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Un intenso decálogo de perversiones

La británica PJ Harvey sigue la misma estela de su célebre álbum 'Let England shake'

Un intenso decálogo de perversiones

Su anterior disco, Let England Shake, fue considerado como uno de los mejores trabajos de 2011 de forma unánime. Y a sabiendas de la excelente acogida que tuvo dicho experimento en el que la cantante británica optaba por una propuesta más heterogénea que en sus otros anteriores trabajos, la autora de Dry vuelve a repetir la fórmula en su novena obra de estudio cuatro años después.

Acompañada de prácticamente los mismos músicos que entonces, PJ Harvey confecciona un disco de rock en el que juega y altera gran parte de los estilos musicales que forman parte de la historia misma de este género.

El disco comienza con The comunnity of hope, una suave melodía que parece sacada de la primera Patti Smith y cuya letra -a la que hace referencia el título del trabajo- surgió tras realizar un viaje a Washington DC y conocer directamente un polémico proyecto social a través del cual el ayuntamiento de dicha ciudad pretende limpiar aquellas áreas de altas tasas de criminalidad. Chain of keys es otra manera de revitalizar el country, mientras que River anacostia supone entrar en la experimentación en un gospel de lo más inquietante. Lo mismo ocurre con el blues de The ministry of defence. Y el potente rock de The wheel.

La cantante muestra sus grandes posibilidades en títulos inclasificables como A line in the sandas o Medicinals que recuerda sus fenomenales inicios. El disco se cierra con la minimalista, Dollar dollar a un paso del jazz contemporáneo. Un total de once canciones en las cuales, una vez más, la musa del rock contemporáneo pervierte los cánones del género que ella misma representa.

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