Pedro Guerra cierra una puerta en su carrera profesional con el concierto que ofreció el pasado sábado en el teatro Guiniguada, y abre otra con un nuevo disco triple que publicará el próximo 9 de abril para conmemorar los 30 años que lleva dedicado a la música. El cantante de Güímar ofreció un concierto bastante íntimo y sobrio, en formato acústico en una sala perfecta para este tipo de propuestas donde el público, que llenaba el aforo, coreaba sus títulos más emblemáticos. Temas como Raíz, Daniela, Peter Pan, El hombre blanco o Debajo del puente fueron recibidos de manera jubilosa por todos sus seguidores. Sin embargo, las sorpresas llegaron con sus nuevas composiciones que sorprendieron por sus brillantes melodías que atacaban situaciones actuales y que mostraban también su lado más comprometido. Así, en Cuna vacía se inspiraba en los casos de robo de niños; y en Casandra abordaba el mito griego de la mujer que podía adivinar el futuro para denunciar la falsedad de los que ejercen la política en España.

La noche estuvo marcada por la nostalgia de sus primeros tiempos. Y, de hecho, fue toda una declaración de intenciones que empezara con títulos como Dos mil recuerdos, Raíz o Siete puertas, tema este último en cuya introducción ya dio muestras de su infatigable sentido del humor al aclarar, en referencia a una parte de la letra, que no es que se hubiera pasado toda la vida pisando uvas en un lagar, ni que fuera un amante del vino, sino que sólo eran recuerdos esporádicos. El cantante se refirió a México en varias ocasiones dando una vez más muestras de su carácter abierto e integrador. De este modo, con La mariposa monarca, utilizó la metáfora de este insecto que viaja libre por América para reivindicar un mundo sin fronteras; en El elefante y la paloma homenajeó a la afamada pintora Frida Khalo, y en Ofrenda volvió a recordar la particular y curiosa tradición de la noche de los muertos en el país centroamericano. Una de las anécdotas divertidas fue la intro de su emblemático Contamíname de la que comentó, dando la vuelta a la historia, y mostrando nuevamente su sentido del humor, que la había compuesto para dar a conocer al dúo formado Víctor Manuel y Ana Belén.

Un concierto delicioso para los seguidores de Pedro Guerra que sirvió para comprobar el buen estado de salud que desprende un repertorio coherente que abarca ya tres décadas. Previamente, actuó Diego Ojeda. El grancanario ofreció tres temas de aperitivo que sirvieron para caldear el ambiente previo al encuentro con el ex Taller Canario.