Rembrandt cambió la historia del grabado. Lo hizo en el Barroco, durante el Siglo de Oro de la escuela neerlandesa y a base de retratar la condición humana. Del oficio y del talento del pintor de Leiden surgieron joyas como 'La novia judía' o 'La ronda de noche'. Y ahora, desde ayer y hasta el 28 de febrero -de manera gratuita-, se puede disfrutar de una pequeña porción de esa genialidad en Gran Canaria: la Casa de Colón ha dejado abierta una ventana para que los curiosos se deleiten con 14 estampas de pequeño formato firmadas por Rembrandt -y otro dos dibujos suyos pero grabados por otros artistas- que componen la exposición 'Grabados de Rembrandt en la Colección de la Casa de Colón'.

A Rembrandt se le atribuyen una trescientas planchas que dieron lugar a más de 18.000 grabados distribuidos por todo el mundo hoy en día, según las estimaciones del comisario de la muestra, Javier Pueyo, profesor de Historia del Arte en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de Las Palmas de Gran Canaria.

El Cabildo, patrono de la Casa Colón, adquirió estas piezas a un coleccionista privado a principios de los años setenta. Estos grabados, en 1976, ya protagonizaron exposiciones itinerantes en Gran Canaria, Tenerife y La Palma. Ahora, cuatro décadas más tarde, la Casa de Colón saca de nuevo a luz este simbólico pero significativo destello del legado de Rembrandt.

Cuatro temas

La exhibición se articula a través de cuatro áreas temáticas. La primera de ellas engloba las creaciones alrededor de la vida de Cristo, donde destaca 'La resurrección de Lázaro' (1633) o 'La Crucifixión' (1635). Este apartado permite comprobar la crucial aportación del artista a la renovación de la iconografía de las Sagradas Escrituras.

Otra de las áreas está dedicada a las escenas bíblicas y contiene la magistral calcografía 'Adán y Eva', de 1638, considerada una de sus creaciones más reconocibles, y la conmovedora 'La decapitación de San Juan Bautista' (1640), una composición que destaca por su intensidad y fuerza contenida.

El tercer apartado se denomina 'La figuración humana', epígrafe bajo el que se agrupan piezas como 'El jugador de cartas' o 'El dibujante' realizadas ambas en 1641 y en las que se representa la realidad cotidiana sin artificios, ofreciendo al observador una nueva pincelada de su universo artístico.

Este tercera parte se detiene también en el género del autorretrato con dos grabados de 1633 y 1642, que sitúan ante la mirada del espectador la huella del tiempo sobre Rembrandt en el lapso de diez años que separa a ambas piezas.

El recorrido se completa con ejemplos de la influencia ejercida por la alargada sombra de Rembrandt, en concreto con dos grabados de artistas que tomaron como modelos sendos dibujos de Rembrandt. Por un lado se presenta el 'Jesús ante Pilatos' (1775) de Philippe Le Bas y, por otro, un espléndido aguafuerte de John Burnet titulado 'Retrato de judío' (1833).