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La oscuridad visible

Swans recrea en 'The glowing man' el mismo ambiente oscuro y dramático de sus inicios a principios de los ochenta

La oscuridad visible

La evolución de Swans pasará a los anales de la historia del rock como uno de los casos más extraños en cuanto a recepción de una música compleja y personal por el público mayoritario. Considerada como la banda de culto por antonomasia de los ochenta y noventa, el proyecto de Michel Gira se disolvió en el año 1996 para regresar ante el asombro generalizado en 2010.

Desde entonces hasta ahora, la formación neoyorquina ha publicado cinco discos magistrales que no le van a la zaga a los de su anterior periodo. Unas obras que siguen mantenido el mismo espíritu oscuro, dramático e introspectivo de siempre, pero, cosa curiosa, superando su aureola de banda minoritaria para situarse una tierra de nadie entre la música alternativa y el mainstream que trae a la memoria el inexplicable éxito de The Cure en la época del Pornography. Este The Glowing Man puede ser un perfecto resumen de lo que han ofrecido en estos últimos quince años con temas muy largos, pulidos, repletos de cambios drásticos de ritmos y melodías y siempre densos e implacables. Comienza con un Cloud Of Forgetting envolvente y místico donde reproduce las mismas obsesiones de su celebérrimo y pesadillesco Children of God y que, más adelante, se repetirá con la inmensa y torturante Frankie M en la que parece crear un cruce entre las divagaciones de damas como Diamanda Galas y Lydia Lunch. Con Cloud of unknowing Gira crea un ambiente noise para luego cambiar de forma brusca a una letanía como de oración hipnótica. Los ambiente desapacibles se mantienen con The world looks red, the world looks black y People like us cuyo blues sucio recuerda al primer Nick Cave. Otro disco magistral para los que hayan seguido la evolución de Gira durante estas cuatro décadas en sus catorce discos publicados.

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