La imagen que el gran público tiene de Alcott se desprende de un libro de espantoso título que muchos no han leído ni leerán: Mujercitas. Pero, más allá, Alcott era una luchadora abolicionista y sufragista. Tenía incluso una faz secreta que pocos conocen, ya que la construyó amparada en pseudónimos: la escritura de narraciones góticas . Así es la protagonista de Un susurro en la oscuridad: una mujer, encerrada bajo siete llaves por un médico.
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