El escritor madrileño Luisgé Martín hace años que nos habla en sus libros de caídas en los infiernos y renacimientos esperanzadores, buscando ese amor que hasta hace poco no se atrevía a decir su nombre, pero todo contado con la actitud temeraria de las cosas dichas con la pasión y la valentía del héroe por seguir adelante en su aventura, de no cejar jamás en su lucha por ganarle la partida a las estadísticas: "La homosexualidad tiene una fatalidad estadística que no puede ser puesta en duda: la probabilidad de que el objeto amoroso, elegido al azar, pueda corresponder el amor es exigua". En El amor del revés, Martín ensambla en sus páginas amores que se abren a otros amores en un juego de muñecas rusas que no deja de deparar sorpresas y mostrar los ángulos recónditos de su experiencia vital que le hacen diferente.