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"JFK no podía salir vivo del Sur, llevaban un año aguardando"

"JFK no podía salir vivo del Sur, llevaban un año aguardando"

Javier García Sánchez (Barcelona, 1955) ha hecho un tour de force para recopilar toda la información relevante sobre el asesinato de John F. Kennedy y, a partir de ese Alpe d'Huez de datos, extraer sus propias conclusiones sobre Lee Harvey Oswald amartillando una teoría que pone en duda la versión oficial. El resultado: Teoría de la Conspiración. Desmontando un magnicidio: Dallas 22/11/63 (Navona Editorial).

¿Por qué tanto tiempo después y desde España un libro sobre el asesinato de Kennedy?

Creo que ese episodio de la Historia nos pertenece a todos por igual. Todos lo vimos casi en directo, me refiero a la muerte de Oswald, y aquello dejó huella. También lo que vino después. Precisamente los libros que hoy se imponen en los Estados Unidos sobre el caso JFK apuntan hacia las mismas tesis con las que concluyó el Informe Warren, o sea, un fraude.

Manuel Vázquez Montalbán escribió en su día 'Yo maté a Kennedy' pero ¿quién fue en realidad?

Que se sepa, sicarios a sueldo de la Mafia, coordinados por la CIA, dada la envergadura de la Conspiración. Hoy podemos saber los nombres y apellidos de algunos de ellos, así como su modus operandi.

¿Qué fue lo que más le sorprendió en sus investigaciones?

Sin contar la súbita toma de conciencia de la implicación del FBI antes del magnicidio, así como la pista Lyndon Johnson, que si se piensa con frialdad es algo muy gordo, sin duda, y a fuer de sincero, te reconoceré que aquello que más me ha sumido en el abatimiento y la perplejidad es el giro de ciertos autores respecto al tema Oswald. Por expresarlo claramente: sigo estupefacto al comprobar la maestría con la que la Central de Inteligencia ha manipulado los hilos -y a personas muy relevantes- durante este último medio siglo.

¿Qué novedades aporta su libro en la ingente bibliografía que ha generado este caso?

No me considero tanto un investigador como un pensador del magnicidio en Dallas, y sobre todo de la figura enigmática de Lee Oswald. Tal vez la novedad estribe en el profundo rastreo -quiero pensar que forense- a todo el asunto del complot sin olvidar aquello que olvidan -deliberadamente- el 95% de los autores norteamericanos que abordan el tema. Primero hago una descripción detallada de los hechos. Luego, acuso.

¿Sería posible mantener oculta una conspiración en los tiempos de internet y Wikileaks?

Lo creo firmemente. En un momento de mi obra menciono de pasada los casos del fiscal argentino Nisman y del disidente ucraniano abatido junto al Kremlin. Pero tampoco olvidemos que la conspiración de Dallas no pudieron mantenerla como querían, es decir, oculta. Por eso estamos hoy aquí, dándole vueltas a la mentira...

¿Juega con fuego Trump al tener como enemigos al FBI y la CIA?

Es muy plausible, aunque también pudiese ocurrir que sean ambas agencias gubernamentales las que, en cierto sentido, tengan en este mismo momento la sensación de estar jugando con fuego en lo que concierne al nuevo presidente...

¿Cuáles fueron sus fuentes de investigación y cuáles las que más aportaron?

En el libro explico por qué no creo en los archivos desclasificados y tal, de modo que un texto así sólo podía escribirse recurriendo a los "clásicos". Son una gavilla, y únicamente ellos pudieron hablar con los muchos testigos del magnicidio, incluso antes de que los liquidaran. Mis fuentes son Mark Lane, Thomas Buchanan, Edward Epstein, Jim Garrison, Gaeton Fonzi, Gerard Posner, Mailer, Jim Marrs, en fin, bastantes. Les doy un buen repaso, y también a las películas sobre el magnicidio, etcétera.

¿La película de Oliver Stone hizo más mal que bien a la verdad?

Peliaguda contestación... mucho. Pienso que esa película era necesaria en ese momento, principios de los noventa, y de hecho desató la caja o el armario de los fantasmas. En Teoría de la Conspiración le dedico bastantes páginas a ese filme, y ello indica la relevancia que le confiero. Debo reconocer, sin embargo, que la película es a ratos en exceso enrevesada. La reacción que provocó esa película aún estamos pagándola en la actualidad. Véase lo que se publica en los EE UU... pura reacción a Stone.

¿Sería muy distinta la historia si Kennedy hubiera sobrevivido?

Teniendo en cuenta que iba a retirar a Norteamérica del inminente conflicto en Vietnam, indudablemente sí. Porque Vietnam llevó a todo lo demás, Guerra Fría incluida. Pero JFK no podía salir vivo de su viaje por el Sur. Lo cierto es que llevaban un año "aguardándolo". Lo pormenorizo en el libro.

De haber ido en un coche cubierto aquel día... ¿habrían buscado otro momento los conspiradores?

Los conspiradores, los mismos de Dallas, estuvieron a punto de asesinar a JFK unos meses antes, en Chicago, y justo un par de jornadas antes de Dallas, en Miami, en Florida. La metodología era idéntica, y en tales sitios tenían listo un Oswald. Lee era el de Dallas. Y ahí se quedó para siempre, con sus misterios...

¿Algún día se sabrá la verdad con pelos y señales?

Estamos en disposición de conocer un elevadísimo tanto por ciento de esa verdad con pelos y señales. Existen testimonios de por lo menos diez exagentes de la CIA explicando cómo lo hicieron. Insisto en que la única gran duda que personalmente me resta tras la redacción del libro es saber con exactitud cuál fue el papel de Lee Oswald en la Conspiración. Por ejemplo: ¿estaba allí para evitar el atentado o para facilitarlo?

¿De qué forma encaja su libro en su trayecto literario?

Lo que Robespierre fue en novela-rio, Teoría de la Conspiración es en ensayo-literario. No sé, supongo que es un estilo muy personal. O rechaza o atrapa, aunque yo nunca esté ahí para comprobar la reacción del lector. ¡Qué miedo!

En su obra de ficción sobre el asesinato, su admirado Stephen King descarta cualquier conspiración y culpa a Harvey Oswald. Y King no es un autor que se muerda la lengua...

En efecto, pero tampoco yo, desde mi infinitesimal posición respecto a él. Y a él le dedico, como a Mailer y otros best-sellers supuestamente "expertos" en el magnicidio, un buen puñado de páginas en verdad beligerantes. Con todo el riesgo que ello implica, lo sé. Eso es de lo que más orgulloso me siento de mi libro: que no calla lo que otros han decidido callar. Y, si no se hace algo pronto, esto será para siempre.

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