La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

cómic

La pesadilla tecnológica

Cíborg, el personaje más enigmático de La Liga de la Justicia, se enfrenta a una plaga de mutantes de origen informático

Una de las viñetas de 'El hombre dentro de la máquina'. LP / DLP

De la docena de superhéroes que forman parte de la asociación La Liga de la Justicia, pocos resultan tan interesantes y enigmáticos como Cíborg. Sin embargo, y a diferencia de sus compañeros Superman, Batman, Wonder Woman, Flash o Linterna Verde, las peripecias de este joven, mitad hombre y mitad máquina, no se han prodigado como merecen tanto en el séptimo como en el noveno arte. La única excepción podría situarse, entre otros casos que quedan casi como anécdotas, tanto en la saga anteriormente nombrada, como en la magnífica Nuevos Titanes de Marv Wolfman y George Pérez en las cuales han transcurrido la mayoría de sus peripecias.

Sin embargo, y para subsanar esta injusticia, aquí llega el primer volumen de esta serie que ha sido dibujada por Ivan Reis, complementado por las tintas del siempre genial Joe Prado y ayudado también por Felipe Watanabe y Eduardo Pansica. Víctor Stone, el protagonista, es un joven atleta prometedor que mantiene una relación distante con sus padres, prestigiosos científicos que trabajaban en los famosos laboratorios S.T.A.R. Tras un desgraciado accidente, su progenitor, Silas, desesperado y sin autorización, usa la tecnología experimental cibernética para reconstruir el cuerpo de su hijo con un marco de molibdeno hecho con polímeros de acero especiales y plásticos. En los seis primeros capítulos de este primer volumen, el protagonista tiene que hacer frente a una amenaza nunca antes vista, un colectivo de seres orgánicos, una especie de mutantes alienígenas que han sido contagiados por un virus tecnológico. La lucha que mantiene, tanto el propio Stone como sus aliados los Metal Men, se va haciendo cada vez más despiadada y acaba con la muerte, por tercera vez desde que fuera creado, del superhéroe. Sin embargo, justo en ese momento, entra en funcionamiento un sistema operativo secundario que le regenera, le da un aspecto nuevo, y algunas habilidades mucho más avanzadas de las que tenía en ese momento.

Esto es, a grandes rasgos, el argumentos de El hombre dentro de la máquina. Pero, una vez más, lo más interesante consiste en la habilidad de la que hace gala el guionista David F. Walker para introducir en el argumento el fluir de la conciencia del protagonista con unos diálogos con su yo interior realmente cautivadores que sus creadores subrayan con tinta roja. Es en esos momentos, cuando Stone reflexiona sobre su insólita condición a medio camino entre ser humano y máquina, cuando la obra adquiere una dimensión mucho más profunda y filosófica con momentos que podría haber firmado el propio Philip K. Dick.

Pero, más concretamente, toma gran parte del protagonismo una pesadilla realmente oscura y recurrente sobre la lucha de Cíborg contra su propia condición. Destacar, por otro lado, que este primer volumen se lee con una soltura e interés pocas veces vistas últimamente en este género. Un título que nos devuelve el sutil barroquismo de la edad dorada de DC.

Compartir el artículo

stats