La Provincia - Diario de Las Palmas

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"Siempre que he podido he enfadado a todo el mundo"

"En los años ochenta jamás hubiera imaginado que esta sociedad llegaría a estos límites", destaca el director, actor y dramaturgo, Albert Boadella

El caracterizado Albert Boadella (Barcelona, 1943). LP / DLP

Desde la otra parte del hilo telefónico responde a las preguntas de esta entrevista el ocurrente y librepensador Boadella de siempre.

¿Nunca imaginó que acabaría predicando?

Uno siempre predica en el escenario, es el destino de mi oficio. Esta vez es una forma más directa y dando la cara. No escondido detrás de otros autores.

Seguro que si hubiera una iglesia de bufones sería el Papa.

Tengo una duplicidad entre la parte esencial del niño que hay en mí y la más madura, ahora casi en la vejez. Es una especie de divergencia entre uno y otro, que aprovecho para construir una duplicidad de personajes.

¿Eso es El sermón del bufón?

Es un acto insólito de nuestro teatro.

¡Caray!

Hay gente que ha hecho monólogos y escritores que han contado su vida en el teatro. Lo que no ha sucedido nunca es que un artista, que es director, actor y dramaturgo al mismo tiempo, pueda contar eso en el escenario. Yo puedo no solo contar mi obra, sino enseñarla. Puedo enseñar un fragmento esencial de una obra, contar el porqué, el cómo y ver que está ligado absolutamente a mi vida. Es insólito porque no es un acto de ficción, es la realidad absoluta.

También repasa las producciones de Els Joglars.

Las producciones de Els Joglars están hechas con unos actores que interpretan unos personajes. Yo solo me interpreto a mí mismo y en algunos momentos situaciones que he vivido con otros personajes.

¿Por ejemplo?

Interpreto la primera entrevista con Pujol, desdoblando entre Pujol y yo.

Jordi Pujol es un personaje muy de Boadella. ¿Estará disfrutando con las investigaciones a él y sus hijos, no?

Sobre todo después de ver que lo que dije ha resultado veraz. Por ejemplo, en una escena aparece Pujol con sus niños y los maletines que se abren y caen los millones al suelo. Cuando esto lo hice en el teatro, la gente pensó que me pasaba.

¿En Ubú President?

En el segundo, Ubú President o Los últimos días de Pompeya.

Que enfadó mucho al 'pujolismo' y cierta burguesía catalana.

Siempre que he podido he enfadado a todo el mundo.

¿El sermón del bufón es un diván donde Boadella repasa su vida teatral?

Es un show donde en un momento me coloco en un púlpito y empiezo a decir cosas que a muchos les parecerán transgresoras, pero al mismo tiempo divertidas, sobre el arte moderno, mi propio gremio, políticos, etcétera. En otro, me interpreto a mí mismo en distintas actuaciones mías, y discuto conmigo mismo. Un show con la diferencia de lo veraz, porque todo lo que allí digo es auténtico. Algunas de las cosas sorprenderán, porque he conocido a todos los presidentes del Gobierno y he hablado muchas veces con el Rey.

¿Y con Bárbara Rey?

No. En temas femeninos he sido de una castidad ejemplar.

Se fugó en 1977 cuando iban a juzgarle en un Consejo de Guerra por La Torna?

Sí, hay un momento que represento la fuga y cuento todos los detalles, mi paso por la cornisa... Eso es un momento de mi vida, pero real. Por eso digo que es algo insólito, se trata de un aventurero implicado en el mundo social y político con bastantes rifirrafes y con una actitud polémica con la propia tribu donde nació.

¿Alguien le ha pedido asesoramiento para fugarse de la cárcel?

Mi fuga solo la podía hacer un actor, porque había una parte de representación personal muy importante.

¿Cansado del procès catalán?

Desde una mirada teatral es muy divertido. Ves el ridículo ajeno..., y a los comediantes se nos va la mano con esas cosas. Ahora me gustaría ser un comediante norteamericano, con un personaje tan fantástico como Trump. Pero desde el punto de vista cívico, me parece lamentable que hayamos acabado aquí peleándonos entre las familias y gente de la cultura. Eso es lo más grave que lleva a las peores consecuencias.

¿La realidad siempre supera a la ficción?

Sin duda. En los años ochenta jamás hubiera imaginado que esta sociedad llegara a estos limites.

Seguro que ahora nadie le va perseguir para pegarle un tiro.

Barcelona está en un lado un poco cateto, provinciano. En aquel libro Memorias de un facha se dice claramente cómo me siguieron y sabían mi recorrido.

¿Igual algunos de aquellos que le incordiaban se han moderado y ahora votan al Partido Popular o Ciudadanos?

Ciudadanos no es un partido ultra, su cualidad más relevante es que no sabes exactamente bien dónde está situado. Eso, que tiene sus inconvenientes, también tiene enormes ventajas.

¿Con quién se lleva mejor, con Albert Rivera o Inés Arrimadas?

Inés Arrimadas ha hecho unas cosas que no me han divertido demasiado.

Estrena el próximo 21 de marzo.

El sermón del bufón es para un público que le guste el teatro de distracción, pero es interesante desde el punto de vista humano y artístico.

¿Actúa solo?

Estoy yo solo en el escenario.

Representa la obra en Madrid.

Primero voy a los Teatros del Canal de Madrid, que dirigí hasta hace seis meses, pero me marché para recuperar mi asilvestramiento, mi libertad, y con esta obra lo demuestro.

¿Qué le interesa en el mundo de la cultura?

En los últimos años me he volcado mucho con la música. Era un músico frustrado. Se ve en las obras de Els Joglars, con la cantidad de música que siempre funcionaba. Pienso que el teatro sin música no es un arte. Para que exista arte debe haber música. Mi futuro ahora es hacer cosas musicales. He creado varias piezas, una, de las mejores cosas que he hecho en mi vida, Amadeu, sobre la vida de Amadeu Vives y sus zarzuelas. Luego el Pimiento Verde que era una obra que sucedía en un restaurante y era un homenaje a Verdi y Wagner, con cantantes de ópera. He realizado el guión de ópera sobre Picasso. Estoy muy comprometido en el mundo de la música. Es otra de las cosas que cuento y demuestro en la obra.

¿Qué quiere ser de mayor Albert Boadella?

Vivir con armonía, que no se desarmonice la vida. Que nadie me joda el ritmo.

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