La mezcla entre punk y arty se expresa de manera equilibrada en el tercer disco de este grupo norteamericano. La urgencia de los anteriores trabajos va perdiendo protagonismo sustituido por un sonido mucho más elaborado y unas letras en las que citan a todas los colectivos repudiados por la nueva administración republicana. Ya, desde el primer tema, A wall, se hace alusión a ese monumento a la intolerancia que es el muro con México de Trump a golpe de un melódico y envolvente sonido Detroit. Y como siempre incluyen títulos en castellano del tipo Somos chulos (no somos pendejas) que, por lo menos, superan en dominio fónico a los Pixies.