La luz rojiza y la belleza monumental de Segovia nutren las paletas de colores de 16 alumnos, uno por cada facultad de Bellas Artes en España, becados para el curso de Pintores Pensionados que impulsa la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce. Entre ellos, Mariana Palomino (Arucas, 1988), licenciada en Bellas Artes por la Universidad de La Laguna (ULL), engrosa la hornada de participantes en esta nueva edición del acontecimiento cultural más importante y antiguo de Segovia, que data de 1950, aunque sus orígenes se remontan a 1919, en Madrid.

El emblemático Palacio de Quintanar es la sede oficial, residencia y base de operaciones de los participantes de esta experiencia artística, que se desarrolla desde el uno hasta el 22 de agosto bajo la tutela del catedrático de la Facultad de Bellas Artes de Madrid, Pedro Terrón, en su estreno como director artístico del curso.

Los paisajes de Segovia constituyen el eje temático y columna vertebral de las obras que deben fraguar día a día los artistas, quienes se enfrentan al reto de proyectar una mirada artística genuina desde un estudio natural al aire libre. Terrón desgrana las pautas y nociones para sus trabajos, pero cada alumno traza su propio camino en la toma de decisiones y la culminación de un estilo propio.

Y desde las entrañas del Alcázar de Segovia, Palomino plasma el legado histórico de esta fortaleza milenaria en una suerte de "estampado militar" que evoca "una ciudad construida para la guerra", en palabras de la pintora. "La obra que estoy preparando para esta semana gira en torno a la idea del Alcázar como un paisaje de la guerra, porque este edificio aloja el archivo general militar histórico de toda España", explica. "Es un privilegio poder pintar dentro de uno de los monumentos más importantes de Segovia", añade. "Además, la ciudad nos abre totalmente las puertas y nos dan mucha libertad a la hora de entrar a cualquier palacio, jardín o casa particular para pintar".

Las obras se exhibirán públicamente del 18 al 21 de agosto en La Alhóndiga, donde se hará entrega de los diplomas y diferentes premios a los que optan los participantes. Inmersa en la segunda semana de trabajo, la pintora destaca "la oportunidad única que supone poder pintar en estos lugares, donde el paisaje, el color y la luz son totalmente distintos"; así como "la posibilidad de conocer a tantos compañeros con quienes compartir inquietudes y contrastar nuestros trabajos". "Convivimos a diario y la relación entre nosotros es muy buena", agrega.

Pero, además, Palomino se ha ofrecido como voluntaria para intervenir artísticamente en un mural de Segovia con un mensaje de concienciación medioambiental, al margen de los proyectos de la beca. "Yo soy una artista de pintura mural, así que he decidido intervenir en el mural de un skate park, que se encuentra cerca, con ánimo de concienciar sobre una problemática de contaminación que hay en Segovia en relación con la emigración de las aves", explica. "He querido aprovechar esta experiencia para intervenir también desde el activismo artístico y siento que este hecho me ha abierto un poco los ojos sobre la realidad de algunos pueblos como este, de la que no somos muy conscientes".

Licenciada desde 2013 por la ULL, Palomino ha disfrutado de numerosas becas en distintos centros artísticos del Archipiélago, además de su participación en el XII FATE Festival San Potito Sannitico (Nápoles), el pasado 2015 . Ese mismo año fue artista residente en el Centro de Arte La Regenta, toda vez que, al finalizar su carrera, recibió una beca de investigación de la ULL, con la que se sumó al proyecto de intervención en el mural Tres Orillas de Los Cristianos (Tenerife), uno de los más grandes de España. "Estas becas son una gran oportunidad y le estoy muy agradecida a las instituciones porque es un impulso muy importante para los artistas", manifiesta. "Ojalá se continúe en esta dirección".