Después de dar vida a su personaje a través de un blog durante meses, Ramón Betancor logró convencer a sus seguidores de que comprasen su libro, ‘Caídos del suelo’, en el portal Amazon. Con un éxito apabullante e instantáneo, ahora espera poder ver su obra también en papel. Al igual que su personaje y álter ego Mario Rojas, el escritor cuenta con su propia e insólita historia. Movido por la ilusión de contemplar su novela en las estanterías de las librerías, convirtió el revés de las negativas de las editoriales en una oportunidad para buscar mecanismos alternativos con los que colar su obra en el corazón de los lectores. El vehículo fue Internet y, al volante del blog caidosdelsuelo.blogspot.com, Ramón condujo a sus lectores por las autopistas del interior de Mario Rojas, al que dio vida a través de las redes sociales.

Miles de lectores alrededor del mundo se prendaron de este atormentado pero dulce personaje tras el que se ocultó su creador hasta que, un día, reveló que se trataba de una estrategia publicitaria para vender Caídos del suelo, la primera novela de la trilogía El Reino de los suelos, que Ramón cocina desde el año 2010. Ante el temor de una reacción negativa de sus seguidores, la novela protagonizada por Mario Rojas despertó entonces una curiosidad masiva y, en su primer día de debut, se erigió en el puesto Amazon 21 en literatura de ficción.

¿Cómo se asciende de blogger a una de las novelas más vendidas de Amazon casi de la noche a la mañana?

Después de llevar la novela por varias editoriales y agencias literarias de toda España, me convencieron de que Internet es una plataforma que está al alcance de todo el mundo, que no tiene barreras geográficas ni de ningún tipo y que puede utilizarse para vender novelas, como he hecho con mi novela en formato ebook a través de Amazon. Como yo soy un escritor desconocido y con una primera novela, tenía todas las papeletas para pasar desapercibido, así que quise buscar fórmulas para dar a conocer el libro antes de que saliera a la venta. Como el personaje del cuento, Mario Rojas, tiene mucho juego, decidí darle vida: lo introduje en las redes sociales con ese nombre como si fuese una persona real, donde hizo amigos, y luego empezó a escribir un blog a través de esa identidad, sin que se supiera que se trataba del personaje de una novela.

“El blog empezó a crecer y, en una semana, alcanzó las mil visitas, pero no solo en España, sino desde Estados Unidos, Argentina, Chile o Rusia. Al ver que había miles de personas pendientes de Mario Rojas, pensé que era el momento de sacar libro, así que me presenté a los lectores con mi nombre y revelé que estaba tratando de vender mi novela. La respuesta fue aún más increíble porque despertó una gran curiosidad por el libro.

¿Temía que el libro no estuviese a la altura de las expectativas generadas a través del blog?

Al cabo de dos meses después de abrir el blog, me di cuenta de que Mario era un personaje que ya no tenía mucho más que entretener más allá del libro. Al fin y al cabo, Mario no existe y yo tenía que inventarme todo lo que hacía y cómo se sentía cada día para que los lectores volviesen a entrar en el blog al día siguiente. Siempre da un poco de vértigo, lo sentí sobre todo cuando vi por primera vez las estadísticas del blog y descubrí que me estaban leyendo 3.000 personas en todo el mundo. Se me ponen los pelos de punta solo de pensarlo. Creo que nunca eres del todo consciente de que lo que escribes es leído, aunque en realidad lo hagas para eso.

En un espacio tan saturado como la blogosfera, ¿qué cree que ha llamado tanto la atención de su blog?

Creo que Mario es un personaje triste, que pasa por distintos momentos emocionales y eso ha hecho que mucha gente se sienta identificada con las cosas que cuenta. Eso sí, el blog no tiene nada que ver con el libro, que es una novela de ficción e intriga que gira en torno a El Clan, una organización cuyos miembros son capaces de alimentarse de los sentimientos de los demás para poder crear arte. Son como vampiros de almas. La novela plantea que no es casualidad que personas como John Lennon o Pablo Picasso fueran genios y reflexiona sobre el precio del éxito, de si estás dispuesto a renunciar a cosas por que tu libro sea el más leído, tu cuadro el más admirado y tus canciones las más escuchadas.

¿Cuánto hay de Ramón Betancor en Mario Rojas?

En todos los personajes hay algo tuyo porque los creas tú y, aunque te intentes abstraer, hablan a través de tu cabeza y parten de cosas que tú conoces. Mario tendrá muchas cosas mías pero no puedo decir que se trate de algo autobiográfico en absoluto. Ya me habría gustado tener, al menos, un poco de la vida que tiene Mario Rojas, porque la verdad es que el tío se lo pasa muy bien.

Caídos del suelo es la primera entrega de la trilogía, ¿para cuándo las dos siguientes?

La segunda novela, Colgados del suelo, es una intriga mucho más rápida y frenética que transcurre en un solo verano de 2012. También gira en torno a El Clan, lo protagonizan dos personajes de la primera novela y sucede casi por completo en Gran Canaria. Las tres novelas se pueden leer por separado, están relacionadas pero tienen un principio y un final cada una. La tercera entrega, Camino del suelo, está aún en proceso.

En su blog, el personaje Mario Rojas alude de forma constante a la nostalgia, ¿escribir es una forma de combatirla, de sondearla o de compartirla?

Yo creo que hay muchas formas de expresarse: hay quien ríe, quien llora, hay quien se encierra en sí mismo... Y hay quien escribe, que creo que es una forma de desahogo muy sana y efectiva, como una terapia.

¿Para usted la literatura es una especie de terapia?

Yo escribo porque a los 36 años me di cuenta de que escribir era mi vocación, porque nunca me lo había planteado a pesar de dedicarme al periodismo. Un día me puse a escribir y, cuando terminé, descubrí que tenía ante mí el primer capítulo de una novela. Para mí, la frase que me define es que me considero periodista para poder vivir y escritor para evitar la muerte. Así que ahora, más que una terapia, es una necesidad, si dejara de escribir, no me sentiría vivo.