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Entrevista

Richard Galliano: "El acordeón es un instrumento que respira por sí solo, parece un animal"

"A los niños les parece magia que no haya que enchufar el acordeón para hacerlo sonar", destaca el compositor y acordeonista

El acordeonista francés Richard Galliano. G. GARCÍA

Richard Galliano nace el 12 de diciembre de 1950, en Cannes (Francia). Con sólo cuatro años coge un instrumento, el acordeón, que le ha llevado a ser uno de los mejores intérpretes del mundo. Este acordeonista, bandoneonista y compositor francoitaliano de jazz ha recibido múltiples premios a lo largo de su carrera, como el Django Reinhardt, que le fue otorgado por la Academia del jazz francesa en 1992, y el de mejor músico de jazz del mundo. En su carrera fue determinante la presencia del argentino Astor Piazzolla. Bajo su influencia, propulsó la new musette francesa al estilo del tango argentino. Ha editado más de medio centenar de discos a los largo de su trayectoria profesional. Su labor ha servido para dar lustre al acordeón, destacar sus virtudes e introducirlo en géneros hasta hace décadas impensables como el swing, el jazz y el tango.

Su padre, profesor de acordeón, le introdujo en el instrumento a los cuatro años. ¿Cómo de importante fue este hecho en su carrera?

En efecto, me inicié a los cuatro años con mi padre, que era un gran acordeonista y profesor. La influencia más importante, y lo que más le debo, es que me salvó la vida con la música. Tengo un carácter con mucho temperamento, que dirigí hacia la música. Fue mi padre quien sugirió esa dirección concreta, esa fuga. Hace poco me preguntaba qué habría sido de mí en la vida si esa energía no la hubiera canalizado hacia la música, sino hacia otro lugar, para lo bueno como para lo malo.

¿Qué tiene de especial el acordeón?

El acordeón es el único instrumento que respira por sí solo. Simplemente abriendo y cerrando el fuelle hace un ejercicio de respiración. A veces tengo la sensación de que tengo un animal entre los brazos. La realidad es que todos los países acogen el acordeón como instrumento nacional. Brasil, España, Francia... París es el acordeón. Es un instrumento de los más populares, junto con la guitarra, pero no en un sentido negativo. Es un instrumento muy pegado al pueblo.

¿Ha sido un instrumento injustamente desprestigiado en el pasado?

Las connotaciones que tienen los instrumentos populares no es que sean mejores o peores, dependen de la época. En los años sesenta, efectivamente, tenía unas connotaciones más negativas, y de cierto rechazo. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, ese rechazo se ha transformado no sólo en aceptación, sino también en admiración. A los niños pequeños que descubren el instrumento, las nuevas generaciones, les parece mágico que no haya que enchufarlo a la corriente para que funcione. Es cíclico en este instrumento, y en otros órdenes de la vida, que cuestiones que han sido rechazadas sean luego admiradas y apreciadas.

Muchas veces actúa junto a gente que estudia este instrumento. ¿Cómo vive este tipo de conciertos?

Tengo por costumbre actuar junto con grupos de estudiantes. Me gusta muchísimo ver cómo estas personas se acercan a la música, y tienen inquietud e interés por aprender. Yo mismo practico, no sólo para mantener el nivel, también para descubrir cosas nuevas.

Si uno de estos alumnos se le acercase y le pidiese un consejo, ¿qué le diría?

El único consejo que les puedo dar es que mantengan esa pasión por la música y por aprender. Yo vivo de mi profesión. Y es más que eso, es una pasión. También es bonito que se reúnan para compartir alrededor de la música.

¿Qué se debe sacrificar para llegar a ser un virtuoso de la música?

Si se hace una interpretación negativa de las cosas, uno puede pensar que los viajes, tener que soportar los trece kilogramos del instrumento, actuar en tantos conciertos seguidos, puede resultar algo pesado. Sin embargo, en mi caso, me siento privilegiado por tener la oportunidad de viajar tanto, como le gustaría hacer a mucha gente. Cuando realmente me siento de vacaciones es cuando estoy trabajando y dando conciertos. Cuando regreso a casa, a la costumbre, a la rutina, me siento más encerrado. Funciono un poco al revés que la gente.

¿Es el acordeón el instrumento ideal para tocar todos los estilos musicales?

Aunque es verdad que recorro todos los estilos, tengo una identidad propia, mi manera. Es mi forma de expresarme, con un sello muy personal. Hay un sonido que es el sonido Galliano. Me llama mucho la atención cuando escucho a un brasileño o a un colombiano tocando este instrumento, y compruebo las diferencias tan grandes que puede haber entre unos y otros.

¿Qué futuro le prevé al instrumento?, ¿cree que puede seguir creciendo?

Lejos de pensar que el acordeón ha alcanzado su máximo, no es así. Aún tiene mucho que crecer. Veo a muchísima gente con mucha ilusión, gente apasionada por la música. No sólo por el acordeón. También por instrumentos como el violín o la guitarra. Siempre estamos enfrentados a los estímulos que recibimos de la televisión, por ejemplo, que nos ofrece únicamente una forma de entender la música, que no necesariamente es una forma bonita, sino que es decadente. En Francia, el rap domina este ámbito. Pero yo tengo la esperanza en mucha gente, que no es minoría, que aprecia los instrumentos acústicos y lucha por ellos.

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