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Fallece Gustavo Bueno, uno de los mayores filósofos del último medio siglo

El pensador español, que nació en La Rioja pero vivió en Asturias, muere a los 91 años justo dos días después de enterrar a su esposa, Carmen Sánchez

Fallece Gustavo Bueno, uno de los mayores filósofos del último medio siglo

El filósofo Gustavo Bueno Martínez falleció en la mañana de ayer en su casa de Niembro (Llanes, Asturias) a los 91 años de edad, solo dos días después de que muriese, también en el domicilio familiar llanisco, su esposa Carmen Sánchez Revilla, de 95 años.

Bueno, riojano de nacimiento, fue incluso para sus detractores uno de los grandes pensadores del último medio siglo desde su cátedra en la Universidad de Oviedo y, después, a partir de la fundación que lleva su nombre. Su ontología, el materialismo filosófico y su gnoseología, el cierre categorial son radicalmente originales y trituradores de metafísicas, espiritualismos, dogmatismos y fundamentalismos.

Trabajador infatigable y valiente hasta la temeridad se ganó fervorosos seguidores y también furibundos opositores desde, en los inicios, la derecha católica, extendiéndose la enemiga a la izquierda establecida, a los nacionalismos separatistas y a la academia conformista. Deja una obra inmensa y abierta, cinco hijos y cinco nietos.

Hace ahora exactamente diez años, en agosto de 2006, el filósofo Gustavo Bueno evaluaba desde su casa de Niembro la tarea por hacer y el tiempo disponible. "Tengo cierta sensación de apresuramiento para desarrollar todo lo que tiene que ver con la teleología de los organismos. Pero como no sabes cuánto tiempo te queda de vida, yo calculo que unos 7 u 8 años y además surgen cosas que no dependen de tu voluntad y que te impiden disponer de tu tiempo... vamos, para ser sincero, con lo que hay escrito hay de sobra para que cualquier persona con la inteligencia y los intereses que tenga pueda escribir lo que quiera sin decirle yo nada. Yo hago lo que puedo y se acabó. Por hacer está todo. Si yo fuera músico diría que me falta el tercer movimiento, pero aquí es distinto: la sinfonía está incompleta desde el principio. Total, que si hubiera diseño inteligente tendría que vivir quizá 30 años más".

Era una coda final irónica, marca inequívoca de su carácter. "Tengo arte para largo pero sé desde hace tiempo que no tengo vida suficiente y yo empecé a renunciar a muchas cosas desde hace años". Ciertamente, calculó bastante bien el tiempo personal disponible; indicó, sin falsas modestias, que deja cimientos para tres o cuatro templos como el Partenón y firmó para siempre, aludiendo a Schubert, una frase hermosa y genial: sí, su obra es una sinfonía incompleta desde el primer acorde.

Gustavo Bueno Martínez nació en la ciudad riojana de Santo Domingo de la Calzada el 1 de septiembre de 1924, en el seno de una familia de médicos. Estudió en Zaragoza y Madrid. Catedrático de Instituto en Salamanca y a partir de 1960, en la Universidad de Oviedo, que eligió "porque la ciudad estaba rodeada por un cinturón industrial y no de incienso como la de Salamanca".

Fue decisiva también la atracción de Feijoo. Desde unos años antes la familia Bueno ya acudía a veranear al pueblo llanisco de Barro. Después de una década de silencio en cuanto a publicaciones, pero con una gran actividad universitaria, en especial gracias a unos seminarios que se convirtieron en leyenda, dio a la luz El papel de la Filosofía en el conjunto del saber su primera gran obra. Le seguirían vertiginosamente Ensayos materialistas, Etnología y utopía y La metafísica presocrática entre otros. Por ese tiempo cristalizó su sistema de pensamiento, original y radical, denominado materialismo filosófico.

La clave es su idea de materia que apenas nada tiene que ver con los cuerpos, los bultos, las masas o los átomos según es común considerar.

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