El apagón analógico del cine y el fin de una forma de entender este arte es el argumento de El último verano, la opera prima de la cineasta vasca Leire Apellaniz, que se proyectó ayer en el festival de Karlovy Vary, donde compite en la sección de documentales.

"Es un documento antropológico de algo que no se va a volver a dar", destacó sobre su cinta la bilbaína, que también es responsable técnica de los festivales de cine de Las Palmas, San Sebastián, Gijón y Huesca.

La historia parte de un momento histórico: el "apagón analógico" en España del 31 de diciembre de 2014, que supuso el fin de la distribución de películas de 35 milímetros en celuloide.

En el propio festival de Karlovy Vary, hace seis años las películas en formato digital eran 48, de un total de 200. Hoy son 188, es decir, más del 90%.