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Un artista, un viñetista y un 'sociólogo'

Eduardo Millares fijó su ironía sobre una sociedad de posguerra que empezaba a perder su identidad rural

Un artista, un viñetista y un 'sociólogo'

Eduardo Millares Sall es uno de los humoristas gráficos más importantes del siglo XX en Canarias. Formó parte de una generación de artistas e intelectuales que se articula a comienzos de la década de los cuarenta en torno al Club P.A.L.A en Las Canteras, en el que jugarán un papel destacado los Millares Sall. Uno años marcados por una Escuela Luján Pérez -de la Segunda República, la de Felo Monzón, Placido Fleitas, Jesús Arencibia y los escritores Félix Delgado y Pancho Guerra- que propuso levantar un nuevo imaginario para las islas. Un constructo que se asentaba sobre el sequero, el risco y el mago. Una nueva mirada sobre el interior de una isla aun mayoritariamente agrícola. Años complejos de posguerra marcados por un nuevo patrón visual -el neocanario- en los que sobresaldrá el estudio de Miguel Martín y Cirilo Suárez desde las Escuelas Municipales.

Eduardo nace en Las Palmas de Gran Canaria el 21 de junio de 1924, hijo de Juan Millares Carló, profesor del Instituto Pérez Galdós, y de Dolores Sall Bravo de Laguna. En aquel año la familia residía en la calle Dolores de la Rocha. Eduardo será el quinto hijo del matrimonio tras Agustín (nacido en 1917), Juan Luis (1919), José María (1921) y Sixto (1922). Tras él nacerá aún su hermano Manolo (1926), sus hermanas María del Carmen -Jane- (1928), Dolores -Yeya- (1934) y Luis -Totoyo- (1935).

Su padre obtendrá la cátedra de Lengua y Literatura Española del Instituto de Arrecife de Lanzarote en octubre de 1928. Allí entablará amistad con el poeta Agustín Espinosa que está escribiendo Lancelot 28º 7. Al finalizar el curso 1928-1929 ambos pedirán traslado al Instituto Pérez Galdós, centro desde el que Espinosa escribirá Crimen, al tiempo que colabora con numerosos artículos en la prensa de nuestra ciudad.

El 1 de julio de 1936 Juan Millares reclama la cátedra vacante de Lengua y Literatura Española del Instituto de Arrecife. 18 días más tarde estallaba la Guerra Civil. Agustín Millares Sall es detenido y llevado al campo de concentración de La Isleta. La familia logrará que se conmute su pena de reclusión -Agustín tenía entonces 19 años- por la de destierro en Arrecife.

En Lanzarote la familia vivirá a la sombra de los tebeos dibujados por Juan Millares, poblados por sus parranderos personajes Pérez, Camejo, Galindo y Sosa, personajes que dejarán profunda huella en Eduardo y que él transformará, andando el tiempo, en sus genuinos Cho-Juáa, Fefa, Marsialito y Casildita. En septiembre de 1938, en vísperas de regresar a Arrecife tras las vacaciones de verano de la familia en Las Palmas, Juan Millares es suspendido de empleo y sueldo por motivos políticos. Sus hermanos mayores -Agustín y Juan Luis- son llamados a filas. Y Eduardo, junto a sus hermanos Juan Luis, José María y Manolo, se volcarán en la elaboración de revistas artesanales como La Pandilla (1936-37), Racha (1939) y Contra Viento y marea (1940), cabecera a la que se incorpora un Felo Monzón recién salido del campo de concentración de Gando. En ellas Eduardo firma sus primeros dibujos con el apellido materno, Sall.

Su padre comienza a colaborar con el semanario El Noticiero del Lunes, compartiendo mesa de redacción con Pancho Guerra, que publica allí desde 1941 unos Cuentos de Pepe Monagas que culminan una línea de trabajo - las canariadas- iniciada por los Hermanos Millares.

Eduardo abrirá su primera exposición individual de caricaturas en 1944 bajo el título Caricaturas Personales en el Club P.A.L.A. Participa en la trascendental Primera Exposición de Humoristas Canarios junto a su padre, sus hermanos José María y Manolo, Felo Monzón y lo más granado del humorismo gráfico insular del momento. Dos años más tarde Eduardo recibía el primer premio del Concurso de Arte Ron Arehucas. Eduardo y su hermano Manolo harán las ilustraciones para el libro E scenarios y Cantares de la Tierra Canaria escrito por Juan Millares.

Inicia su relación laboral con el vespertino Diario de Las Palmas, propiedad de Matías Vega Guerra, a la sazón presidente del Cabildo de Gran Canaria. En 1953 Eduardo comienza a firmar sus viñetas como Cho-Juáa. Eligió este seudónimo -declarará años más tarde- como homenaje a su padre. Bajo el epígrafe Humor Isleño, Eduardo publicará diariamente una viñeta. Esta sección se mantendrá fija durante casi 34 años. En este mismo medio publicará una sección titulada Golpitos deportivos que también entregará al semanario Roque Nublo. En esta última cabecera pondrá en marcha el 11 de febrero de 1956 la Primera Etapa de El Conduto.

En 1957 Eduardo Millares entra a formar parte de la Agrupación Vanguardista Hispana de Caricaturistas Personales, la punta de lanza de una nueva forma de entender la caricatura basada en la abstracción geométrica y en algunos postulados del cubismo sintético, un modelo que se encontraba a años luz del arte oficial de la España del momento. Junto con otros grandes como Manolo Padrón Noble y los tinerfeños Paco Martínez y Harry Beuster crearán la Agrupación Vanguardista Canaria de Caricaturistas Personales que llevará el humor gráfico isleño a ocupar un lugar de honor en los Salones del Humor que se celebraban anualmente en el Círculo de Bellas Artes madrileño.

En 1958 Cho-Juáa nace como protagonista del particular mundo gráfico de Eduardo Millares. Este personaje llegará a convertirse en su alter ego hasta tal punto que en sus últimos años Eduardo llegará a ser conocido popularmente como Cho-Juáa. Publica su primer libro, Humor Isleño en 1961, con prólogo del poeta Pedro Lezcano.

A lo largo de todos estos años Eduardo participa en un buen número de exposiciones tanto en su isla natal como en Lanzarote -en el Ayuntamiento de Arrecife (1954,1957 y 1958), en Los Fariones (1968) o en el Monumento al Campesino (1981). Especialmente intensa será también su relación con Santa Cruz de Tenerife, en cuyo Círculo de Amistad XII de enero expone cada año entre 1957 y 1965. Su obra formará parte de las exposiciones internacionales organizadas por la Agrupación Vanguardista Hispana de Caricaturistas Personales, viajando a la Universidad de Santo Tomás de Aquino, en Manila, Filipinas en 1962. La muestra fue comisariada por Luis Lasa, ex-agregado cultural de la Embajada de Filipinas en España y Presidente de la Agrupación, y viajó luego a Tokio, en Japón y a San Francisco, en Estados Unidos.

Eduardo produce la Baraja Canaria que vende al Banco de Canarias en 1963, publicándose en 1965, año en el que la Comisión de Enseñanza y Cultura del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria publica el libro de Juan del Río Ayala Lecturas canarias para Niños con ilustraciones suyas. Colabora con la revista grancanaria en lengua sueca Canaria Revy con viñetas traducidas a ese idioma. En 1967 hará lo propio con The Canary Islands Sun.

En 1968 funda y dirige el suplemento semanal El Conduto en su segunda y más fecunda etapa. Aparecerá en el Diario de Las Palmas todos los sábados desde el 24 de agosto de 1968 hasta el 24 de mayo de 1980. En total serán 608 números. El Conduto será la única revista de humor gráfico permitida en Canarias en el franquismo. A través de sus páginas puede seguirse la evolución del humor gráfico isleño de buena parte del siglo XX.

Eduardo da el salto a la liga española al ser seleccionado en el Almanaque Agromán en 1969, publicación de referencia para el humorismo gráfico español en estos años. Ese año publica su segundo libro, Humor Isleño, con prólogo del periodista y colaborador de El Conduto Pepe Alemán. Eduardo colaborará -bajo el seudónimo Ajoto - con el histórico semanario regional Sansofé hasta su cierre en 1971.

En 1974 recibe la Medalla de Honor del Círculo Mercantil, centro en el que se sucederán algunas de sus más importantes exposiciones en los años setenta. En el marco de la II Semana de Temas Canarios, se estrena en el Círculo Mercantil en abril de 1975 el cortometraje Chou-Cho Juáa dirigido por Ramón Saldías. Eduardo llevará este corto a Caracas, proyectándose en la inauguración de su exposición en el Hogar Canario el 15 de octubre de 1976. Millares será recibido por el presidente de Venezuela Carlos Andrés Pérez en el Palacio de Miraflores. Entre 1976 y 1983 despliega una importante agenda internacional, exponiendo en certámenes internacionales de primer nivel como el de Montreal, en Canadá, o el de Bordighera, en Italia.

Ilustra el libro Los Cuentos famosos de Pepe Monagas, las Memorias de Pepe Monagas y el Léxico de Gran Canaria de Pancho Guerra, publicados por la Mancomunidad de Cabildos de Las Palmas y el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, entre 1976 y 1977. Dibuja su segunda baraja, la Baraja Guanche (1978) que años más tarde será editada por la Destilería Arehucas.

En 1979, Eduardo, un hombre que durante la dictadura se había caracterizado por la defensa de los valores democráticos se presenta a las primeras elecciones municipales como candidato del Partido Comunista de España (PCE). Pocos días después un grupo de fascistas pintaban dos cruces gamadas en el vestíbulo de su casa.

Participa, en representación de la provincia de las Palmas, en el Primer Encuentro de Humoristas Gráficos celebrado en Granada. Diversos dibujantes de primer nivel como Mingote, Forges, Máximo, El Roto o Cesc le dedican viñetas al maestro canario. Colabora con el semanario regional Canarias 80.

Miembro del Jurado del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria. La organización del carnaval capitalino aprueba como símbolos del carnaval a sus personajes Cho-Juáa y Cha-Fefa, empleándolos para diversas distinciones hasta 1982.

Publica su tercer libro, Frases y Refranes Canarios, Las Palmas de Gran Canaria, 1981. Ilustra el libro de Juan José Romero Hernández Peripecias de Agapito y Sinforosa en la capital (1981) y el libro de Juan José Romero Hernández De belingo p´al Pino (1984). En 1989 sus problemas de salud comienzan a hacerse cada vez más presentes. La muerte de su esposa, Otilia Ley Arocena, en septiembre de 1990, lo precipitará todo, falleciendo Eduardo apenas dos años después, el 8 de octubre de 1992, hace ahora 25 años.

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