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Enrique Redondo sitúa en Tejeda una novela sobre dilemas morales

El autor grancanario presenta 'La última homilía de Zacarías Martín' en el Museo Poeta Domingo Rivero

Enrique Redondo sitúa en Tejeda una novela sobre dilemas morales

Enrique Redondo Miranda sitúa su novela La última homilía de Zacarías Martín en el municipio de Tejeda donde teje un conflicto sobre valores humanos. El escritor grancanario presenta la obra, publicada en Canarias eBook, hoy, a las 19.00 horas, en el Museo Poeta Domingo Rivero, dentro del programa de actividades de los Lunes Culturales que celebra este centro.

La acción parte de un párroco que acude a la iglesia de dicho lugar por motivos desconocidos. Allí entablará amistad con algunos lugareños que cambiarán su vida por completo, haciéndole replantear su propia naturaleza. Redondo, que en 2013 publicó su primer trabajo La quimera del pan y otros relatos, afirma que "he tratado de narrar una historia que puede ser universal con voz cercana y apoyándome en el cálido carácter del canario. En ella podemos encontrar el valor de la amistad, las clases sociales, el amor y sobre todo de la honestidad". El propósito inicial del autor fue situar la trama en un pueblo imaginario, pero confiesa que "fui dándome cuenta que la propia atmósfera que iba creándose en torno a ella poco a poco me conducían, de manera inconsciente, a un lugar frío e hipnótico. Tejeda resultó ser el lugar idóneo sin ser algo pretendido de antemano por mí. Ahora, observando desde la objetividad que da la distancia, podría decir que se trata de un personaje más que juega un papel fundamental en la misma", aclara.

Para el propio autor, el enclave del centro de la Isla, al estar distanciado de la capital, sumado a su singular orografía, hace que el lector se sienta como en un micro-mundo, dentro de lo pequeño que de por sí puede llegar a ser la isla de Gran Canaria. "En pocos kilómetros encontramos que aparecen todos los estamentos que gestionan una sociedad, pero además con el condicionante de que todos los habitantes del pueblo se conocen entre sí". Aún así, Redondo subraya que no es una historia basada en un hecho en concreto sino fruto de la observación. "Ninguno de los personajes está inspirados en gente real del pueblo de Tejeda", señala. "Aunque no puedo negar que sean elaborados a partir de personas que pasan por mi vida y de alguna manera llaman mi atención".

Además, y a pesar de lo que podría parecer, la novela tiene más que un componente religioso. "La importancia está en los valores humanos", confiesa. "En la capacidad que tenemos de saber discernir el bien y el mal, en la cuestión de tener el valor de hacer lo correcto a pesar de las consecuencias que se pueda tener. El párroco no es más que una excusa para hablar sobre lo dilemas de los seres humanos en los momentos cruciales en los que debemos ser honestos con nosotros mismos." El autor considera que con esta historia ha dado un nuevo paso en su manera de narrar aunque se resista a abandonar los temas que siempre le han llamado la atención en el momento de contar historias. "Quizás he llevado la creación, bajo mi punto de vista, a un nivel algo más elaborado que antes, pero el trasfondo social de contar las cotidianeidades y problemas sociales que ocurren a nuestro alrededor continúan fascinándome igual", aclara.

Enrique Redondo no tiene problemas en mostrar sus fuentes. "Antes que considerarme escritor me siento lector. Soy de vagar por muchos géneros según me apetezca o dependiendo de mi estado de ánimo. Pero sí es cierto que me gusta mucho la narrativa latinoamericana como Juan Rulfo, García Márquez, Roberto Bolaño o Leonardo Padura, compañeros durante muchas horas de mi vida". Y sobre la producción del Archipiélago, añade que "admiro a gente que me hace creer en nuestro lenguaje y darle valor a nuestros escenarios cómo Víctor Ramírez, González Déniz, Rafael Arozarena o Alexis Ravelo, al que considero un gran valedor en aprovechar lo que nuestros parajes nos ofrecen".

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