Esta entrevista llega con retraso. Porque el productor Adrián Guerra (Las Palmas de Gran Canaria, 1984) estrenó en 2010 una de las películas de referencia del cine en España de los últimos años. Se tituló Buried (en español Enterrado), fue dirigida por Rodrigo Cortés y no solo llegó a ser nominada a diez Premios Goya, entre ellos el de Mejor Película. Sobre todo, sus beneficios multiplicaron por siete su coste. Su presupuesto fue de dos millones de euros y recaudó más de 14. La rodó con 25 años. Hoy tiene 29.

Tras su exitosa proyección en el pasado festival de Sitges, donde inauguró el certamen, el próximo viernes 25 de octubre se estrena en cines de toda España la nueva película de Guerra. Es la quinta en cuatro años. Grand Piano, un thriller dirigido por Eugenio Mira y protagonizado por Elijah Wood y John Cusack. El filme llega a España avalado por la entusiasta acogida de crítica y público en el festival de cine fantástico de Austin (Texas) el pasado septiembre.

Adrián Guerra es de Escaleritas, aunque vivió "bastantes años" en Mesa y López. De madre funcionaria y padre comercial, es el mayor de dos hermanos. Instalado en Madrid desde que comenzó sus estudios universitarios, Guerra sigue sintiendo muy cerca su ciudad. "He crecido aquí, toda mi familia vive en la ciudad y paso una buena parte del año en ella, así que más cerca no puedo sentirme. Las Palmas es mi casa."

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¿Cómo surgió la posibilidad de hacer Grand Piano?

Eugenio Mira es un gran amigo desde hace muchos años. De hecho fue él quien me presentó a Rodrigo Cortés, director de dos de mis películas, Buried y Luces rojas. Así que después de su filme Agnosia decidimos buscar un guión que le fuese como un guante para demostrar que es uno de los mejores directores nacionales. Después de mucho tiempo buscando apareció este de Damien Chazell. Me pareció que sería la película perfecta. Era todo un reto. Si salimos victoriosos podremos decir que nunca se ha hecho una película así.

¿Cuáles han sido las principales dificultades del filme?

Por un lado el reto técnico, ya que teníamos que componer la música y diseñar la acción y movimientos de cámara mucho antes de rodar. Después, asegurarnos durante la filmación que todo fluía como estaba previsto.

¿Cuáles son los puntos fuertes de Grand Piano?

Es muy entretenida y original. Recupera la esencia del espectáculo elegante del cine clásico. Creo que gustará al público de todas las edades.

Primeros pasos

Esta entrevista llega tarde, pero es la primera que se le hace. ¿Quién es este cineasta brillante que de un salto de pértiga ha unido su nombre a los más grandes del cine de Canarias (Andrés Santana, Juan Carlos Fresnadillo, Mateo Gil) y con esto quiere decirse a nombres que son referentes en el cine que se hace en España? ¿Quién tan joven es capaz de producir, año tras año, películas de alto presupuesto en un país sumido en una grave crisis económica, con un cine que cada día que amanece parece que anunciara una nueva crónica de su muerte? ¿Quién es este declarado admirador de Steven Spielberg ("con Tiburón y Jurassic Park nació mi fascinación con el cine"), pero también de Paul Verhoeven, Peter Weir, John Milius y Robert Zemeckis, "además de clásicos intocables como John Ford, Billy Wilder o David Lean"?

¿Desde cuándo es Adrián Guerra hombre de cine?

Siempre me ha fascinado. Ya desde muy pequeño obligaba a mi familia a llevarme a ver películas todas las semanas. Era un habitual en los multicines Galaxy's de Mesa y López, y en varios videoclubs me conocían porque creo que llegué a alquilar todo lo que tenían. El cine era mi pasión, pero era muy consciente de que siendo un chico de Las Palmas de clase media y sin contactos en el sector, poder vivir de ello no era más que una ilusión, así que nunca me lo planteé en serio.

Tras el bachillerato, Guerra se traslada a Madrid con una beca para estudiar Comunicación Audiovisual. Pero lo deja al acabar el segundo curso. "Como todos los españoles, tenía claro que sin título universitario no iría a ningún lado y estaba ansioso por conocer a profesores que pudieran enseñarme mucho de cine. Pronto me di cuenta de que no era mi sitio. La formación que recibía no me parecía estimulante."

Parece que no se equivocó cambiando de carril.

En paralelo había empezado a escribir críticas y algún artículo en varios medios. De ahí surgió la idea de montar un pequeño festival de cine en Madrid dedicado al género fantástico. Así, en abril de 2004 tuvo lugar la primera edición de la Muestra de Cine Fantástico Calle13, que organicé en los Cines Imperial de la Gran Vía y que tuve la suerte que el canal de televisión Calle13 quisiera esponsorizar. Me hice cargo de seis ediciones. Actualmente el festival se prepara para celebrar la décima. Esa primera experiencia profesional me permitió conocer a los primeros directores, distribuidores y productores. Pero, especialmente, a los socios con los que monté la distribuidora y productora Versus Entertainment.

¡Tenía solo 20 años!

La gestamos en 2004 y lanzamos los primeros títulos en 2005. En esos momentos la piratería estaba empezando a hundir el mercado del vídeo y había muchos títulos que no llegaban a España, así que aprovechamos el nicho de mercado. Lanzamos películas como Tape, de Richard Linklater (2001); The Kingdom, de Lars Von Trier (1994-1997) y Nueve Vidas, de Rodrigo García (2005).

¿El derrumbe en mayo pasado de Alta Films -la principal distribuidora y exhibidora de cine no norteamericano en España de los últimos 25 años- puede ser el principio del fin para las demás? ¿Imagina una España sin salas donde exhibir cine al margen de las multinacionales?

Estamos en un período donde ya hemos perdido una o dos generaciones de espectadores que nunca recuperaremos. La gente se ha acostumbrado a ver el cine en casa y sin pagar a ser posible. La culpa de esto la tiene en gran medida la piratería. También, lo complicado que es lograr que todas las partes del sector (producción, distribución, exhibición) se adapten a los nuevos tiempos. Esto está además acrecentado por la falta de protección del gobierno, que debería ser el primer garante del cine independiente y de autor, por ejemplo mediante las compras de Televisión Española.

¿Qué opina de la mala imagen que el cine español proyecta entre una parte de la ciudadanía? No parece normal que todo un sector sufra con tanta continuidad ataques similares al de hace unas semanas sobre su falta de "calidad", como ocurrió recientemente por parte del ministro de Hacienda.

Me da mucha pena el desdén que existe desde la política y el público hacia nuestro cine. Creo que los medios han puesto el foco mayoritariamente en productos fallidos y las trampas del sector, pero esto comparativamente es mínimo comparado con las prácticas de otros sectores que no han sido demonizados. El cine español es uno de los mejores del mundo, da trabajo a mucha gente y en la última década contamos con una generación increíble de técnicos y directores. Por desgracia en nuestro país si no eres deportista parece que los éxitos no cuentan.

En las mismas fechas que sacaba adelante el filme Buried, Adrián Guerra produjo Guest (2010), film en blanco y negro dirigido por José Luis Guerín, uno de los más prestigiosos autores cinematográficos de España. Después llegó Emergo (Carles Torrens, 2011) y Red Lights (Luces rojas, Rodrigo Cortés, 2012).

¿Cuáles son a su juicio las cualidades determinantes para ser productor?

Una combinación de trabajo e iniciativa. Cada película es como una empresa, así que hace falta ser un emprendedor cada vez que haces una producción.

Siguiendo su ejemplo como productor, ¿la supervivencia del cine español pasa por olvidarse de escribir historias que ocurran en España con personajes locales?

Creo que cada productor tiene que encontrar su espacio y trabajar en las películas donde se siente cómodo para hacer funcionar su plan de negocio. En mi caso y creo que, debido a mi juventud al empezar, encontré mayor acogida en el mercado internacional que en el nacional, por lo que hice cine en inglés. Es cine español, o como prefiero decir, cine hecho en España. Este tipo de películas en inglés son un fenómeno minoritario, quizás un 5% de la producción nacional, así que creo que no debemos preocuparnos por la supervivencia del cine en español con historias locales. De hecho más allá de Lo imposible, las películas de más éxito cada año son en castellano, como Torrente y Tres metros sobre el cielo, por poner dos ejemplos.

¿A quién le surge esa idea de Buried de colocar a un personaje con un teléfono móvil bajo tierra durante toda una pelícu-la? ¿Cómo vence un productor el miedo de pensar que un fil- me con un único personaje en una caja, algo que no se había hecho antes, puede realmente funcionar?

Buried era un guión original de Chris Sparling que en Los Ángeles estaba recibiendo mucha atención como muestra del potencial de Chris como guionista. Pero nadie se planteó su producción. Leerlo fue una experiencia tan poderosa que pensé que si éramos capaces de transmitir con la película la mitad de lo que se sentía leyendo el guión, tendríamos una película que funcionaría . Y que sería única. A nivel económico los números salían en el peor de los casos, ya que gracias a tener a Ryan Reynolds, incluso si la película hubiese sido un estreno en video, deberíamos haber ingresado suficiente para estar en números verdes.

¿Cambió su espectacular taquilla a Adrián Guerra?

Por desgracia solamente una pequeña parte de la taquilla nos llega directamente a los productores, por lo que aunque fue una producción muy exitosa, no es de lejos una película que nos cambiase la vida más allá de darnos una enorme tarjeta de presentación. La experiencia fue enormemente satisfactoria a todos los niveles y me valió para reafirmarme en mi visión de la producción, donde la confianza en tus instintos es básica.

Su apuesta por un filme minoritario como Guest parece un giro de 180 grados al cine que le caracteriza.

El filme surge de mi admiración por el cine de José Luis Guerin y el deseo de ayudarle con el proyecto. Es necesario que los grandes cineastas de nuestro país puedan seguir haciendo cine. La película fue una experiencia interesante que también me hizo ver que mis fortalezas como productor están más en el cine comercial e industrial. Aunque si el director me interesa no tendría problema en producir nuevamente otra película "de arte y ensayo".

Destáqueme por fin algo de Luces rojas.

Es una película muy cercana a mi fascinación por lo sobrenatural. Fue un sueño poder hacerla con ese reparto y presupuesto. El proyecto surgió de una conversación en Sitges en 2008 que fui desarrollando con Rodrigo Cortés. Trabajar con leyendas del cine como Robert de Niro y Sigourney Weaver o alguno de los mejores actores actuales como Cillian Murphy y Elizabeth Olsen fue un lujazo.

La impresión es que Adrián Guerra ha encontrado el secreto de una pócima mágica que le permite rodar, año tras año, películas de muy alto presupuesto para lo que acostumbra el mercado en España. La vertiginosa curva ascendente en que se encuentra tiene visos de no haber sino empezado. "Buscar la independencia financiera, combinando muchas fuentes de financiación, me permite ser polivalente a la hora de producir cada película."

Tras Grand Piano su próxima película es The Gunman, dirigida por Pierre Morel. Protagonizada por Javier Bardem y Sean Penn, fue rodada en Barcelona. Su estreno está previsto para 2014. ¿Qué nos puede adelantar de ella?

Es una coproducción con Joel Silver, productor de algunas de mis películas favoritas, como Matrix o Jungla de cristal. Ha sido una experiencia muy intensa, ya que nunca se ha rodado una pe- lícula de acción así en España. El presupuesto es muy alto, con mucho equipo trabajando. El día con menos gente teníamos a 300 personas.

¿Qué ambiciona Adrián Guerra como productor?

Seguir haciendo películas que me gusten con mis amigos y gente a la que admire. Ojalá pueda hacerlas en Canarias además.