El crítico musical e integrante de la junta directiva de Amigos Canarios de la Ópera, José Sampedro Pérez, falleció el pasado miércoles a los 87 años en la capital grancanaria. El mundo de la cultura lamenta esta pérdida irreparable para las Islas ya que José Sampedro era una de las máximas autoridades en todo lo referente a la música clásica y sus opiniones eran tomadas como auto de fe por los profesionales debido a sus conocimientos y larga experiencia.

Pero Sampedro era, sobre todo, un hombre de un carácter jovial, alegre y optimista que irradiaba vitalidad a todos aquellos que lo conocían. Nació en Cantabria en 1930, pero siempre tuvo una relación intensa con esta ciudad y tras aprobar unas oposiciones de Corredor de Comercio, se instaló definitivamente en Las Palmas de Gran Canaria. Su pasión por la música empezó desde muy joven ingresando en el Conservatorio, donde aprendería violín mientras que su hermana estudiaba piano. El poder estudiar las partituras de los grandes compositores le introdujo desde los nueve años en el conocimiento de obras como Don Giovanni o La bodas de Fígaro que le permitieron entender algunos conceptos musicales más complejos que redundarían en su amor por este arte. Por otro lado, su pasión por el deporte le llevó a ser un brillante nadador profesional en la categoría de 1.500 metros de la Federación Canaria desde los 14 a los 27 años.

Sampedro era el único miembro de ACO que había formado parte de la primera directiva, en 1967, por lo que gran parte del prestigio y la dimensión que hoy tiene la Temporada de Ópera de Las Palmas se debía a su amor por este género que le llevaba a realizar las más arduas gestiones para traer a los mejores cantantes y grandes directores del mundo a actuar en la capital grancanaria. Tito Capobianco, Joan Sutherland Birgitte Nilsson, Carlo Bergonzi, Luciano Pavarotti o Jaime Aragall fueron algunas de esos divos y divas de los años 60, 70 y 80 que pasaron por los teatros y auditorios de esta ciudad gracias a su insistencia, simpatía, y a su conocimiento de cómo funcionaban el mercado y las programaciones de la música internacionalmente.

A todo ello se unía una psicología especial para saber cuál era el mejor momento para seducir a estas estrellas con el ambiente acogedor local y lograr alianzas con otros teatros o festivales para reforzar aún más el prestigio de esta Isla. Todo esto luego derivó en que el Archipiélago se convirtiera ya desde los años sesenta en un punto importante en la geografía musical internacional, por lo que Amigos Canarios de la Ópera lo distinguirían como socio de honor.

Cualidad

Pero otra cualidad de José Sampedro era el carácter didáctico con el que preparaba sus conferencias. Sus charlas eran amenas y enriquecedoras, sin caer en los tópicos eruditos. Y mostraba cómo la música clásica era un mundo asequible, interesante y apasionante que despertaba inmediatamente la curiosidad de cualquier profano.

Su pasión por este arte le llevó a ejercer la crítica de forma incombustible desde 1967 hasta el pasado verano en LA PROVINCIA/DLP.