La inestabilidad política vivida en España durante el año en que su Gobierno ha estado en funciones ha pasado factura también a las artes escénicas, que han atravesado "una época un poquito complicada" porque las contrataciones se han reducido, apuntó ayer la actriz Loli Astoreka, una de las protagonistas de El florido pensil. Niñas, adaptación de la obra de teatro -que se representará hoy y mañana en el Teatro Cuyás (20.30 horas)- homónima basada en el libro de igual título de Andrés Sopeña que, en ese caso en versión masculina, triunfó durante más de una década en escenarios de todo el país.

No obstante, consideró que la situación ha mejorado algo tras la conformación de un nuevo Gobierno e hizo votos para que el éxito de esta adaptación femenina llegue a asemejarse al logrado por la versión masculina original.

Este nuevo trabajo cuenta en su favor que ha sido hilvanado "como una partitura musical, que te lleva, te arrastra" entre un ritmo constante que, desde un tono humorístico que provoca la risa, pretende hacer pensar al espectador en torno a un elemento del pasado que explica muchas cosas del presente de España: la educación sexista que se daba a las niñas en el franquismo.

Una educación que hizo vivir "un drama" a las mujeres de la época, en la medida en que preveía castigos físicos, imposición de roles ajenos a la propia voluntad y, sobre todo, un adoctrinamiento que buscaba "decir en todo momento lo que se debía o no hacer", según sostuvo otra de las protagonistas del espectáculo, Gurutze Beitia.

Esta actriz criticó cómo en aquel entonces "se enfilaba a la mujer para ser una buena madre y una buena esposa", limitando sus opciones, y cómo en pos de ese fin se usaban "la represión y la crueldad".

Rememorar esa época es positivo, según señaló otra de las actrices del montaje, Teresa Calo, porque "es historia, y la historia siempre te dice de dónde vienes", y, además, porque sirve para "darse cuenta del recorrido que ha hecho la sociedad en cuarenta o cincuenta años" y cómo ahora "estamos en un sitio mejor".

Si bien Gurutze Beitia matizó que su trabajo también debe ayudar a ver que "hay cosas que no han cambiado tanto", como demuestran hechos como "que en 2015 haya habido 1.127 mujeres violadas, o que en 2016 sean más de 40 las muertas por violencia machista".