Un homenaje a los niños de la guerra y sus descendientes. Víctimas de la Guerra Civil española que fueron desplazados mayormente a la Unión Soviética y México, que crecieron lejos de su familia con otros valores políticos, profesionales y humanos, y que a su regreso a España, los que pudieron hacerlo, se encontraron con un país que no era el suyo, y que por razones obvias y en muchos de los casos, no eran bienvenidos o se adaptaron.

La Casa de Colón se sumerge en la vida y los avatares de los 2.895 niños de edades comprendidas entre los 3 y 15 años, que salieron hacia la Unión Soviética desde junio de 1937 hasta octubre de 1938, y otros 500 que encontraron acomodo en México, a través de la exposición Entre España y Rusia. Recuperando la historia de los niños de la Guerra, inaugurada anoche, y que permanecerá en el museo hasta enero.

"El objetivo es rendir homenaje a los niños de la guerra. Un tema que dentro de los muchísimos estudios que hay sobre la Guerra Civil, el exilio y la represión, y todavía hoy sigue siendo desconocido por la mayoría de ciudadanos españoles, y eso es lo que hizo que diéramos protagonismo a la infancia", explicó ayer Verónica Sierra Blas, doctora en Historia, profesora de la Universidad de Alcalá y directora científica de la muestra que llega a la Isla fruto del patrocinio del Ministerio de la Presidencia, el apoyo de la Fundación Pablo Iglesias, y la colaboración entre el museo y las universidades de Alcalá y de Las Palmas de Gran Canaria.

"Testigos y protagonistas"

En opinión de Sierra Blas, que ha tenido de colaboradoras en este proyecto a la directora de la Casa de Colón, Elena Acosta, y Pilar Domínguez Prats, profesora de la ULPGC, es erróneo afirmar que "los niños son sujetos pasivos y que lo único que hacen es sufrir las consecuencias de los procesos históricos". Según dijo ayer, "los niños son constructores de la historia, son testigos y también protagonistas, y pueden aportar mucho para poder conocer todos esos fenómenos y entenderlos desde otra perspectiva para comprender lo que ocurrió y cómo se vivió aquel momento".

La exposición que ocupa dos salas de la Casa de Colón, "rescata sus palabras y su discurso" a través de cartas, diarios, memorias, dibujos, redacciones escolares, y otra documentación de la etapa adulta como esbozos biográficos o diarios de campaña durante la guerra, y se estructura en dos partes: una que detalla las transformaciones en el universo infantil durante la Guerra Civil y cómo les afectó a todos ellos; y de otro, el masivo éxodo a la Unión Soviética que llegaron a los puertos de Yalta y Leningrado en cuatro expediciones del gobierno repúblicano, y otras extraoficiales.

El operativo del gobierno de la República con las evacuaciones al exilio durante la Guerra Civil tuvieron una primera fase con el traslado interior a colonias escolares, internados y orfanatos "para alejar a los niños de los peligros de la guerra". Explica Verónica Sierra que "el compromiso político de los padres y la actuación en la contienda va a determinar mucho la selección que se haga de los niños para llevar a cabo las evacuaciones".

La Guerra Civil se convirtió en el previo de la II Guerra Mundial y condiciona la política de traslados. Asegura la comisaria que "el bombardeo de ciudades abiertas hace que el gobierno republicano cambie de opinión y decida enviar a los niños fuera de España". El auxilio de Francia, Reino Unido, Bélgica. Suiza, Dinamarca, México y la extinta Unión Soviética es fundamental. Ni la Unión Soviética ni México reconocerían el gobierno de Franco a posteriori, y esto dificultó la repatración de los niños que fueron acogidos como héroes de la República.

De México regresaron 60, de la Unión Soviética menos de un tercio de los 2.895 . Y los que pudieron hacerlo, a mediados de los años 50, eran adultos, dejando atrás un régimen que no compartían para llegar a otro franquista en el que se les trata de espías y son perseguidos.

Hoy, en la Casa de Colón, y a partir de las 19.00 horas, se podrá conocer de primera mano el testimonio de Araceli Ruiz, una de las niñas de Rusia, y de Carmen Domenech, hija de una de ellas, en la mesa redonda De la historia a la memoria: los Niños de Rusia.