Allied ya prepara las maletas para marcharse. Incluso el propio Brad Pitt la introdujo ayer en un vehículo aparcado en la calle Muro, pagó el taxi en el que viajaba y caminó abrochándose la chaqueta hasta una sala de baile. O por lo menos eso era lo que interpretó anoche en la primera de las escenas que el equipo de la producción estadounidense filmó en la zona de la plaza de Cairasco, que vivió ayer la tercera jornada del rodaje que finalmente se alargará un día más en la capital grancanaria. El equipo técnico abandona las calles del casco histórico para regresar durante la tarde de hoy a la terminal de Gesport Atlantic, situada en el muelle de Gran Canaria del Puerto de La Luz, para grabar los últimos detalles del largometraje en la Isla. Después pondrá rumbo a Fuerteventura, donde la película seguirá cogiendo forma a lo largo de la presente semana.

La jornada dominical comenzó tarde. Brad Pitt, quien interpreta al espía de los aliados Max Vatan durante la II Guerra Mundial, se paseó entre las calles adyacentes al cauce del barranco de Guiniguada sobre las siete tarde. Con una taza termo en sus manos, mantuvo un diálogo con el director del film, el oscarizado Robert Zemeckis por Forrest Gump, para preparar la escena que se iba a empezar a grabar casi tres horas después. Con camiseta blanca, pantalón vaquero, gorro y gafas de sol, el actor ensayaba los movimientos que después repetiría ya con las cámaras preparadas. Sin embargo, la caracterización iba a ser totalmente diferente. Se quitó la ropa informal con la que se presentó y se vistió con un traje de época.

La grabación dio comienzo en la citada calle Muro cuando el reloj picaba ya las diez de la noche. Por allí apareció Pitt subido en un taxi lleno de polvo en la chapa, que paró frente al Centro de Iniciativas de La Caja de Canarias (Cicca), convertido en una oficina postal de la ciudad marroquí de Casablanca, en la que está ambientada la película. El actor se bajó del automóvil, pagó la carrera al chófer y con una maleta de madera en su mano izquierda se dirigió a otro vehículo que permanecía aparcado en el cruce con la calle Remedios, donde dos moros eran testigos de todo lo que ocurría mientras tomaban un té y fumaban de una cachimba sentados en una terraza. Todo sucedía bajo los focos que alumbraban el epicentro de la escena, cuando ya la oscuridad se había adueñado del cielo de la capital.

En el margen derecho de la calle estaba estacionado el coche al que se encaminó la estrella de Hollywood, el mismo que condujo el pasado sábado en las inmediaciones de la Fábrica de Hielo del Puerto donde se rodó la segunda jornada. Abrió el portabultos e introdujo la valija. Entre hileras de camellos, automóviles clásicos y decenas de personas caracterizadas con vestimentas de mediados del siglo XX, puso rumbo a la Alameda de Colón. En el paseo de unos 15 metros cruzó con paso decidido la intersección que une Muro, Remedios, San Nicolás y General Bravo mientras se abrochaba el botón superior de la chaqueta blanca que vestía. Enfrente estaba el Rivoli, una especie de salón de bailes, al que se adentró tras toparse con dos oficiales del ejército nazi que salían del edificio. En la puerta, saludó a los porteros despegándose ligeramente el sombrero de la cabeza y se introducía en un mundo que se descubrirá cuando se estrene la película en noviembre.

Ahí acababa la primera de las escenas que el equipo de Allied grabó anoche, que se preveía larga, como ya anunciaba algunos de los trabajos. Y es que hasta altas horas de la noche la ciudad seguiría acogiendo una de las mayores producciones que se han realizado en Canarias. El rodaje ha puesto patas arriba media ciudad, desde las proximidades de la calle Canalejas, que el pasado viernes se disfrazaron de pequeñas callejuelas marroquíes que contaban con todo lujo de detalles; pasando por Malteses, que ese mismo día asistió a la grabación de un camión circulando entre los tradicionales comercios, cuyos anuncios fueron sustituidos por cartelería en francés y árabe; la Fábrica de Hielo del Puerto, conquistada el sábado por el ejército nazi que instaló allí su cuartel general; y, por último, la plaza de Cairasco, que anoche dio vida al ajetreo de las calles magrebíes rodeadas de terrazas como la del Hotel Madrid, que por un día pasó a llamarse 'Café de la Place'.

Aunque el equipo técnico aún permanecerá un día más en la capital grancanaria. Durante la tarde de hoy está previsto que acudan al recinto portuario, en el que ya grabaron el pasado viernes entre los escenarios construidos junto a los astilleros. En la zona grabarán las últimas tomas de esta película en Gran Canaria, según han indicado varias fuentes. Y después seguirán con el rodaje en la isla de Fuerteventura. Todas estas grabaciones serán ensambladas con las que la productora ya realizó en Londres para conseguir un producto final en el que el espectador no logrará diferenciar donde se han tomado las diferentes escenas.

Cuando el film se proyecte en las salas de cine llegará el momento de hacer balance de lo que ha significado la llegada de Brad Pitt, quién ha hecho las delicias de sus seguidores, y la actriz francesa Marione Cotillard, que la noche del pasado sábado interpretó uno de los principales escenas junto al actor norteamericano, en la que ambos salían de la Fábrica de Hielo con sendas escopetas en mano.

Uno de los medios internacionales que ya se ha hecho eco del acontecimiento es el rotativo británico Daily Mail, que desvela la trama de la película: dos asesinos -Pritt interpretando al espía Max Vatan y Cotillard a la agente doble Marianne Beausejour que trabaja para los nazis- se enamoran durante una misión para matar a un embajador alemán escondido en Casablanca. El periódico apunta que los dos protagonistas acaban casados y formando una familia, momento en el que Vatan descubre que su mujer puede ser una espía nazi. Precisamente Cotillard conoció anoche que Juste la fin du monde, la película de que también es protagonista, ganó el Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes desde donde viajó el pasado viernes a Gran Canaria para el rodaje de Allied.