"Intento añadir un grado de abstracción a mis obras. Uso encuadres muy cerrados y detalles muy concretos con la idea previa de invitar al espectador a que rellene lo que falta. No me gusta ser muy explícito, no creo en una realidad absoluta, creo en la posibilidad de interpretación y que alguien añade contexto a lo que ve". Son las palabras del fotógrafo grancanario Rafael Arocha que presenta hoy, jueves, 9 de noviembre, a las 20.00 horas, en la Sala Fundación del Cicca, la primera exposición que muestra en la isla con el título de Medianoche, dentro de la presente XII edición del Gran Canaria Foto. Dicha muestra está formada una secuencia de imágenes que ahondan en los códigos invisibles de la vida nocturna que en 2015 fue seleccionado por el prestigioso certamen francés Rencontres d'Arles.

Arocha también dirigirá, dentro de este mismo evento, el taller F otografía documental de autor: la eterna pregunta' en la Casa de Colón, del 14 al 17 de noviembre, de 16.00 a 20.00 horas. "Hoy existe una fotografía vinculada al fotoperiodismo que no da mucho lugar a la imaginación. Yo prefiero jugar con que el interlocutor sea parte de la obra", aclara el artista. "Me fui en 1999 a Londres donde aprendí el oficio, pero no quería trabajar de forma académica. Luego me fui a Barcelona de donde salieron los grandes fotógrafos documentalistas de los 50 y todo eso me marcó muy profundamente". Arocha recuerda que, en los últimos 10 años, la fotografía española "se ha expandido una barbaridad" y el fenómeno del fotolibro ha tenido una repercusión muy particular.

Eso incide en Medianoche, que impacta por el uso del blanco y negro sobre gestos a menudo imperceptibles que componen ese código oculto en los juegos de la seducción en la vida nocturna. Un proyecto que duró cuatro años y que luego se convirtió en fotolibro. "Me han marcado mucho nombres como John Cazenave, Alejandro Marote, Lurdes Basolí o Ricardo Cases en el documental contemporáneo con una herencia que viene de autores como Paul Graham que han influido mucho en la experimentación de la narrativa en el contexto del documental", añade.

Identidad

Para el fotógrafo, el documental tiene una seña de identidad que antiguamente era más explícita y ahora más amplia y que le permite interpretar la realidad de una manera amplia. "La motivación más importante que he tenido", apunta, "ha sido la comunicación no verbal enfocada en la seducción en la noche. Poner mucha atención en cómo nos comunicamos en un estado en el que nos convertimos en algo diferente a lo de a diario". Y la conclusión "es que estamos ante unos códigos que cada uno interpreta en la medida que tiene una conexión o un deseo sobre lo que eso significa". El 70% del material de Medianoche está hecho en Barcelona, pero también hay fotos de Las Palmas, Madrid, Belgrado y Logroño, siempre haciendo una labor muy intuitiva, "porque no salía a sacar fotos". El autor recalca que "no me interesa que este trabajo esté circunscrito a un lugar concreto, porque intento crear la experiencia de una noche contada a lo largo de varios años". Para Arocha el blanco y negro "es más onírico y permite trabajar siempre desde lo mental". El artista quería transmitir "un valor experiencial que tienes que hacer tuyo", y el color "a veces transmite una información que te relaciona con la realidad. Y esto es más de sugerir que de enseñar".

Según el fotógrafo es ahí cuando "aparece el flash, que siempre uso mucho. Me permite poner la atención sobre lo que pasa desapercibido normalmente. La luz me permite rescatarlo y darle la importancia que tiene. Es muy importante armarme de la luz. Igual que es muy importante el negro". Una oscuridad que es un personaje más en unas fotos en la que se reconoce escenas de películas de Robert Bresson. El artista tiene prevista incluir también una instalación de espejos que ahonde en esta idea.

Arocha adelanta que "ahora estoy trabajando sobre Canarias y no lo enseñaré hasta que termine, pero es sobre el territorio del Archipiélago y será lo más abstracto que haya hecho". El fotógrafo adelante, sin embargo, que "en este caso intervengo el paisaje para hablar de la relación entre el pasado aborigen a través de la arquitectura y la huella aborigen en el paisaje y lo vinculo a la huella de la arquitectura contemporánea". Pero la página web del fotógrafo grancanario está llena de proyectos interesantes. La primera, Todo es verdad, incluye imágenes muy duras. "Lo llevo haciendo desde hace varios años", recuerda. "Lo empecé con la crisis económica y es un trabajo que he continuado a raíz de la crisis política que atravesamos en Cataluña. El problema de este conflicto es que interesa polarizarlo. A mí Barcelona me ha tratado de maravilla, he aprendido mucho de la sociedad catalana y estoy en contra de muchas posturas. Y este trabajo habla, precisamente, de la manipulación que se ejerce durante los periodos de crisis que parece que todo es de una manera u otra". Por eso el título, Todo es verdad, "es una manera para que pienses que todo es mentira. Imágenes sacadas en estos momentos de crisis, pero relacionadas con la idea de la manipulación. Y yo, como fotógrafo, intento manipular también al espectador emocionalmente, que sientas un malestar a través de la contradicción, de un sí pero no. Realmente habla de la incertidumbre".

Otra de sus serie más importantes es The Country que expuso en el Báltico en 2012 tras un viaje de un mes por Macedonia, Serbia y Croacia "con el único objetivo de enfrentarme al lugar desde la ignorancia. Arocha realizó un viaje a través de un tren que une Belgrado con Sarajevo en "un trabajo lleno de nostalgia sobre tres países que estuvieron unidos". También llama la atención su primer trabajo personal, Aunque sea un instante, en donde usaba la obra de los llamados poetas industriales para intepretar la ciudad visualmente. "Me drogaba con la poesía para estar en un estado concreto", reconoce.

Otros trabajos suyos destacables son O, su realización más abstracta, donde la luz es muy importante, y donde refleja más abstracción, y Versus, que muestra árboles como una metáfora de convivencia. "Todas vuelven a ser muy concretas, pero hay un conflicto, la violencia de la naturaleza, y con el paso del tiempo se genera una convivencia". También tiene proyectos como EL capitán lujuria en donde denuncia el que cualquiera pueda usar una foto y cambiarla de contexto. "Me encontré inmerso en un mundo de web eróticas. E hice un pantallazo con las obras que se relacionaban con mi fotografía"