Cuando el fotógrafo Ángel Luis Aldai cristalizó por primera vez su visión de los riscos, esa estampa colorista de casas imbricadas a lo largo de San Roque, San Juan, San Nicolás y San José, no imaginó que, 20 años después, regresaría con su cámara a seguir las sombras desordenadas de la atalaya. Pero así surgió El risco revisitado, una nueva mirada sobre el entramado urbano más simbólico, singular y anárquico, que arropa las laderas que circundan la parte baja de la capital grancanaria. Pero, esta vez, retratados desde dentro.

La exposición se inaugura esta noche, a las 20.30 horas, en la Galería Manuel Ojeda, a partir de una idea del propio galerista, quien sugirió al fotógrafo la posibilidad de "ahondar en aquella primera toma de contacto con los riscos". "Le di varias vueltas a esta propuesta expositiva y decidí entrar en sus calles como en un proceso de búsqueda, tratando de dar una nueva vida a los riscos, sin repetir las tomas anteriores, que hice desde fuera", explica. "Al recorrer sus callejuelas, sus pasillos y sus escalinatas, decidí que esta vez reflejaría los riscos desde dentro", revela. "Prácticamente, todo lo que se ve cuando uno transita por sus rincones".

El resultado es una miscelánea de 40 fotografías que son 40 fragmentos robados desde las entrañas de las lomas. "Me fui fijando en esos paños de colores superpuestos en las casas de los barrios de esa manera tan artística, tan naíf, y me limité a fotografiar abstracciones de sus muros, plasmarlas y acrecentarlas para que se perciba el detalle, siempre basándome en el arte creativo de la gente que habita los riscos", indica el fotógrafo. Así, los riscos que revisita Aldai rezuman en sus fotografías la hondura de sus contrastes; la fuerza de los colores primarios con que los vecinos vistieron sus casas y el caos de líneas geométricas que sigue la trayectoria irregular del relieve.

Precisamente, la disposición de las fotografías en la Galería Manuel Ojeda intenta emular el recorrido azaroso de los riscos, de manera que una de las secuencias de la exposición se eleva por encima del resto, como si las imágenes desfilasen a lo largo de la loma.

Para obtener la potencia cromática que desbordan sus fotografías, que se acercan casi a la pintura, Aldai tomó prestada la primera luz de la mañana, cuando se desperezan los riscos. Y como elemento común, un cielo azul intenso, como un tercer o cuarto color en la paleta de tonalidades que envuelve los paisajes, como los que pintaba Jorge Oramas en los años 30. "Admiro muchísimo a Oramas, sobre todo, por la luz tan poderosa que desprenden sus pinturas", afirma Aldai. "Creo que mis fotografías tienen esa luz cálida y atlántica que tanto vislumbró Oramas y que es lo que favorece ese cromatismo tan potente y ese perfilado de las sombras". El estilo de Aldai se nutre también del expresionismo abstracto americano, que descubrió a finales de los 80 en los museos de Nueva York, en artistas como el fotógrafo suizo René Burri. "Me fascina mucho por su percepción del negro y lo utilizo para aprovechar la sombra que arrojan las paredes de los riscos, que yo convierto en un color prácticamente negro y, así, voy ganando una paleta de colores a todos sus rincones".

Y todos estos elementos que confluyen en El risco visitado son a un tiempo las razones por las que Aldai confiesa: "Amo los riscos profundamente". "Esas casas edificadas lejos de parámetros arquitectónicos, inspiradas sólo en arquitectura popular, tienen una majestuosidad y una calidad impresionantes", revela. "Los riscos están llenos de rincones magníficos, su espíritu original es lo que le da tanto encanto y eso es lo que he tratado de mostrar con esta exposición".