La artista tinerfeña Ana Seco propone en el Centro de Artes Plásticas de la calle Colón, en la capital grancanaria, un viaje multicultural por varios países de variada diversidad geográfica, de los que extrae las reminiscencias cristianas intrínsecas a cada región, y que culminan en la cruz latina. El visitante podrá ver en El símbolo de la cruz una muestra de representaciones de cruces hechas a la manera de cada región, como formas artístico-culturales "robadas" por Seco, que conjugan, en 50 piezas, pintura, relieve, escultura y dos instalaciones, además de un bordado y joyas elaboradas por la artista. Estará abierta hasta el 26 de julio.

"Es un símbolo que representa a muchos millones de personas en todo el mundo" dijo la tinerfeña, creyente y practicante cristiana que va "buscando a las comunidades cristianas" y "sus diferencias y similitudes". Seco atesora una larga experiencia como voluntaria y cooperante en países en desarrollo, y dedica casi todos sus esfuerzos a tareas solidarias con la población más empobrecida en el marco de actividades de Organizaciones No Gubernamentales (ONG). El resto de su fuerza la invierte en la creación artística. hace cinco años le sobrevino la idea de aglutinar ese conocimiento etnográfico y religioso y materializarlo en arte, producto de lo cual surge esta exposición.

Esta recopilación de cruces se fraguó, aún sin saberlo Seco, en Etiopía, donde estuvo "dos años como cooperante", en 2005. Desde entonces ha pasado por distintos países, lugares donde nada más aterrizar "buscaba las iglesias", agruparse de alguna manera con las gentes que comparten su mismo credo; una especie de búsqueda del crsitianismo hasta en los lugares más remotos e inesperados.

Al llegar a Etiopía, pudo apreciar la simbología cruciforme del país, "se me hacían muy raras, no te parecen una cruz, más bien una escultura". Más tarde, aquella forma tridimensional le suscitó un interés artístico. Comenzó un reportaje fotográfico con las referencias objetuales a la cruz crsitiana. Egipto, Dinamarca, Noruega y Suecia, y República Dominicana precedieron, a Canarias, última parada de su "recopilación de cruces".

Egipto se reveló para Seco como un gris testimonio de la segregación religiosa, que en lo que respecta al cristianismo alcanza "el 10% de la población", ha apuntado la voluntaria y cooperante. "Allí, los cristianos descienden de los faraones, que se convirtieron al cristianismo cuando vinieron los griegos"; es una apreciación que la artista corroboró después de una estancia de tres años que se prolonga hasta el momnto presente en el país norteafricano.

La historis se antoja irónica, como ha recordado Seco, con la población egipcia, en tanto los actuales descendientes de la estirpe faraónica constituyen una minoría señalada en su credo cristiano, desde que la región fuese invadida por parte de los árabes saudíes.

"Ahora mismo están muy explotados, tienen un estatus social muy diferente, no tienen pasaporte y una serie de problemas, pese a ser los egipcios originales", ha dicho Seco. De hecho, llevan la cruz cristiana tatuada en la muñeca y, sabedores del arraigo cristiano en el grueso de los turistas en tierra del Nilo.

El ankh, símbolo precristiano del que "muchas teorías dicen que la cruz se inspiró en él, también simboliza la vida eterna". Una instalación de Seco representa en medio de la sala una cruz tridimensional, para la que se inspiró en las cruces otrodoxas egipcias.

Del norte de Europa se inclinó por Escandinavia; "Dinamarca es el único país europeo que queda con la religión cristiana como oficial, la cabeza de la iglesia es la reina", subrayó la isleña. "Son muy estructurados", ha dicho Seco sobre la población, "pero sus representaciones son casi rococó, sorprende un poco". También le llamó la atención la bandera danesa, "la primera del mundo, data del 1200", que se basó en la cruz cristiana una vez abandonado el credo vikingo.

"Fui a República Dominicana porque fue donde primero llegaron los colonos en América". Allí "buscaba dónde comenzó a crecer el cristianismo y si había alguna civilización prehispánica y sus representaciones", recordó. Las tribus tahinas y sus cuevas, el Panteón Nacional y una tienda de recuerdos fueron espejo para nuevas creaciones, como un mural repleto de cruces hecho con envases de plástico. La última parada focaliza la búsqueda en Canarias. El estudio la llevó al Museo Canario para documentarse sobre las pintaderas, "que ya tenían formas cruciformes que simbolizan las estrellas y el sol" observó la artista.

Sirvieron también el arte contenido en la Basílica de la Candelaria o la de Nuestra Señora del Pino.