo espíritu que lo vio nacer. Allí estaba Pool, que cedió el testigo tras el traspaso. Y hasta la fecha, con años muy buenos en cuanto a cartelera y actividades extramusicales, abriendo la mano a la música, latina, al eterno jazz y la improvisación, que bien podría haberse convertido en la banda sonora de cabecera, el teatro y las fiestas, propias y ajenas.

Artistas

Por su escenario pasaron artistas de la talla de Jorge Pardo, Jerry González o Miguel Ángel Chastang, por comenzar por el jazz, además de la practica totalidad de los canarios del género. En Venegas comenzaron a hacerse notar unos jovencísimos Coquillos, y en San Pedro se descubría a los jóvenes timplistas con el malogrado José A. Ramos, que presentaba su timple electroacústico. A los también jóvenes Pedro Guerra, Rosana o Arístides Moreno, en el mismo escenario que pisaron Luis Pastor, Hilario Camacho o Javier Krahe. La música latina dejó igualmente registros históricos como los conciertos de Compay Segundo y Elíades Ochoa. Cuasquías mantuvo durante años en San Pedro su rol de punto de encuentro de la bohemia. Se sucedían episodios donde se cruzaba música y literatura con las jam de Nocturna Free, de Manolo Padorno. El pop y rock han tenido sus picos de gloria, con la práctica totalidad de canarios, destacando por frecuencia a Sobrecarga y Sugar Hill Band, entre otros muchos, y bandas nacionales que dejaron huella como Australian Blonde.