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CONTRA LOS PUENTES LEVADIZOS

Desde Adán hasta Ali

El boxeador Muhammad Ali en 1970. LA PROVINCIA / DLP

No es frecuente que un periodista deportivo publique sus memorias. Ésta es una tarea que se reserva, por ejemplo, para los futbolistas (La jugada de mi vida, de Andrés Iniesta), los ultrafondistas, (No sé dónde está el límite pero sí se dónde no está, de Josef Ajram) o los tenistas (Open, de Andre Agassi). Por eso hay que considerar insólito el libro En busca de Muhammad Ali, publicado por Errata naturae, que ofrece los recuerdos del periodista deportivo Davis Miller sobre su amistad con el mejor boxeador de todos los tiempos, Cassius Clay, reconvertido más tarde en Muhammad Ali, puesto que, según sus propias palabras, Clay era un apellido de esclavo que él no había escogido. En realidad, Clay fue bautizado así en honor del político abolicionista Cassius Clay (1810-1903), un aristócrata sureño defensor de la emancipación de los negros.

Lo más relevante de En busca de Muhammad Ali es el homenaje que Miller tributa a Ali, una fi-gura que llegó a conocer bastan-te bien, acaso mejor que nadie en toda la galaxia y la propia Tierra (y eso va también por Norman Mailer, Hunter S. Thompson y Joyce Carol Oates, la autora de Del boxeo): "Los hay que estudian las fallas de la corteza terrestre, los patrones de las tormentas o las galaxias, confiando en comprender el universo, el mundo en el que vivimos, su propia existencia. Otros reflexionan sobre la vida y obra de un movimiento social o una persona. Desde los once años, yo he sido un estudioso de Muhammad Ali".

En busca de Muhammad Ali hay un deseo manifiesto de recuperar la figura del hombre cuyo destino en la historia del deporte no sólo fue lograr 56 victorias en 61 combates disputados (contra Henry Cooper, Sonny Liston, Joe Frazier, etc.), sino también de crear algo imperecedero, algo que nos sobrevivirá. Quizás por ello Ali quiso que Miller escribiera este libro. Se lo dijo una mañana de agosto de 1989 en la que ambos iniciaron una conversación sobre fantasmas: "Tú eres un fantasma. Supongo que me refiero a las imágenes que la gente tiene de ti, lo que ellos, y yo, e incluso tú, decimos que representas; eso son fantasmas. Y yo también soy un fantasma. Ese querer, o mejor dicho, esa necesidad de plasmar algo sobre ti en el papel, de escribir la mejor historia que hay en mí".

Cuando abres En busca de Muhammad Ali sabes que Miller encontró la mejor historia que había en él, la de una amistad perdurable. Fueron 28 años de afecto mutuo, y toda una vida, hasta la muerte de Ali el 3 de junio de 2016, de buen entendimiento, pese a la enfermedad neurodegenerativa del tres veces campeón del mundo. Philip Roth dijo que para escribir un buen libro lo que hace falta es coger restos, desechos, retazos de vida y luego prenderles fuego. Decía que si la "basura" es tuya, la hoguera arde bien y entonces tendrás un libro auténtico. Éste sin duda lo es. Tan auténtico como la superioridad de Ali en el ring: "Yo soy lo más grande que se ha visto en la historia del deporte. No es una fanfarronada; es lo que hay, punto. Mandad vuestros astronautas y que lo escriban en la luna: desde Adán hasta ahora, soy el más grande". No busquen más. Todo lo que siempre quiso saber sobre Ali está aquí.

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