La Provincia - Diario de Las Palmas

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La odisea de la esclavitud africana

Yaa Gyasi indaga a través de dos sagas familiares en la heridas del exilio de los desplazados a EE UU

Los estudios históricos realizados en las últimas décadas sobre el antes y el después de la esclavitud africana en América han dado lugar a nuevos conceptos críticos y han ampliado la temática de las obras literarias. El Paso Intermedio es la denominación común del viaje que las personas capturadas en África eran obligadas a hacer camino de las costas de Brasil y de las islas del Caribe, desde donde muchas eran transportadas hacia el sur de los Estados Unidos.

En 1993, Paul Gilroy acuñó el término Atlántico Negro, con el que, entre otras muchas posibilidades, llama la atención sobre la complejidad cultural que entraña ser una persona afroamericana. El trauma de la separación violenta de las raíces familiares y la adaptación forzosa a unas condiciones desconocidas actúan, necesariamente y en líneas generales, sobre el desarrollo individual e histórico de Afro-América.

Varios siglos y muchos avatares después del Paso Intermedio, las aperturas teóricas del siglo XX hicieron posible redondear la ruta África-América-África y llevar a cabo su inscripción literaria. En 1976, Alex Haley, quien ya había escrito la Autobiografía de Malcolm X en 1965, publicó la novela Raíces, que tan popular se hizo a través de la serie televisiva del mismo nombre. El título es clarificador, pues la obra recorre la historia de la gente negra en los Estados Unidos y describe la necesidad de un descendiente de los primeros esclavos de encontrar sus raíces genealógicas.

En 2007, el autor canadiense Lawrence Hill publica El libro de los negros, la historia de una vida relatada en primera persona por una mujer africana, Aminata Diallo, raptada en su niñez, que hace el viaje intermedio, es vendida como esclava y llevada a una plantación americana. Su inteligencia emocional y su valentía la hacen partícipe de los acontecimientos históricos más relevantes para los esclavos. Ella es quien anota nombres y genealogías en El libro de los negros, un documento histórico que recoge la filiación de las pocas personas negras que fueron llevadas, en libertad, a Canadá en el siglo XVIII, durante la revolución americana que conduciría a la independencia de los Estados Unidos. Posteriormente, Aminata participa en los movimientos de emancipación y en la instauración de Liberia como país de acogida de los esclavos liberados.

Ahora, una década más tarde, llega a las librería, Volver a casa, de Yaa Gyasi, autora nacida en Ghana pero afincada en Estados Unidos desde su infancia. Gyasi se vale de dos sagas familiares, de diferentes etnias africanas, para ejemplificar las heridas del exilio y la esclavitud y la angustia de la separación familiar. La abundancia de personajes permite a la autora cambiar de perspectiva a medida que va pasando el tiempo y África se convierte en una memoria lejana primero y en un relato de abuelas después.

Desde el siglo XVIII hasta el presente, hombres y mujeres modifican sus creencias y sus costumbres para adecuarse a lo que cada época les exige o les permite llevar a cabo. Seguimos a los personajes generación a generación, ayudados por un árbol genealógico que precede al texto, desde la experiencia mítica del fuego en África hasta el uso de los medios electrónicos contemporáneos.

En la genealogía está también fijada la historia, el hibridismo, frecuentemente forzado: a lo largo de tres siglos las mujeres Otcher, Asare o Yeboah se mezclan con hombres Collins, Freeman o Clifton, y el resultado final compone la pareja Marjorie Agyekum y Marcus Clifton. En ellos se resumen, como dice la contraportada del libro, "las guerras tribales, el negocio del cacao, la llegada de los misioneros, la Ley de Esclavos Fugitivos, la Gran Migración Negra, la lucha por los derechos civiles y el renacimiento de Harlem en los años veinte, hasta llegar a la epidemia de heroína de los setenta".

En este punto de la historia es fácil entender el concepto de in-between-ness (que se podría traducir por "habitar un espacio intermedio"), del crítico Homi Bhabha, término que es ilustrado perfectamente por Marjorie, quien no se siente afroamericana ni es considerada ghanesa "porque hacía demasiado tiempo que había dejado atrás el continente materno para [poder] continuar llamándolo continente materno". De tales problemas identitarios han de surgir aún muchas más obras de artes.

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