El séptimo disco de la banda australiana se acerca, por momentos, a los desarrollos algo más complejos de formaciones arty de los noventa como Architecture in Helsinki, aunque sin dejar a un lado esa actualización del soul de los ochenta con enlaces con las propuestas de grupos como Heaven 17 o incluso Spandau Ballet. Así ocurre en temas tan contagiosos como Colder tahn ice que mantiene la misma fijación funky de los olvidados Modern Romance. Pero también hay sorpresas. Así, una canción como Sweep me off my feel introduce incluso guitarras a lo Robert Fripp. Y el tema que titula el disco reivindica el rock psicodélico más asequible.