¿Cómo ha reflejado el cómic español el mundo de la aviación?

La hazaña bélica ha sido el denominador común del cómic de aviación, ya que en ella sobresale el peligro, la batalla, las situaciones límite, todo lo que puede dar de si el ser humano. El cómic es un poderoso instrumento de información y conocimiento, y sobre todo tiene una importancia muy grande como recurso didáctico. Tintín, por ejemplo, es un compendio de política, valores, ciencia, técnica y medios de transportes del siglo XX. El capítulo de la Luna, concretamente, se anticipa varias décadas al Apolo.

¿Y cuál ha sido su opción a la hora de abordar este tema?

Yo he querido difundir los primeros balbuceos de la aviación a través de unas viñetas que aparecieron en la revista Aeroplano del Instituto de Historia y de Cultura Aeronáutica, que es el mayor compendio sobre aviación que se ha hecho en España hasta los años 90. Estas viñetas se llaman Historia de la aviación española y aborda el mito de Ícaro, la leyenda de María Sarmiento, el vuelo de Francisco Marín Aguilera, algunas historietas sobre la guerra de Marruecos, etc. Yo simplemente hablo a través de esas viñetas, que luego complemento a través de ilustraciones, el deseo que impulsa al hombre a elevarse por el aire. Desde que tiene uso de razón ha observado a las aves, como refleja Homero o Isopo. Hay reflejos en El Quijote como Clavileño con el que llegó a la segunda región del aire donde se engendra el granizo y las nieves o en el capítulo dedicado al licenciado Torralba a quien los diablos llevaron a Roma volando en una caña.

¿Cuándo se puede decir que ya se manejan principios científicos totalmente aplicables?

Leonardo en su Código del vuelo de las aves recoge los principios de la navegación aérea. Sus estudios sobre la resistencia que ofrece el aire a la caída de los cuerpos ha sido fundamental para el desarrollo del helicóptero y el paracaídas. Pero fue un monje capuccino de Zamora, Fray Antonio de la Peña, quien confirmó el pensamiento de Leonardo ya que su obra El ente dilucidado es el primer libro impreso sobre aviación que existe en el mundo, pudiendo considerarse a España pionera en este aspecto. En el capítulo Si el hombre puede artificios amente volar establece los principios del vuelo tal y como lo conocemos hoy.

¿Se sabe quién fue el primer hombre en volar?

El primero que voló desde la torre de Ruzafa fue Abbas Ibn Firnas, un cordobés del siglo IX. Cuando París y Londres eran unas simples aldeas, Córdoba tenía un millón de habitantes y allí se dieron cita historiadores, astrónomos, médicos, etc. Luego hubo intentos como Olivier Malmesbury, pero se mató.

¿Y cuándo aparece la aviación propiamente dicha?

Con el globo y con los hermanos Montgolfier. La primeras ascensiones en España fueron canarios con Agustín de Bethencourt y Viera y Clavijo. El zepelín en los años 30 pasaba por Las Palmas, iba a Gando, descendía, se colocaba en la vertical, y lanzaba los sacos de correspondencia.

Creo que España fue el primer país en utilizar la aviación antes de la I Guerra Mundial.

El Breguet XIV, que fue el primer avión en cruzar el Atlántico, protegía los enclaves saharianos de Villa Cisneros y Cabo Juby, conviviendo en este lugar con Saint-Exupéry, que era jefe de escala de la Latècoere, una línea que unía Francia con sus posesiones en África Central. En la viñeta Sesenta años atrás destaco al Junker JU-52, el avión que llenó las necesidades de transporte del Ejército del Aire español y que, pese a su antigüedad, prestó unos servicios insustituibles en el Archipiélago canario, sobre todo en el Sahara. Hay numerosas anécdotas como la famosa de Chej Buxaraia, hermano del Sultán Azul, que moriría en el frustrado intento por parte de España de ocupar Ifni en 1933.

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