Con su nuevo trabajo, Pablo G. Díaz demuestra que se encuentra en el mejor momento de su carrera. De hecho, este fantástico disco recupera las ambientaciones góticas y pantanosas del primer Corcobado, aunque con desviaciones puntuales, como siempre, hacia los universos de Víctor Coyote Paco ibáñez, o Serge Gainsbourg. Producido por Paco Loco, y a diferencia de los dos anteriores trabajos, el músico aquí da prioridad a las guitarras electrizantes por encima de los pianos y los arropamientos orquestales, como ocurre en títulos tan certeros como Puro y ligero, o Herejes. Todo acompañado de una lírica tan profunda como sobrecogedora.
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