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Entrevista. Director de casting

Diego Betancor: "Fue romántico rodar un filme basado en el suceso de 'Moby Dick"

"Me da rabia que los productores de las Islas no estén sabiendo aprovechas los incentivos para apostar también por los cineastas canarios", confiesa el el especialista

Diego Betancor: "Fue romántico rodar un filme basado en el suceso de 'Moby Dick"

"Fui un niño al que le gustan mucho las películas, como tantos otros, con la suerte de que un día, mientras estaba en Madrid en un torneo de esgrima, me topé con una Postalfree que informaba sobre una escuela de cine para niños llamada Orson The Kid. Aquella postal cambió mi vida. Me matriculé con doce años. En 2004 hicimos El guardavías, la primera película hecha por niños en España; en 2007 dirigí y escribí allí mi primer largometraje, Los veraneantes. En total rodé diez cortos y dos largos". Tras la experiencia en Orson The Kid, Diego Betancor (La Laguna, 1989) dirigió -con solo diecisiete años- un certamen innovador, el festival de cine Ateneo Coste Cero de La Laguna, para películas con un coste inferior a dos mil euros y sin ayudas públicas. "Lo dejamos por falta de apoyo institucional, y eso que era de los más rentables, por lo poco que costaba (18.000 euros) y la repercusión que tenía". Antes de los veintiún años el lagunero rodaría otros seis cortometrajes.

Como director de casting y en equipos de dirección de películas, Diego Betancor ha trabajado en una treintena de anuncios publicitarios y once largometrajes. Entre ellos, casi todos los más importantes rodados estos años: Ira de titanes (Jonathan Liebesman, 2012), El dictador (Larry Charles, 2012); A todo gas 6 (Justin Lin, 2012); [REC]4: Apocalipsis (Jaume Balagueró, 2014); Exodus: Gods and Kings (Ridley Scott, 2014); Nadie quiere la noche (Isabel Coixet, 2015); Don´t Grow Up (Thierry Poiraud, pendiente de estreno); Cómo sobrevivir a una despedida (Manuela Moreno, pendiente de estreno) ; Palmeras en la nieve (Fernando González Molina, pendiente de estreno); En el corazón del mar (Ron Howard, pendiente de estreno); Proyecto Lázaro (Mateo Gil, en producción).

Betancor se siente hoy ante una etapa profesional estimulante en la que quiere combinar trabajos de casting con nuevos proyectos propios a través de la productora El Apartamento Films. En paralelo, mantiene el proyecto La bici de E.T., con el que ya ha impartido formación a niños en Bogotá y Río de Janeiro. "Dar formación audiovisual desde edades tempranas me parece fundamental, aunque es un tema en el que ahora, por falta de tiempo, no puedo profundizar".

¿A qué se dedica un director de casting en el contexto del cine que se rueda en Canarias?

En mi caso, desempeño dos tareas diferentes, selecciono actores y trabajo con los figurantes en el departamento de dirección de la película. Mi escuela es la inglesa, que tiene un nivel de exigencia mayor que el estándar español. Me gusta trabajar con la productora de Adrián Guerra porque lo entiende igual. La forma de tratar a los figurantes, la valía que se les da y el reconocimiento a tu trabajo para conseguirlos es diferente. Es necio tratar a la figuración como un bulto, y peligroso infravalorarlos, porque puede ser un grupo humano muy numeroso con influencia en el ambiente del rodaje. Y una mala dirección de los figurantes se percibe en la pantalla.

¿Cómo llegó a trabajar en esta especialidad?

Iba a ser chófer en Ira de titanes, pero el destino hizo que pudiera entrar haciendo casting en el departamento de dirección. Así fui encadenando las películas. Aquella oportunidad me llegó con veinte años, en un momento en que estaba dispuesto a trabajar hasta el final en lo que fuese.

Y hoy, con veinticinco años, es el director de la principal plataforma de casting para películas de las Islas.

La evolución natural es que Casting Canarias se convierta en una empresa. Considero importante diferenciarme de las agencias, porque nosotros no representamos a personas ni cobramos una comisión por quien trabaja a través nuestro. A mí me paga la productora por hacer mi trabajo y al actor o figurante por hacer el suyo. Considero que trabajar así es un paso importante para profesionalizar el sector, tanto en publicidad como en cine, muchas veces he echado en falta transparencia en este asunto.

¿Dónde están las mayores dificultades de su trabajo?

Cualquier director de casting tiene una agenda enorme de actores o de personas con posibilidades para participar en papeles de figuración. Pero ocurren dos cosas, por un lado, que muchas veces se piden perfiles que no tienes, lo que automáticamente obliga a seguir haciendo pruebas. Por otro, la captación de figurantes es, por definición, un trabajo de campo. Las bases de datos no tienen sentido, porque la gente cambia, engorda, adelgaza, se cambia el pelo, cambia su disponibilidad laboral. Necesitas tener fotos recientes, la búsqueda es constante.

¿Dónde realiza las pruebas?

Allí donde se vaya a rodarse, es lo orgánico. En Cómo sobrevivir a una despedida, por ejemplo, hubo que hacerlo en Maspalomas a las Drag Queens de allí. Muchas veces ayuntamientos y cabildos colaboran cediendo sus espacios, aunque a veces alquilamos salas de hotel.

Tengo entendido que el caso de En el corazón del mar

Así es, porque necesitábamos gente con conocimientos de navegación y que no marease, porque iban a estar trabajando en un barco un mes y medio durante doce horas diarias. Nos tocó hacer casting en cuatro islas, La Gomera, Tenerife, Gran Canaria y Lanzarote, no solo a actores, sino también a marineros reales. Siempre mantienes la ilusión de encontrar el talento escondido. Al final seleccionamos a cuatro actores canarios para papeles de reparto, Santi López, Nordin Aoures, Víctor Esteban y Henrique Da Fonseca. Llegaron a rodar en Londres, donde se filmaron los interiores del barco.

¿Cuánta gente ha pasado por delante de su cámara en estos cinco años?

Cerca de veinte mil solo para optar a ser figuración, no sé dar una cifra más aproximada. Lo que se conservan son las listas de castings de cada proyecto. En la publicidad para una marca alemana en que ando ahora he visto a doscientas cuarenta t cinco personas. Para En el corazón del mar vimos a trescientas cincuenta solo para actores en el barco y a tres mil doscientas para trabajar como extras.

¿Considera el filme dirigido por Ron Howard su mayor reto profesional?

Y el más gratificante. Tuve la suerte de poder hacer, con veintitrés años, un casting en Madrid a muchísimos nombres del cine español a los que siempre he admirado para un rol secundario. Al final fue Jordi Mollá. Fue un aprendizaje de gigante.

Es la última superproducción de Hollywood rodada en las Islas y retrasa su estreno al 11 de diciembre después de anunciarlo para este mes de marzo.

El propio Ron Howard lo escribió en su cuenta de Facebook. Al parecer, no solo es por lo que los americanos llaman el "Award Season", la "temporada de premios", que hace más interesantes los estrenos a final de año. Él mismo se expresó favorable al cambio, por la calidad de la película.

¿Cuáles son sus expectativas ?

Estuve las cinco semanas de rodaje en el set e intuyo el resultado de un trabajo bien hecho y con muy buena energía.

¿Qué recuerdos conserva de esa filmación?

En esa película trabajé primero haciendo el casting de actores durante cuatro meses y medio, trabajando con Nina Gold, una muy prestigiosa directora de casting de Hollywood. Luego continué otros tres meses en el equipo de dirección. Fue una película mágica, por el lugar, que tiene menos habitantes en el mes de octubre que el equipo de rodaje que se instaló, y por u gente, que se volcó con nosotros. No fue un trabajo nada estresante, nos contagiamos del ambiente tranquilo de La Gomera, terminando cada noche con una cerveza en el bar La Chalana de Playa Santiago.

¿Hubo alguna circunstancia que la hiciera diferente?

El equipo inglés y americano en esta película trataba al equipo local con muchísimo respecto, a su mismo nivel, eso fue especial. Tuve la ocasión de reunirme con Ron Howard para hablar de la figuración y me hablaba con mucho entusiasmo de cómo quería a cada uno de los personajes que íbamos a seleccionar. Fue un reto rodar escenas en La Gomera como si fuera un poblado de Ecuador. Porque no solo era lograr a los figurantes con esa apariencia física, también es dirigirlos para que resulte creíble. Hicimos un casting de mil doscientas personas en Playa Santiago, porque por motivos logísticos lo más práctico era contar con gente del lugar. Pero debimos recurrir a personas de fuera, y sesenta figurantes vinieron de Tenerife.

¿Qué tiene de especial trabajar con la figuración?

Es gente que no pertenece al oficio y viven los rodajes con una ilusión y emoción tremendas. Para ti quizás sea la novena semana, estás deseando que se acabe, pero para él es el primer día de rodaje de toda su vida. Esa energía te contagia y ayuda a seguir. Hay muchas historias bonitas detrás.

La historia de En el corazón del mar está basada en el suceso que también inspiró a Melville para En el corazón del marMoby Dick

Sí, claro. Nos hacía gracia a todos. Había también algo romántico en participar en un rodaje de un suceso tan parecido al de la película de John Huston y Gregory Peck sesenta años más tarde.

¿Qué me puede decir de sus películas con Adrián Guerra?

Trabajar con Adrián Guerra es muy estimulante y gratificante. Su carrera es inspiradora para la gente joven, un claro ejemplo de que el trabajo puede hacerse bien. Ha sabido aprovechar como ningún otro las ayudas que tenemos en forma de incentivos fiscales. Me da rabia que los demás productores canarios no estén sabiendo aprovechar estas ayudas para apostar también por los cineastas locales.

¿Cómo fue el rodaje de Palmeras en la nieve

Emocionante. Lo que se ha conseguido es increíble. Es verdad que es una película de presupuesto ambicioso, pero también que el nivel de entrega del equipo ha sido enorme. De las diez semanas de rodaje, más de la mitad fueron en rodaje nocturno, algo especialmente duro, y con dos mil quinientos figurantes de Gran Canaria para recrear Guinea Ecuatorial en el pasado, es decir otra época y otro país. Para mí eso fue un estímulo fundamental. Ocurrió algo similar a lo que contaba antes con En el corazón del mar cuando debimos recrear el poblado ecuatoriano en La Gomera. La figuración me gusta cuando es un elemento artístico que suma a la película. En Palmeras en la nieve los extras fueron tan importantes como los decorados de Antón Laguna. Él fue capaz de hacer Bissappoo y Sampaka en la finca de Osorio de Gran Canaria, y nosotros llenamos esos decorados con gente de manera que fuera verosímil. El rodaje nos costó mucho sudor, siempre con la sensación de que llegábamos a los plazos a última hora.

¿De cuántas personas estamos hablamos?

Estaban los nativos de piel negra y los colonos blancos. De origen africano trabajamos con entre setecientas y ochocientas personas diferentes en Gran Canaria. Hubo secuencias, como las que rodamos en Sardina del Norte, que contaban con quinientos figurantes diarios. No sé cuánta gente de piel negra hay censada en la Isla, pero mi impresión es que no se nos quedó nadie fuera. Y no todo valía. El sesenta por ciento de lo que vimos no cumplía el perfil. Eso hacía el trabajo más espectacular.

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