La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

lecturas novedades

La palabra para mundo es bosque

Dos novedades literarias nos invitan a descubrir al hombre verde que todos llevamos dentro: 'Un año en los bosques' de Sue Hubbell y 'El árbol' de John Fowles

La palabra para mundo es bosque

Tomo el título de este artículo de la novela de Ursula K. LeGuin The Word for World is Forest (La palabra para mundo es bosque, traducida en España como El nombre del mundo es bosque), que narra la historia de Nueva Tahití, un planeta que está a años luz de la Tierra, cuya superficie es en su mayor parte agua, mares pocos profundos, interrumpidos aquí y allá por una maraña oscura de árboles, espesa e intrincada: "Todo lo que había aquí había sido traído de la Tierra alrededor de un millón de años atrás, y la evolución había seguido pautas tan similares que uno reconocía inmediatamente cada especie: pino, roble, nogal, castaño, abeto, acebo, manzano, fresno; ciervo, pájaro, ratón, gato, ardilla, mono". La relación de los habitantes de Nueva Tahití con los bosques es muy estrecha, por eso cuando los colonos llegados de la Tierra comienzan a desforestarlos surgen los primeros conflictos.

No es difícil ver en la novela de LeGuin (que, dicho sea de paso, me subyugó y me hipnotizó a partes iguales cuando la leí por primera vez en 1987 en la traducción canónica de Matilde Horne para Minotauro) una metáfora de la deforestación y subsiguiente erosión que la mano del hombre ha causado a la Tierra a lo largo de muchos siglos. Para la generación entrante, si no se remedia esta situación, la palabra para mundo será desierto. Por eso, hay que saludar la publicación de dos libros que vienen a fortalecer nuestro vínculo con la naturaleza y nos recuerdan el placer que produce perdernos en ella: Un año en los bosques (Errata naturae), de Sue Hubbell y El árbol (Impedimenta), de John Fowles.

El libro de Sue Hubbell es un clásico indiscutible de la llamada nature writing, especialmente fructífero en Estados Unidos gracias a autores como Henry David Thoreau, John Muir, Doug Peacok, Dan O'Brien o Edward Abbey. Hubbell trabajaba como librera y bibliotecaria hasta que un día se hartó de la vida urbanita, interesada únicamente en estimular a las personas para que compren y consuman productos, aunque no sean necesarios. Todos soñamos, por unos minutos, que salimos corriendo del trabajo, y nos vamos a vivir a un lugar remoto. Hubbel no sólo lo soñó, sino que lo consiguió. Ella y su marido Paul compraron un terreno en las montañas de Ozarks, al suroeste de Misuri, donde se dedicaron a criar abejas y cosechar miel en medio de la naturaleza salvaje.

Un año en los bosques es una cosmogonía de la vida en el campo (que no todos resisten, como el marido de la autora que la abandonó al poco tiempo), y cada uno de los árboles, animales e insectos que Hubbel va descubriendo poco a poco, representa, a su vez, otro universo completo y perfecto: "Durante los últimos doce años he aprendido que los árboles necesitan espacio para crecer, que los coyotes cantan junto al arroyo en enero, que en el roble sólo se puede clavar un clavo cuando está verde, que las abejas saben más que yo sobre la fabricación de la miel, que el amor puede convertirse en tristeza y que hay más preguntas que respuestas". El libro de Hubbell es una obra sembrada de pequeños e inopinados momentos de epifanía e introspección conmovedora.

La naturaleza no sólo resarce de la soledad, también es fuente de inspiración, como sostiene John Fowles en El árbol, un libro que devuelve la mirada a los pequeños espacios naturales donde se desenvuelve nuestra existencia: "Los primeros árboles que recuerdo haber conocido bien fueron los manzanos y los perales que había en el jardín de la casa en que crecí". Para el autor de El coleccionista el jardín es un escenario arbóreo "que espera pacientemente la llegada de los actores. [...] El arte y la naturaleza son hermanos, ramas de un mismo árbol". El árbol es una obra que participa de la memoria personal, la crítica de arte, la divulgación de la naturaleza y la poderosa invitación a descubrir al hombre verde que todos llevamos dentro.

Compartir el artículo

stats