Pedro Halffter Caro (Madrid, 1971) es director titular y artístico de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria (OFGC). Una labor que desempeña desde la temporada 2004/2005. Halffter es además director artístico del Teatro de la Maestranza y maestro titular de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. En vísperas del concierto inaugural de la temporada de abono 2013/2014 de la OFGC, y tras completar los ensayos de la Sinfonía nº 9, de Gustav Mahler, que conduce esta noche en el Auditorio Alfredo Kraus, concedió esta entrevista en la que abunda en los detalles del nuevo curso sinfónico en el que la OFGC ofrecerá una veintena de conciertos y amplía notablemente su repertorio habitual. Halffter, que durante la semana ha sido protagonista de la polémica que ha rodeado la elección del nuevo director del Teatro Real, prefirió no profundizar en el proceso para la sucesión de Gerard Mortier y en el hecho de que figurase entre los favoritos para asumir la dirección musical. Hasta 2016 tiene contrato con la OFGC.

¿Por qué Mahler y una obra como la Novena para el arranque de temporada?

La verdad es que hemos buscado, al igual que hicimos el año pasado, que cada concierto sea un universo sonoro, que sea una temporada muy variada buscando la venta de entradas en los conciertos singulares. Que cada concierto se pueda entender dentro de un todo, como es la temporada, pero que a su vez sea una experiencia única. Entonces, para construir ese concepto, hemos buscado que cada concierto tenga su propio título, que a veces es posible con una sola obra, en este caso con la Novena de Mahler, y en otros con la combinación de diferentes obras de distintos compositores, como ocurre el de la próxima semana, que es totalmente distinto. En el concierto inaugural está toda la orquesta, casi los 90 músicos, y el próximo con obras de Mozart y Strauss, es mucho más reducido. Esto es bueno porque podemos llegar a un público mucho más variado y nos permite ofrece igualmente un repertorio variado, y también porque escuchar a Mahler con esta obra tan grandiosa y luego disfrutar de Mozart con una orquesta pequeña, son propuestas de contraste y muy interesantes para el público. ¿Y por qué Mahler? La Novena es muy especial, de las grandes obras sinfónicas en la historia de la música que exige de la orquesta y de todos los músicos un rendimiento extraordinario. Uno tiene que estar al cien por cien durante la hora y media que dura la sinfonía, desde el fortísimo más expansivo hasta ese final desolador donde se queda una simple nota suspendida en el aire. Es tan delicado, tan exigente, y creo que es una muy buena forma de empezar la temporada. Venimos todos con las energías renovadas. La Orquesta está feliz de volver al trabajo, estamos motivados con la nueva temporada y es una buena obra para que el público se reencuentre con la Orquesta, que está en un excelente estado de forma.

¿No existe entonces un motivo musical o hilo conductor de la temporada?

Ese modelo ha funcionado bien en otras temporadas, pero nos dimos cuenta de que había que buscar la venta y fomentar la idea de que cada concierto de la Orquesta sea un universo, un espectáculo único. No es que vayamos haciendo un viaje, sino en cada concierto nos tengamos que esforzar al máximo, buscar ese contraste anímico y emocional de la propia Orquesta y el público, como decía anteriormente. Estos cambios, la versatilidad es muy importante, y aporta frescura al repertorio de la temporada.

La Orquesta ha programado 20 conciertos de abono donde se incorporan una veintena de nuevas composiciones al repertorio y que no habían sido interpretadas hasta ahora.

Las 20 obras nuevas que se harán por primera vez no son todas piezas contemporáneas, sino que se incluyen obras incluso de Mozart, y de todos los estilos musicales. Entre ellas, una de las más importantes es la Sinfonía nº 6, de Vaughan Williams, que interpretamos dentro de tres semanas; el Concierto para violonchello nº 2, de Shostakovich, y muchas otras que entiendo que pueden ser muy atractivas para el público. Creo que renovar el repertorio es muy positivo porque hace que realmente se estudien obras nuevas que aportan virtudes diferentes a lo que es el desarrollo positivo de la Orquesta.

De esos 20 conciertos de la temporada de abono, usted sólo dirige seis, Günther Herbig, principal maestro invitado, otros tres; y el resto entre una decena de directores invitados como Peter Ruczika, Martin Sieghart, Marcus Bosch o Antoni Ros Marbá, enter otros.¿Por qué se ha vertebrado la temporada de esta manera?

Pues porque el trabajo conmigo es fundamental. No dirijo sólo estos seis conciertos de abono sino que también dirijo el concierto de Navidad, el Festival de Música, los extraordinarios, los que hacemos en colaboración con la Sociedad Filarmónica, y mi presencia va mucho más allá de la temporada. Trabajo con la Orquesta de una manera muy intensa y continuada. Queremos además diversificar los repertorios y que la Orquesta adquiera por una parte, un sonido particular como el que trabajamos conmigo, y de otra que tenga otras visiones de la música, y esto nos enriquece a todos. Tenemos un diálogo bastante fluído con la Orquesta en el que los músicos me plantean cuales son los directores que les gustan, y economicamente no es fácil traer a los grandes, pero realmente a la temporada vienen maestros muy buenos, Herbig por ejemplo. Es un director con el que la Orquesta le encanta trabajar, y por su repertorio y por las obras que tiene trabajadas, le viene muy bien a la Orquesta. También hay directores que nos gusta repetir como es el caso de Marcus Bosch, que maneja un repertorio muy característico. En esta temporada vienen otros por primera vez, como es el director chino Zhong Xu, que es muy interesante para los músicos y empezar una relación con maestros de esta parte del mundo. Creo que la presencia de directores invitados es algo que siempre aporta al crecimiento de la Orquesta y que realmente tenemos un diálogo y si su presencia ha resultado positivo para la Orquesta siempre se intenta repetir. Es una especie de formación continua para los músicos. En la Orquesta se habla de todo esto y el tono del diálogo es fluído y recíproco entre la dirección y los músicos. Evidentemente, hay disparidad de opiniones, pero insisto que es bueno para todos que exista ese diálogo, que consigamos una fórmula de trabajo conjunta.

Wagner y Verdi están presentes en la nueva temporada en la recta final de la conmemoración de los bicentenarios de ambos compositores.

Si claro. Un momento muy emocionante en la pasada temporada fue cuando hicimos el Tannhäuser sinfónico y coral con el Coro. Me comentaban músicos que nunca antes habían visto un éxito tan grande en la Orquesta. Fue un proyecto muy trabajado, tenía una componente novedosa y arriesgada por el hecho de reconvertir una obra de Wagner en una pieza puramente sinfónica, y creo que el público lo recogió estupendamete, la hemos grabado para sacarla en disco, y es un proyecto del que estamos muy orgullosos.

La celebración del bicentenario del fallecimiento de Wagner no ha estado exenta de polémica, sobre todo por las producciones de El anillo del Nibelungo que se representaron en Bayreuth, un escenario que usted conoce bien.

Wagner es una personalidad gigantesca que tiene muchos aspectos, y si nos centráramos en uno solo de ellos tendríamos para debatir largo rato. ¿Las puestas en escena de Wagner? Hay que tener en cuenta que la actual directora del Festival de Bayreuth, Katharina Wagner, estuvo aquí en la Isla dirigiendo un Tannhäuser, lo cual fue muy discutido, pero más allá de los resultados artísticos de su dirección de nuevo colocó a Gran Canaria en un lugar en el mundo en la dirección operística. Es muy difícil valorar porque no pude ver la última puesta en escena de El anillo, pero si he visto en Bayreuth escándalos monumentales yéxitos clamorosos, y que cambian de un año a otro con la misma producción. A nosotros y en el caso de Wagner lo más que nos ha sorprendido es la reacción del público y eso no animó a programar Sigfrido sin voces, que estrenamos en febrero. Es un proyecto enorme. El Tannhäuser ha tenido una dimensión puramente nacional y ahora voy a estrenar la versión sinfónica en Francia, que ya hemos grabado, y se ha creado una gran expectación y tengo numerosas peticiones de entrevistas de todos los medios. Estoy muy orgulloso de haber hecho el estreno de verdad con mi orquesta, la Filarmónica de Gran Canaria. Habrá quien no comparta este tipo de producciones, cada uno se acerca a la música de manera diferente y esas opiniones no podemos más que aceptarlas. Pero repito que la idea es acercar la música de Wagner y la respuesta del público no hizo muy felices.

¿Cómo se las arregla para compaginar el doble rol de director titular y artístico de la Filarmónica grancanaria con el de director artístico del Teatro de Maestranza y la también dirección titular y artística de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla? ¿Cómo se trabaja en dos orquestas con personalidades bien distintas?

Es muy gratificante tener una vertiente sinfónica como la que tengo aquí con la Filarmónica de Gran Canaria y también en Sevilla, y al mismo tiempo la vertiente operística que puedo de alguna manera compaginar con el repertorio sinfónico. De alguna manera, lo que es bastante complicado es a nivel familiar porque son muchos días de viaje, a la familia le encanta venir a Gran Canaria, siempre que podemos se vienen conmigo. Mi mujer es de Las Palmas de Gran Canaria, a los niños les encanta venir, y es mucho tiempo el estar separados y esto es lo más duro de esta situación. Con tantos días de trabajo yo no tengo una semana libre hasta el 16 de agosto que es cuando termina mi temporada, en medio de festivales, otros compromisos, y es sin duda lo más difícil estar tanto tiempo de viaje. A nivel profesional es agotador, pero a la vez es muy estimulante poder dirigir en el Auditorio Alfredo Kraus y ojalá pudiéramos incrementar nuestra presencia en el Auditorio, es la sala en la que toca la Orquesta y donde realmente creamos nuestro sonido. Estamos buscando la fórmula de tocar más y queremos aumentar nuestra productividad y el servicio cultural que ofrecemos a la isla de Gran Canaria. Desde la Orquesta sentimos el apoyo que nos brinda el Cabildo, y a lo que estamos profundamente agradecidos. Por ejemplo, la gira que hicimos por Alemania el año pasado fue tremendamente exitoso, supone un antes y un después para la Orquesta, y lo que queremos es ser los embajadores de la cultura de Gran Canaria y al mismo tiempo recoger la tradición musical muy importante en la Isla. Hay un compositor que siempre está presente en todas las temporadas de la Filarmónica grancanaria como es Camilo Saint-Saëns. Siempre la Orquesta interpreta una o dos de sus obras. ¿Por qué? Pues porque tenemos que toca Camille Saint-Saëns como si fuera música propia. Estuvo aquí en Gran Canaria en varias ocasiones y de alguna manera tenemos que vincular a la Orquesta con esta tradición, y en este caso con un compositor y obras que fueron escritas en Gran Canaria y si hacen alusión a nuestra cultura, pues todavía mejor. Es importante buscar esos vínculos para que tengamos esos elementos significativos y diferenciadores con el resto de las orquestas.

¿El reto cada año, en este caso, reside en armar una temporada que rehuya de los tópicos del gran repertorio?

Por eso es importante vincular las obras, el que cada concierto será una experiencia sonora total, que la primera, segunda y tercera obra del programa estén interconectadas, a veces de una manera musical y otras de forma contextual.

¿El contexto económico condiciona la presencia de directores, solistas, o incluso el repertoriode la Orquesta, aunque en este caso la aportación económica del Cabildo se haya mantenido casi invariable en los dos últimos ejercicios?

Hay que decir una cosa, y es que los directores que vienen a Gran Canaria ponen la mejor voluntad, se produce una fidelización y eso lo notamos, y nos permite trabajar de una forma más cómoda. La isla de Gran Canaria es un lugar maravilloso, y al mismo tiempo la Orquesta es extraordinaria, al igual que el público que viene a los conciertos, con el que tenemos una relación muy positiva y que nos reporta una alta ocupación como la que tuvimos la pasada temporada de casi un 98 por ciento. Los músicos lo que queremos es actuar ante el público, ante el Auditorio lleno, no hay nada que motive más que salir a tocar en un concierto y ver que el Auditorio está lleno, eso es fantástico. Y claro, cuando eso ocurre, a los directores y los solistas que vienen aquí les gusta trabajar con esta orquesta, en esta sala, con un público muy bueno, y todo esto tiene su importancia. Hay cosas que van más allá del dinero, en este caso. Gracias al apoyo del Cabildo, a la buena gestión, al patrocinio privado que hemos logrado para poner en marcha muchas cosas importantes, y por el esfuerzo de todos y cada uno de los músicos, en los últimos tres años la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria ha cerrado sus cuentas sin déficit alguno, un hecho extraordinario y nada habitual. Es un esfuerzo de todos, de seguir manteniendo la calidad e intentar reducir gastos en lo que se pueda.

Usted asumió la dirección de la Filarmónica grancanaria en la temporada 2004/2005 y tiene contrato en vigor hasta 2016. ¿La OFGC suena de su mano como quiso cuando asumió el cargo? ¿Qué retos le quedan por delante?

Los retos son muy grandes. Primero, tenemos que sacar a concurso las plazas vacantes en la Orquesta, que por temas de jubilación hay que resolverlo. Es la renovación natural de los miembros de la orquesta y para mí es algo fundamental y espero y confío que se produzca de aquí a unos plazos de tiempo razonables. Es un reto interno importante que nos puede ayudar para el crecimiento de la propia Orquesta, y bueno en un contexto tan económicamente complicado en el que estamos, el que la Filarmónica pueda mantener su estatus y pensar en renovarse, es fundamental, además de seguir creciendo. Los proyectos que nos planteamos en mi anterior etapa fueron el crear un lugar de conexión con el público más amplio, como hicimos en conciertos al aire libre en el Muelle, muy complicado de organizar y que exige por parte de los músicos un tremendo esfuerzo, el sacar la Orquesta a la calle. Y hay que buscar un equilibrio con la sociedad, y en este sentido los conciertos que celebramos por los municipios nos acercan a la población de toda la Isla, potenciar la relación con el turismo, y ojalá pudiéramos hacer alguna gira en el futuro, y continuar con la dinámica de grabaciones discográficas. En breve editaremos un nuevo disco con Deutsche Grammophon, que creo que será en diciembre, con un repertorio que lo anunciaremos. El sello de calidad de la Orquesta Filarmónica figura junto a otro sello de calidad como es el la discográfica del “sello amarillo”, y algo de lo que estamos muy orgullosos,.

¿Su futuro pasa por continuar al frente de la OFGC si se le propone renovar más allá de 2016?

Soy muy feliz de estar en Gran Canaria. La Orquesta ha pasado por proyectos muy interesantes, las giras por Japón, en China, en Alemania, quiero seguir trabajando con estos músicos, todavía hay nivel de evolución, hay mucho por completar, aumentar la capacidad de producción, el número de conciertos, las actividades de la Fundación. Generamos actividad y el público responde. La gente fuera de España no conoce, o no conocía, la historia musical de esta Isla.

A usted se le ha situado en esta semana como uno de los candidatos a ocupar a la dirección musical del Teatro Real, hecho que desmintió mediante un comunicado, a la vez que reconocía que el coliseo madrileño le encargó un proyecto artístico que no llegó a defender. Finalmente ha sido Matabosch el elegido para sustituir a Mortier.

Yo me remito al escrito en el que traté de explicar lo que ha sido esta semana. Hay dos cosas que quiero decir: lamento mucho la enfermedad del señor Mortier, creo que debe de ser muy duro; y en segundo lugar, felicito al señor Matabosch con el que me une una estrechísima relación, ya que el trato es continuo, y de hecho el Teatro de la Maestranza inaugura su temporada con Aida, una producción del Liceo de Barcelona, y también vamos a coproducir Tosca, así que solo me queda felicitar al señor Matabosch, como he dicho. Yo lo he vivido esta semana aquí dirigiendo la Novena de Mahler.

En sus ambiciones figura la dirección del Teatro Real

Lo único que yo quería es, como digo, dar esa visión. Trabajé mucho para ese proyecto donde intentaba dar una historia de lo que ha sido el Teatro Real, las diferentes direcciones artísticas, trabajé mucho y ahí está. Si a la próxima dirección les interesa conocerlo, las reflexiones que realicé sobre el teatro, me documenté a fondo sobre toda su historia.

Quiere decir que deja la puerta abierta a una posible llamada del Teatro Real?

Parece que la crisis ya está cerrada y yo tengo contrato con la Filarmónica de Gran Canaria, y soy muy feliz. Dejemos trabajar al señor Matabosch.