El pasado viernes 7 de marzo se incineraban los restos mortales de Leopoldo María Panero (Madrid, 1948-Las Palmas de Gran Canaria, 2014). Hoy se cumplen diez días desde que se diera el último adiós en el tanatorio de San Miguel al autor de Así se fundó Carnaby Street, y desde entonces sus cenizas se encuentran bajo custodia del Hospital Dr. Negrín a la espera de que se persone algún familiar o representante legal acreditado como tal.

Panero no dejó testamento alguno ni últimas voluntades, y en Gran Canaria donde había venido residiendo en los últimos 17 años, primero en el antiguo Psiquiátrico y posteriormente en el Hospital Juan Carlos I, donde falleció, salvo un documento que firmó en 2011 en la Feria del Libro de Madrid por el que autorizaba a Antonio J. Huerga, de Huerga y Fierro Editores, a ser su representante literario, así como a disponer de sus derechos y enseres una vez que falleciera.

Con el anuncio de este documento por parte de Huerga comenzaba una semana en la que han tenido igualmente protagonismo las primas hermanas de Leopoldo María Panero afincadas en Tenerife: Charo y Marisa Alonso Panero, hijas de Maria Luisa Panero Torbado, hermana de Leopoldo Panero Torbado, poeta y padre del autor de El último hombre. La familia tinerfeña rompió relaciones con los hermanos Panero, Leopoldo, José Moisés Michi y José Luis, tras la conclusión de la película El desecanto (1976), dirigida por Jaime Chavarri y producida por Elías Querejeta, al entender que la cinta y lo que se contaba en ella no dejaba en buen lugar al patriarca.

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