El artista Juan Báez desarrolla su mirada exquisita sobre el barrio de San Cristóbal a través de la serie Suite S C, que muestra en la galeria del CLUB LA PROVINCIA hasta este viernes. Con unos colores que recuerdan a la paleta del pintor Jorge Oramas o el cromatismo de Luis Palmero, Báez se recrea en este núcleo peculiar con un despliegue de detalles únicos que transmiten la sencillez de la arquitectura del barrio.

"Podemos considerar al barrio de San Cristóbal como una isla dentro de otra isla, donde aún perviven antiguas formas y costumbres entre sus vecinos. Territorio donde las casas terreras y las edificaciones de poca altura, siguen manteniendo activa la vida en las azoteas, espacios de convivencia y libertad en un barrio donde la superficie física es muy limitada. Azoteas donde se prolonga la personalidad de sus dueños, cohabitando zonas vivas, llenas de actividad con otras decrépitas, en lucha permanente por la supervivencia", afirma el artista.

En relación al trabajo desarrollado, capaz de expandir una gran serenidad, destaca: "Es Suite SC una composición pictórica, que al igual que la musical está integrada por una armonía de formas y colores, donde prevalece la iconografía de las azoteas. Acompaña a todas las pinturas una misma tonalidad que se repite: el mar y el horizonte. La presencia de ambos en cada cuadro, no solo cumple como elemento compositivo, sino que es utilizado como símbolo del sentir de los habitantes de San Cristóbal, de la isla de Gran Canaria".

En relación con su pintura, Báez especifica su carácter figurativo. "Yo le doy mucha importancia al dibujo, que es la base y elaboro bastante el fondo del cuadro. No es un realismo fotográfico ni un hiperrealismo, pero sí una figuración que entiende cualquier observador. Siempre ha sido mi técnica, aunque en algunos momentos fuesen un poco más expresionistas o en mis inicios cultivase más el surrealismo, pero me quedo con la figuración con un trasfondo un poco simbólico tanto en el paisaje urbano, rural o en los bodegones. Me fascina la pintura, el enigma y el misterio de Balthus o Hopper, el no saber qué está detrás de la pintura. Y pintores canarios como Miró Manou o Pedro González me gustaron desde pequeño".

La presencia de la costa en su obra la justifica por ser para "el canario el punto de encuentro-desencuentro con el resto del planeta. Y porque además de la frontera física entre el mundo marino y el terrestre, la costa representa también para nosotros la linde entre cosmopolitismo y aislamiento. De este modo, yo creo sinceramente que el espacio limitado al que está reducida la isla viene a marcar el carácter y la idiosincracia de sus habitantes".