Entre los seguidores veteranos de Depeche Mode -entre los que se encuentra el que esto escribe- existe cierto consenso sobre la trayectoria del grupo, que cumple 37 años sobre los escenarios. Casi nadie discute que su mejor época fue la de la trilogía Music for the masses (1987), Violator (1989), Songs of faith and devotion (1993). Ultra (1997), el primer álbum después de la salida de Alan Wilder de la banda, aun por debajo de los anteriores, fue otro disco destacado. Pero en este siglo XXI, con la excepción de Playing the angel (2005) y su canción más destacada, Precious, el grupo de Dave Gahan, Martin L. Gore y Andrew Fletcher no ha producido canciones a la altura de Never let me down again, Enjoy the silence, "Personal Jesus" o "Home". Hasta ahora, ya que, para algunos medios especializados, "Spirit" es el mejor trabajo del trío de Basildon (Inglaterra) en esta centuria. Otros críticos van aún más allá y afirman que es lo mejor que ha publicado Depeche Mode desde "Songs of faith and devotion". ¿Es para tanto? Veamos.

De acuerdo con Metacritic, la web que recopila las críticas de los medios anglosajones, "Spirit" obtiene la misma media (78 sobre 100) que "Playing the angel". Esa sea quizá la calificación más ajustada para este decimocuarto y puede que último álbum de estudio de Depeche Mode, si tomamos al pie de la letra unas declaraciones de Andrew Fletcher de 2011 en las que decía que solo iban a publicar un par de álbumes más.

Es muy probable que Spirit no contenga ninguna canción imprescindible en el repertorio futuro del grupo, más allá de la gira que en julio les llevará, entre otras ciudades, a Bilbao (festival BBK Live, 6 de julio) y a Lisboa (festival NOS Alive, 8 de julio). El primer sencillo, Where's the revolution, ya fue recibido por los seguidores con división de opiniones, y es que el talento compositivo de Martin L. Gore ha llegado en el pasado a cotas mucho más altas. Algunos apuntaban similitudes melódicas con Corrupt, uno de los temas de Sounds of the Universe (2009), aunque la producción de James Ford (Simian Mobile Disco, Arctic Monkeys, Florence + the Machine) ha dado como resultado un sonido que parece una evolución del de Delta machine, basado en sintetizadores y guitarras de blues, aunque aquí los temas respiran más y hay alguna concesión al sonido orgánico de Songs of faith and devotion. Es el caso del piano con el que comienza Going backwards, el primer corte del álbum y una de las canciones del disco con más posibilidades de adquirir la categoría de himno imperecedero.

Going backwards establece el tono político que será recurrente en varias canciones. La letra de Martin L. Gore, cantada por Dave Gaham, proclama que "vamos hacia atrás hacia una mentalidad de hombre de las cavernas", "no hemos evolucionado", "no tenemos respeto" y "hemos perdido el control". Como han apuntado varios críticos, es un mensaje coincidente con el que sostenía Devo hace exactamente 40 años: el ser humano no evoluciona, retrocede.

Lucha interior

El mensaje pesimista -o realista, según se mire- continúa con Where's the revolution, con unos versos en los que muchos han querido ver una reacción ante el Brexit la elección de Donald Trump, aunque la mayor parte de las canciones fueron compuestas hace año y medio, como ha reconocido Dave Gahan a USA Today. "¿Dónde está la revolución? Vamos, gente, me estáis decepcionando" -reza la letra-. "Os han meado encima demasiado tiempo. Vuestros derechos, quebrantados. Vuestras opiniones, refutadas. Ellos manipulan y amenazan con el terror como arma". Para Gahan, se trata de una "revolución desde el interior de uno mismo", no necesariamente política, la que preconizan.

Depeche Mode ha tenido que salir al paso de las declaraciones de un líder de la extrema derecha estadounidense, Richard Spencer, en las que identificaba la música del grupo con la llamada "derecha alternativa" cercana a Trump. "Somos lo más opuesto a eso", ha dicho Gahan.

The worst crime, el tercer corte del álbum, mezcla una atmósfera próxima a Angelo Badalamenti, el compositor habitual del director David Lynch, con el góspel de Condemnation (1993). "Todos somos culpables de traición", lamenta la letra.

You move es un tema sensual, ajeno a la línea política del disco, y supone una rara colaboración entre Martin L. Gore y Dave Gahan. Este último, junto a Peter Gordeno (pianista) y Christian Eigner (baterista) es el autor de Cover me, otro de los temas más destacados del álbum. La contribución de Gahan a la labor compositiva no ha dejado de crecer desde Playing the angel y se ha reforzado tras su trabajo con Soulsavers. También son de su autoría Poison heart y No more (This is the last time), una canción de desamor y otro de los pocos cortes con condiciones para ser un éxito comercial.

Gore se hace cargo, como es tradición, de la voz principal de dos temas: Eternal y Fail, el cierre de un disco oscuro y desesperanzado que sin embargo tiene mimbres para hacer del Global Spirit Tour, que arranca el próximo 5 de mayo en Estocolmo (Suecia), algo más que una gira de grandes éxitos.