Julie, el primer largometraje dirigido por la directora canaria Alba González de Molina vuelve de Málaga a casa con dos premios tras competir en Sección Oficial con grandes títulos. Julie es una película "fuera de cobertura", rodada en una eco-aldea en el norte de España.

La película rodada con un discreto presupuesto y con un equipo de profesionales formados pero sin mucho recorrido, ha conseguido destacar entre el resto de operas primas, ganando el Premio Asescan Andalucía a Mejor Opera Prima.

Silvia Maya, joven actriz nacida en Barcelona (1986), ha conseguido el Premio a Mejor Actriz de Reparto por su papel como Victoria, profesora de la escuela libertaria de la ecoaldea en la que se desarrolla la trama. Silvia cursó estudios en La Casona y Quince de octubre. Desde su llegada a Madrid, hace siete años, complementado su preparación con Bob McAndrew y Christopher Geitz. En teatro ha trabajado recientemente en" Esquizofrenia", "Se nos va la pinza" y "Ruta 6,8" de Eva Redondo y "Todo es mentira", dirigida por Quino Falero, la cual se encuentra actualmente en cartel en el Teatro Lara de Madrid. Ha rodado más de una docena de cortometrajes, y ha protagonizado una web serie para Hoss Intropia pero Julie es su primer largometraje.

La directora Alba González de Molina asegura que "estábamos ya muy contentos y agradecidos por haber sido seleccionados en el Festival de Málaga, por lo que recibir estos premios nos llena de satisfacción. Ha sido inesperado. "

La joven cineasta Alba González de Molina (1989, Las Palmas de Gran Canaria), codirigió en 2012 su primer largometraje documental Stop! Rodando el Cambio, junto a Blanca Ordóñez, que obtuvo un enorme éxito en redes sociales (más de 125.000 visitas en Youtube), además de su paso por numerosos festivales internacionales en un circuito alternativo de gran visibilidad a nivel mundial.

En 2014 Alba González de Molina escribe y dirige Julie, su primer largometraje de ficción. El rodaje de Julie tiene lugar en una ecoaldea del Bierzo, a más de 1.000 metros de altura, en la que la mitad de los habitantes son de origen alemán. Es toda una aventura: el equipo, compuesto en su mayoría por mujeres, se adecúa a las "normas" del pueblo, respetando su forma de vivir. Sólo se utilizan generadores en las jornadas nocturnas y se transporta el material de rodaje en tirolinas o carretillas. El 80% de la energía usada para la película es la energía solar de las casas de los vecinos. La película se rueda sin wifi, sin cobertura, sin corriente eléctrica, sin aseos, sin comodidades. Se rueda de otra manera, al igual que se puede vivir de otra manera

Alba y la actriz protagonista, la francesa Marine Discazeaux, viajan a la aldea un año antes y permanecen varias semanas allí para establecer lazos, empaparse de su forma de vida y convencer a la comunidad sobre la idea de la película. El rodaje es diferente: el equipo vive durante un mes en condiciones muy distintas a su vida ordinaria, lejos de casa y sin comunicación de ningún tipo como internet o teléfono móvil. La directora quería sacar a la protagonista de su lado de confort y llevarla al extremo, alejada de su contexto social, a un pueblo aislado. La aldea es un lugar mágico, con casas torcidas de madera, mal hechas, con tejados octogonales que recuerdan a las casas de brujas. Están desperdigadas a lo ancho y largo de la loma de la montaña, escondidas entre la maleza que todo lo inunda. Los habitantes de la aldea viven con una estructura social consensuada basada en la autogestión y la autosuficiencia, y se organizan asambleas semanales para resolver sus conflictos y tomar decisiones comunitariamente.