"Aprehender, sentir e incluso presentir la pintura, entrar al Museo del Prado con el corazón abierto", esa es la propuesta de Javier Sierra, uno de los escritores españoles más internacionales.

A medio camino entre el relato autobiográfico y la novela, "El maestro del Prado" narra cómo un ser misterioso enseñó a un joven Javier Sierra a mirar, y no sólo a ver, las pinturas que orlan la pinacoteca más rica del mundo.

El autor nos invita a viajar hacia los primeros pasos de la Humanidad para reencontrarnos con el misterio, nos enseña el camino de entrada a esa cueva en la que los primeros sapiens no pintaban al bisonte, sino que atrapaban su alma, en una explosión artística desde la cual, y según el gran Pablo Picasso, todo ha sido decadencia, relata Sierra.

Partiendo de esa conexión con el arte primitivo, el autor de "La cena secreta" anima a no quedarse en la superficie de la obra pictórica y a dar un paso más allá, hasta adentrarnos en el mensaje que grandes artistas de todos los tiempos han encerrado en sus composiciones aparentemente más inocentes.

A pesar de ser el único autor español contemporáneo que se ha colado en el 'top ten' de los libros más vendidos en Estados Unidos, y de ver cómo sus obras se han traducido a más de cuarenta idiomas, este turolense de formación periodística, no se considera un autor estrella, ya que donde se siente realmente feliz es investigando en una biblioteca o viajando para documentar y enriquecer sus ficciones, asegura.

Sobre sus próximos trabajos, Sierra avanza que lleva años preparando una obra sobre la carrera espacial, "el último momento de exploración radical de lo desconocido a la que se enfrenta nuestra especie", un tema que apasiona a este autor tan interesado en "acercarse al abismo, a la frontera entre lo conocido y lo desconocido".

Tras obras como "El Ángel perdido", "La dama azul" o "La ruta prohibida", que han enriquecido la imaginación de millones de lectores, llega "El maestro del Prado", una novela que, en palabras de su autor, es "la pequeña historia de cómo un aprendiz de escritor fue enseñado a mirar un cuadro", pero no se queden en la superficie, en simples "impresiones epidérmicas", buceen en sus páginas y busquen el mensaje que todo autor esconde en su obra.