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Exposiciones

El Greco en Vegueta

No era un pintor o un gran pintor que pintara la realidad, sino el inventor de un arte de transmisión de sentimientos

'San Jerónimo penitente' de El Greco. LA PROVINCIA / DLP

Hasta el próximo día 20 de enero se puede admirar la pintura de El Greco en la Casa de Colón, lo que supone un acontecimiento cultural de inusitada importancia al permitir, por primera vez, acercarse a los ciudadanos de Las Palmas de Gran Canaria a la observación directa en su ciudad de la obra de uno de los principales creadores de todos los tiempos. Ciertamente El Greco no era un pintor o un gran pintor, que pintara la realidad o su visión de la realidad, sino el inventor de un arte de transmisión de sentimientos. Ese artista, que no deja indiferente a nadie con sus pinturas, es el ilustre visitante que por un mes nos acompaña acogido en las salas de exposición del Cabildo.

La muestra se inicia con un video que presenta una selección de las principales obras del artista, y prosigue con una exposición bibliográfica de las monografías de El Greco que conservan las bibliotecas de la ciudad. Esta colección de libros procedentes de las bibliotecas Insular, Pública del Estado, Casa de Colón, Casa Museo Pérez Galdós, CAAM y Universidad, (la biblioteca del Museo Canario solo cuenta con tres libros editados en 2005, 2006 y 2007 por lo que no se les ha incorporado a la muestra) es un relevante conjunto de estudios y catálogos que suponen el potencial que hasta ahora estaba a disposición de los interesados en el pintor. Con la presencia real de las obras de El Greco, estos libros adquieren un nuevo nivel de información al servir de medio para analizar y comparar las ilustraciones con los cuadros y asimilar en mayor medida los valores artísticos de las pinturas.

Aunque el número de libros es limitado, en comparación con la ingente bibliografía existente sobre el pintor, si son suficientemente representativos pues recorren, desde 1910, la totalidad del siglo XX, y son estudios de los más destacados autores.

El primero de los cuadros que se presentan es La Aparición de la Virgen a San Lorenzo, un sorprendente lienzo que atrae intensamente la mirada del espectador. Es obra única y de relevante ejecución, sin duda perteneciente al primer acercamiento del pintor a la cultura española y, por ello, fechable en 1577. Es la dalmática del santo el principal argumento para tal datación pues sobre ella versan los descubrimientos plásticos del artista, que tan poco había asumido de la pintura continental desde su llegada a Venecia. Los años itálicos muestran unas obras de escasísimo atractivo plástico y, por tanto, en nada semejantes a las realizadas en España. Y aunque algún autor se ha atrevido a ver en esta pintura aspectos itálicos, es curiosos advertir que nadie ha proseguido con ese argumento, al carecer de relación directa la preciosa dalmática con cualquiera de las obras que realizara en aquel periodo.

El segundo de los cuadros es San Jerónimo penitente, una potente obra de indudable efecto reflexivo en la que sorprende el elaborado cuerpo del santo en sus proporciones, masas musculares, cromatismo de la piel y posición anatómica. Se observa un gran contraste entre el convulso movimiento del tronco y la relajada mano que ase la piedra con la que se golpea el pecho. Mientras la cara del santo parece estar tan relajada y profundamente ensimismada en el crucificado que parece carecer de temporalidad, en medio de un tránsito espiritual que le trasciende.

Bien merece la pena disfrutar de la emotiva presencia de unas obras de arte únicas que, en cierta manera, coetáneas con el apogeo urbano de Vegueta ilustran el arte de ese periodo con la grandeza de ser, tras las cuatro centurias que han pasado, iconos del esplendor cultural de aquellos siglos que hemos dado en denominar el Siglo de Oro.

José Luis Gago es comisario de la exposición 'El Greco: oro y tinieblas'.

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