Al teléfono se oye a la actriz canaria Sara Sálamo segura y feliz. Le pregunto por lo que opina de esa moda de actrices y cantantes emparejándose con futbolistas y ella, que tiene 25 años y sale con el jugador del Real Madrid Isco Alarcón, me dice al otro lado de la línea, por no mandarme a tomar viento fresco, que 2017 es el "mejor año de mi vida, estoy pasado por un momento vital precioso y deseando trabajar todos los días, todo lo que pueda. Me llegan a decir que rodaría cuatro películas este año y no me lo creo". Finjo sentirme avergonzado por lo impertinente de mi pregunta y ella cortésmente me sigue el juego, aunque su voz da algunas señales de incomodidad. Insisto. Le digo que vi una foto suya de Instagram con el siguiente mensaje: "hay lunes que no cambio por un sábado" justo el día después de que la estrella futbolística emergente le marcara un gol a la Unión Deportiva Las Palmas en el partido en el estadio Santiago Bernabéu, publicación que recibió guiño y beso en forma de emoticonos del malagueño, y la actriz tinerfeña me responde que ella nació un lunes y que desde siempre los reivindica frente a la opinión mayoritaria. "¡Es mi día favorito!", exclama sonriendo. Concluyo que Sara Sálamo es una mujer prudente y lista. Y que si nació en lunes fue porque le gusta inventarse el mundo a su manera.

"En siete años que llevo como actriz es la primera vez que me reciben las Islas. He trabajado en la Península y Sudamérica. Estoy muy emocionada. Me hacía mucha ilusión", afirma. En Perdida rueda solamente dos días. Si Gran Canaria se siente especialmente bien, espera que pronto le salga un nuevo rodaje en Canarias y que sea en su isla natal, "con la familia cerca".

La actriz hoy ya está de vuelta en Madrid, incorporada a la filmación de la nueva película del iraní Asghar Farhadi, Todos lo saben, 15 semanas de rodaje en la capital de España en la que comparte cartel con Penélope Cruz, Javier Bardem, Ricardo Darín, Eduard Fernández, Bárbara Lennie, Inma Cuesta y Elvira Mínguez, entre otros. El esperado filme español de Farhadi, ganador de dos Premios Oscar y un Oso de Oro del festival de Berlín, es un thriller que iba a coproducir la productora El Deseo de los hermanos Almodóvar. Finalmente produce Morena Films de Juan Gordon, un viejo conocido de Las Palmas de Gran Canaria, con películas filmadas en sus calles como Las ovejas no pierden el tren (2015) y Cien años de perdón (2016). Sara Sálamo no está autorizada a desvelar más de Todos lo saben. Solo añade que "es la producción más importante en la que he trabajado hasta ahora".

En Perdida, Sálamo interpreta a Claudia Marini, una psiquiatra que dará una información clave a una inspectora de policía que la visita. Es la tercera película de la actriz con la productora española Bowfinger, de Santiago Segura y María Luisa Gutiérrez, padre y madre de la popular saga Torrente. "Lo más importante ha sido trabajar el acento argentino, porque soy una doctora de Buenos Aires". Es la segunda vez que la actriz canaria ha tenido que encarnar a una mujer bonaerense. Y la segunda vez también que hace de médica, la primera fue la forense de la serie de Televisión Española Olmos y Robles (2015-2016).

La última vez que pudimos ver por televisión a Sara Sálamo fue hace un mes en la serie de televisión L a que se avecina (2007-actualidad). Interpretaba a la sugar baby contratada para dar celos a su novia Yoli (Miren Ibarguren) por Amador Rivas (Pablo Chiapella). "Fue uno de los rodajes donde mejor me lo he pasado", recuerda la actriz. "Como los personajes de esa serie están tan bien construidos y el equipo lleva tantísimo tiempo junto, cuentas con tiempo libre para crear y proponer todo lo que se pasa por la cabeza. Y mi personaje tuvo mucho éxito, para ser un episódico recibí miles de mensajes pidiendo que vuelva, todavía hoy me siguen llegando".

Tras Olmos y Robles y una función teatral en el evento de microteatro madrileño Las Noches de la Suite, Sálamo trabajó en el personaje de Elisa en Como la espuma (2016), del lanzaroteño Roberto Pérez Toledo. "La película está teniendo mucha aceptación en plataformas de Internet, desde donde nos sigue llegando mucho feedback", afirma. Estoy muy orgullosa del trabajo, pues Elisa ha sido el personaje más alejado de mí hasta la fecha, tímida, introvertida y miedosa. Me quedé también muy contenta por haber trabajado con Roberto, un director al que le encanta hablar de lo torpe que somos las personas a la hora de gestionar nuestros sentimientos", añade.

Después de Pérez Toledo, Sálamo viajó a Buenos Aires a rodar Las grietas de Jara, dirigido por Nicolás Gil Lavedra, un thriller basado en una novela homónima de Claudia Piñeiro con un elenco encabezado por Óscar Martínez, Soledad Villamil, Joaquín Furriel, Santiago Segura y Laura Novoa, "un repartazo", enfatiza la actriz. Se estrenará en 2018. "En la película, como Perdida, participa la productora Bowfinger, la que me dio mi primera oportunidad con el largometraje Tres 60 (Alex Ezcurdia, 2013), así que con ellos voy donde me llamen", confiesa. "Me parece genial que la productora se esté abriendo a los mercados latinoamericanos, así acostumbra también a los espectadores a otro tipo de cine".

El acento argentino

Después de su experiencia en Buenos Aires, la actriz canaria rodó en Navarra y Barcelona la segunda película de Iván Fernández de Córdoba, cuyo nombre provisional es Likes, con estreno probable en 2018. "Es un thriller de rodaje muy intenso que aborda un tema muy de actualidad", explica. "Trata de dos influencers que se topan con una pareja de personas que viven totalmente al margen de la tecnología y las redes sociales".

Le pregunto por la dificultad de su adaptación al acento argentino, en Perdida y Las grietas de Jara. "Es un trabajo difícil pero gratificante", explica. Y puntualiza: "somos ya algunas españolas las que nos hemos ido allá a hacer de porteñas, Clara Lago, Inma Cuesta, Natalia de Molina, yo misma... Pasa también que yo también tuve que cambiar mi acento canario por el castellano. Y como el argentino guarda similitudes con el canario me adapté bien". Al otro lado de la línea, la voz de la canaria suena con acento castellano. Dejar su acento natal en los inicios de su carrera le resultó más difícil. "Todos pensamos de nuestro acento nos es tan marcado, pero no es verdad. En el caso del canario, no solo es la ese, la ce o la zeta, hay letras como la eme que se pronuncian muy diferente y la entonación es muy distinta. Aprendí a hablar castellano yendo a clase y, sobre todo, metiendo muchísimo la pata. Una de las cosas que hacía en los tiempos de la serie B&B, cuando aún luchaba por imponerme ese acento, era hablar con mi familia solo al acabar el día. Ahora ya hablo así siempre, aunque si me voy unos días a Tenerife se me vuelve a pegar".