El grupo madrileño Juventud Juché se ha convertido en una de las revelaciones más interesantes de este país con sólo dos álbumes publicados. Y lo han conseguido gracias a la asimilación de unas influencias siempre deliciosas que recibe con agrado ese melómano que ha convivido con el desarrollo de la música independiente anglosajona durante las tres últimas décadas. Una propuesta tan culta como encantadora al que añaden unas letras inteligentes que vasculan entre lo cotidiano y lo paranoico. Sucede desde el primer tema, Pasos, que contiene el melodramatismo de los mejores Birthday Party de Nick Cave con ese crescendo noise envolvente y embriagador. Le sigue un tema arty, En tu casa, con la estructura matemática de los que hacían galos Girls Against Boys y que se une de forma sutil a Un año que desprende la misma locura metafísica de los primeros Talking Heads.
Pero también hay momento de contención rítmica. Así sucede en Fuera que podría pasar por uno de los instantes más placenteros de la no wave de formaciones tipo Teenage Jesus & the Jerks o Material. O Niebla con una base rítmica hipnotizante cercana a los mejores momentos de PIL. Por otro lado, cuando se introduce por estructuras algo más complejas como Bien, Miedo o Todo el rato salen a relucir el aroma de formaciones nacionales tan reivindicadas como Mar Otra vez o Demonio Tus Ojos.
El grupo se despide con Carne que resume un sonido directo y sencillo, pero lleno de matices, cuya base bebe principalmente del post punk de formaciones de los primeros ochenta como Wire, Gang of Four o The Fall, y que se enriquece con cada nueva escucha. Otra de las joyas del pop-rock nacional que hay que unir a grupos como Betunizer, Futuro Terror o Cosmen Adelaida.
