La poética en el paisaje es una forma de conocimiento en la mirada, que aúna la abstracción con el sentimiento; es una forma de mirar, que desnuda el paisaje hasta enseñar toda su esencia y luego lo viste, para mostrarlo de forma diferente, para despertar sensibilidades en la mirada, para olerlo, para sentirlo, para amarlo, para comprender lo efímero, en los instantes únicos y decisivos de los 'Haiku' en el paisaje. "Este camino / nadie ya lo recorre / salvo el crepúsculo", escribió Matsuo Basho (1644 - 1694 ), el gran transformador del género poético japonés.

La naturaleza y el paisaje ha sido un tema presente en la poesía y la fotografía a lo largo de su historia; existe una cercanía de acción, entre el acto de escribir un poema y realizar una fotografía, el proceso creativo de despojar de la realidad misma; lo que percibimos, en el momento genuino del instante, ese lugar reservado para lo que no se vuelve a repetir. El momento culmen, el instante mágico en que se comparte el poema y la fotografía en la mirada.

La fotografía no es describir: la fotografía es, antes que nada, una manera de mirar, nos dice Susan Sontag en su emblemático libro Sobre la fotografía. En la previa acción de la fotografía, existe la alianza del tránsito, el pasear por la línea divisoria entre lo fortuito y lo buscado, lo que llega y lo que se espera, hasta lograr ese mudo poema que se encuadra en el visor de la cámara, no tangible, sino como una leve transparencia que forma parte del sutil instante de capturar una imagen.

La amplia gama de paisajes que nos podemos encontrar alrededor de nuestras islas se nos muestra diferente en cada estación del año; cualquier relieve contiene claves que esconden una fascinante información al incidir la luz sobre él, provocando que los lugares se transformen y adquieran dimensiones insospechadas, mostrándose diferente y visible para exigirnos estar presentes, regresar al estado original del ser, para llegar a sentirnos parte de un todo, ante el asombro y la emoción que produce la contemplación de la naturaleza en el paisaje interior que percibimos con nuestra propia mirada.

El paisaje íntimo nace del intento de expresar una realidad que me conmueve en un instante único y determinado, que evoca lo poético, lo mágico, lo instantáneo, lo efímero, como si el espacio estuviera atrapado en el tiempo?

Haikus visuales, de una breve mirada poética sobre nuestro paisaje que busca capturar un momento concreto de la realidad, capaz de transformar un instante de anodina cotidianidad en un fogonazo de belleza deslumbrante? Sin pensamiento, no hay paisaje?.