Entre las anécdotas de la película Kiki, el amor se hace que ayer desveló una de las protagonistas, Belén Cuesta, está la de la escena final del filme. Se desarrolla durante la verbena de la Paloma, en Madrid, y fue la primera que rodaron todos los actores juntos. Lo llamativo es que precisamente ese día se celebraba la fiesta en la capital. Así que el director, Paco León, montó el set de rodaje unos metros más allá del festejo real, reproduciendo casi la escena verdadera y sin que faltaran las tradicionales tómbolas de todo festejo que se precie. "El rodaje fue una fiesta ya. Fue divertidísimo y ayudó a que nos soltáramos", explica Belén Cuesta. "Invitó a amigos y actores", agrega, así que anima a estar atentos al final de la película para reconocerlos.

La actriz malagueña asistió a la proyección del filme, que se incluye en Ciclo de cine itinerante premios Goya 2017. Cuesta destacó la "peculiar" forma de dirigir de Paco León. "No teníamos un guión al uso", indicó, porque el director quería conseguir naturalidad en las escenas. "Paco dice que en la vida real al hablar buscamos las palabras" y él perseguía esa misma frescura.

"Es una improvisación guiada", esgrimió Belén Cuesta, con mucho trabajo detrás para que los actores supieran qué diálogos mantener, situarse en las escenas, meterse en el personaje o decir una frase concreta que en ese momento marcaba el cineasta. "Ha conseguido muchas perlas en los diálogos y personajes muy vivos", comenta. Por lo que "el resultado es muy bueno, aunque también es más arriesgado", sostuvo la actriz.