La actriz Chus Lampreave, una secundaria de lujo en la treintena de películas que hizo y especialmente popular a partir de sus trabajos con Pedro Almodóvar, falleció ayer a los 85 años en Almería, donde residía su hijo.

María Jesús Lampreave debutó en 1958, de la mano del director Jaime de Armiñán, que la introdujo en la televisión y con el que rodó en cine Mi querida señorita (1971), El amor del capitán Brando (1974) y Nunca es tarde (1977). En el cine debutó con un pequeño papel en El pisito (1959) de Marco Ferreri. Fue requerida por Berlanga para la saga naciona -La escopeta nacional (1977), Patrimonio nacional (1980) y Nacional 3 (1982)- y sus Moros y cristianos (1987) y Todos a la cárcel (1993). Fernando Colomo, Fernando Fernán Gómez, Santiago Segura o Antonio Mercero también se rindieron a su talento.

Casi siempre encarnó a personajes secundarios en la treintena de películas hechas aunque su papel de abuela pasota la convirtió en una actriz popular, especialmente entre el público joven de los años ochenta, cuando empezó a salir en las películas de Pedro Almodóvar, con quien trabajó en seis películas, Chus Lampreave fue una de las primeras y más genuinas chicas Almodóvar, aunque a menudo en sus películas hizo de abuela, y ha arrancado carcajadas con su humor natural, su capacidad para convertir en míticas las frases de sus personajes y, cómo no, sus gafas de hipermétrope.

Muchas de esas frases forman parte ya del patrimonio emocional de cualquier cinéfilo, como la de su celebrada portera cotilla de Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988): "Yo soy testigo de Jehová y mi religión me prohíbe mentir".

Pero también el Uy, se me olvidaba que soy diabética, que dice la terrorífica abuela de Qué he hecho yo para merecer esto (1984) o el Cállate ya, cara de ladilla, que le espeta a Rossy de Palma en La flor de mi secreto.

A Almodóvar le dijo dos veces no, en Pepi, Luci, Bom... (1980) y en Laberinto de pasiones (1982). Y a la tercera fue la vencida. Su sor Rata de Callejón de Entre tinieblas (1983) fue su primer personaje con el director manchego. A partir de entonces, se hicieron inseparables.

Rodaron juntos ocho películas en total. Aunque no está en Julieta, que se estrena esta semana, fue la madre de Eva Cobo en Matador (1986) y la tía Paula de Volver (2006). Con el personaje de portera hizo casi un género propio, en el que reincidió en Hable con ella (2002) y Los abrazos rotos (2009).

Fueron estos personajes los que convirtieron a Lampreave en una de las actrices más queridas por el público, a pesar de que siempre estuvo en segunda fila. Pero su carrera va mucho más allá, con más de 80 producciones de cine y televisión y una capacidad para seducir a los más grandes cineastas.

Su único Goya, como mejor actriz de reparto, lo obtuvo gracias a su doña Asun de Belle Époque (1992), la película que le valió el Óscar a Fernando Trueba, con quien también rodó El año de las luces (1986) y El artista y la modelo (2012).

Y con José Luis Cuerda formó parte del equipo de una de las comedias de culto españolas, Amanece que no es poco (1989), donde interpretaba la madre de Nge Ndomo, el único negro del pueblo.

En los últimos años encontró un nuevo filón en la publicidad, eso sí, siempre con firma de autor: el anuncio de Campofrío dirigido por Benito Zambrano en 2014 o el de KH7 que filmó Juan Antonio Bayona, para el que recuperó sus clásicas gafas de aumento.

El director José Luis Cuerda lamentaba ayer la muerte de la actriz "Era de esos actores que ni interpreta ni opina sobre los personajes, sino que 'se hacen' ellos; ya no hay actores de esos, de verdad, pero ella era así". El director de La lengua de las mariposas recordó que "Chus era muy amiga de Elena Santonja y Jaime de Armiñán, y de ahí, le vino lo de empezar a actuar".

Otro director, Gonzalo Suárez, l consideró que la muerte de Lampreave es una "gran pérdida", la de una actriz "de un carácter específico e irrecuperable, como fue Luis Ciges (Madrid, 1921-2002)". "Son ese tipo de actores que tienen una personalidad única y se le va a echar mucho de menos".