La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Libros

Ahora y aquí

'Y nuestros rostros mi vida, breves como fotos', una colección de poemas y ensayos como despedida editorial a John Berger, fallecido el pasado enero

Ahora y aquí

Como pórtico a Una vez en Europa, libro ineludible para comprender los orígenes, manifestaciones y consecuencias de la demolición de la vida rural y la consiguiente agonía del campesinado, John Berger situó uno de los poemas más hermosos del pasado siglo. Dice así: "Curtidos como postes / por las partidas / y los fantasmas blancos / de los que se fueron, / envueltos en lonas / hablamos de la pasión. / Nuestra pasión es la sal / en la que se cuelgan los pellejos / para hacer de una bisagra de piel / el cuero del amor". En este texto confluyen dos de los temas capitales del maestro inglés, la pasión amorosa y el desarraigo, y es posible rastrear el peculiarísimo don que Berger poseía para alumbrar una sintaxis poética que apuntaba sin remedio hacia la iluminación ética y política.

La unión de este enjambre de intereses, actitudes y afectos nutre un libro tan difícil de catalogar como Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos, que Nórdica publica como homenaje al autor fallecido el pasado 2 de enero, un volumen embellecido con ilustraciones de Leticia Ruifernández que nunca devoran el conjunto, sino que lo puntúan con delicadeza. Colección de poemas, ensayos breves, reflexiones en torno a la función del arte, la muerte de los seres queridos, la impavidez de la Naturaleza y la posibilidad de ser marxista en una época impermeable a ciertos entusiasmos (el libro se escribió en 1984, en pleno thatcherismo), Berger organiza el heterogéneo material del libro en torno a dos asuntos centrales: tiempo y espacio, ahora y aquí, duración y presencia.

Para ello convoca a los desheredados de la Historia y a la autobiografía sentimental, a los paisajes de su amada Francia y a las obras que Rembrandt legó al mundo, a los enigmas de la astronomía y a un capitalismo que ha hecho de la obsolescencia programada su única ideología. Progreso y tradición, nomadismo y civilización, lo íntimo y lo público abrevan en las páginas de un libro que posee un capital de belleza e incluso de optimismo en apariencia inagotable. Y que testimonia que, como su admirado Pasolini, el autor de Puerca tierra fue un ejemplo admirable de hasta dónde puede llegar la simbiosis del artista con el poeta, del filósofo con el ciudadano, del asombro ante el mundo con la lucidez ante sus injusticias.

En una época de cinismo sentimental y de claudicación política, leer a Berger tiene mucho de consuelo. Y no de un consuelo que aparta la mirada de los problemas reales para refugiarse en el parnasianismo o en la indiferencia, sino de un consuelo que se manifiesta como la prueba de que sobrevive algo en la escritura y en la cultura, en aquello que Simone Weil denominó "la educación de la atención", que nos redime de nuestra ignorancia a la vez que nos avergüenza por nuestra indolencia. Basta asomarse a cualquiera de las páginas de este bellísimo libro para sentir la importancia de semejante certeza.

Compartir el artículo

stats