Los Globos de Oro bailaron al son de La La Land. Era la favorita de la 74 edición y no sólo no falló sino que hizo historia al hacer un pleno de aciertos: aspiraba a siete premios y los siete se llevó. Uno más que Alguien voló sobre el nido del cuco allá por el año 75. La película ha caído en gracia y en estos tiempos de cólera e incertidumbre este musical que canta al amor hace tilín y ya sueña con repetir jugada estelar en los Oscar. No tiene muchos rivales este año. Tampoco los tenía The Crown, la excepcional serie de Netflix que se ha coronado en el campo televisivo por delante de Juego de tronos, Westworld o Stranger things. Y el galardón a Claire Foy por su matizado trabajo como Isabel II no admite reproche alguno, al igual que la distinción a El pueblo contra O. J. Simpson como mejor miniserie. Como comedia, la brillante Atlanta.

Hay unanimidad a la hora de colgar un cartel a la gala del hotel Beverly Hilton en Los Ángeles: aburrida. Sin chispa. El presentador, Jimmy Fallon, empezó bien enlatado pero un fallo en el teleprompter le sacó del partido y no volvió a levantar cabeza. La única voz que se alzó contra la situación política fue Meryl Streep, que está de vuelta de muchas cosas pero aún insiste en ir con su verdad por delante. Le cantó las cuarenta al futuro presidente Donald Trump en una noche en la que los guapos Ryan Gosling y Emma Stone marcaban el paso. Gosling, que en Dos buenos tipos ya había mostrado su lado más simpático, recordó que "mientras yo cantaba, bailaba y tocaba el piano, mi mujer (Eva Mendes) criaba a nuestra hija, estaba embarazada de nuestra segunda niña e intentaba ayudar a su hermano (fallecido en abril) en su batalla contra el cáncer. Amor, gracias", dijo el actor canadiense con evidente emoción. Antes, mientras él subía al escenario, otro Ryan, Reynolds, se daba un beso "de consolación" con Andrew Garfield. Fue uno de los momentos virales de la noche en las redes sociales, siempre atentas a este tipo de gansadas. La La Land fue distinguida en el apartado de ­mejor comedia o musical. Su joven (31 años) director, Damien Chazelle, que había llamado la atención con otra película cargada de música, Whiplash, hizo doblete como realizador y guionista. Emma Stone dijo que "esta película es para los soñadores". Soñadores como su personaje, Mia, una joven aspirante a actriz que conoce al músico de jazz Sebastian (Gosling) en Los Ángeles mientras intentan alcanzar sus sueños. La canción original City of stars y la banda sonora de Justin Hurwitz se sumaron a la fiesta organizada por los noventa periodistas de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood.

Casey Affleck ya había sido premiado en el Festival de Gijón por su potente trabajo en Manchester frente al mar. La francesa Isabelle Huppert ganó por su asombrosa interpretación en Elle (mejor cinta extranjera), de Paul Verhoeven, quien dijo de su musa que "Isabel es el centro de la película y ha sido un viaje maravilloso trabajar con ella. Gracias por tu talento y tu autenticidad".

La gran rival de La La Land para los Oscar será la independiente Moonlight, de Barry Jenkins, vencedora en el flanco dramático, aunque se llevó el disgusto de que el muy favorito Mahershala Ali no consiguiera el premio como mejor actor de reparto, siendo superado por Aaron Taylor-Johnson de Animales nocturnos, de Tom Ford.

La paciente Viola Davis vio recompensada su tenacidad: cinco nominaciones después, fue elegida como mejor actriz de reparto por Fences. Hugh Laurie despidió simbólicamente al Doctor House con su premiado trabajo como actor de reparto en El infiltrado.