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"Cada una de estas creadoras biografiadas fue la mujer de su vida"

Victoria Combalía da a conocer en la capital el miércoles su libro 'Musas, mecenas y amantes', un recorrido sugerente por mujeres únicas

Amantes plurales y musas de renombrados artistas y escritores de las vanguardias históricas -y, en algunos casos, sus imprescindibles mecenas-, pero también creadoras ellas mismas, fueron pioneras en romper el corsé para el que parecían predestinadas desde la cuna, y erigirse, sobre todo, cada una de ellas, en la mujer de su vida. Aunque de modo desigual, el coste fue, en todos los casos, muy alto, con grandes períodos -casi siempre al final de sus vidas- de soledad y desarraigo, y, en algunos casos, episodios psicóticos, a causa del alcoholismo. Pero, estigmatizadas también como casquivanas o feemmes fatal fueron, sobre todo, mujeres de sí mismas. En conjunto eran "inteligentes, libres, arriesgadas, rebeldes, apasionadas, solidarias, creativas, excepcionales, comprometidas; a pesar de los escollos, mujeres extraordinarias, irrepetibles", las define Victoria Combalía (Barcelona, 1952), profesora de Historia del Arte de la Universidad de Barcelona y crítica de Arte, a tenor de su libro Musas, mecenas y amantes. Mujeres en torno al surrealismo (editorial Elba), escrito con un estilo transparente y magnético, que combina la amenidad de una alta crónica de sociedad con la investigación exhaustiva, y eludiendo cualquier tipo de maniqueísmo. Un libro que, a instancias de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, será presentado el próximo miércoles en el Palacete Rodríguez Quegles, por la propia autora y la profesora de Historia del Arte de la ULPGC, y comisaria de exposiciones, Ángeles Alemán.

Por el orden cronológico de nacimiento con que figuran, cubriendo entre todas ellas las décadas de la efervescencia parisina de la primera mitad del siglo XX, desde las vanguardias de los años veinte y treinta hasta el mayo del 68, las protagonistas de este relato son: la escenógrafa y dibujante Valentine Hugo (Bolougne- Sur- Mer, 1887 - París, 1968); la escritora, editora y activista política Nancy Cunard (Leicestershire, Gran Bretaña, 1896 - París, 1965); la coleccionista y mecenas Peggy Gunggenheim (Nueva York, 1898 - Venecia, 1979); la cantante Kiki de Montparnasse (Chatillon- sur - Seine, Borgoña, 1901 - París, 1953); la mecenas, escritora y pintora Marie- Laure de Noailles (París, 1902 - 1970), y la gran poeta surrealista, de origen egipcio, Joyce Monsour (Gran Bretaña, 1928 - París, 1986). Otro aspecto del precio que pagaron: tres de ellas, Cunard, De Noallies y Gunggenheim eran inmensamente ricas, pero la primera fue desheredada; a la segunda le administraban la fortuna, y la tercera se sentía la pariente pobre de sus primos? Aunque lo fácil sería acuñar el cintillo de seis mujeres y un destino, consistieron en seis mujeres y seis destinos.

¿Por qué ellas y no otras?, ¿Por qué ese número de protagonistas?... En algún momen- to se refiere a Gala, la compa-ñera de Dalí, y a Nusch, la segunda mujer de Paul Eluard - modelo de Picasso, Man Ray, Miró, Dalí?- y luego decide descartarlas?

Fue a raíz de un libro anterior, sobre la biografía de la gran fotógrafa Dora Maar, amante de Picasso, cuando tuvo ocasión de hacerme con un material paralelo de cruzados y elocuentes datos y anécdotas que me llevaron a investigar la vida de estas mujeres. A partir de los años veinte, ya no son las musas pasivas y distantes, propias del siglo anterior, con el Romanticismo y el simbolismo. Ahora eran pioneras en presentarse y actuar en su propio nombre y a su albedrío. Y estas seis mujeres tenían en común su carácter dinámico, estimulante, enérgico y laborioso, además de la valentía de romper con las normas establecidas a las que estaban destinadas por origen o educación. Me interesaba destacar a mujeres que fuesen famosas por ellas mismas, aunque lleven apellidos de sus distinguidos maridos; y, sobre todo, que sus vidas fueran en sí mismas apasionante, no derivadas de las apasionantes vidas de sus compañeros. Esa es la razón por la que no incluí a Nusch ni a Gala, pese a su indiscutible importancia junto a Paul Eluard y Salvador Dalí.

Es curioso. Gala había sido con anterioridad compañera de Eluard, y resulta entre entrañable y patético reparar en las cientos de cartas apasionadas que, durante años, le siguió escribiendo a Gala, cuando ésta estaba ya con Dalí. Le escribió, por ejemplo: "Vuelve; necesito tu desnudez para poder ver las otras?"

Insisto en que no incluí a Gala precisamente porque, aunque Dalí sin ella no hubiera sido el mismo, ella no posee una vida profesional propia. Aparte de su tremendo interés por el dinero, que me la hace antipática. Sin duda, su gran mérito, como demuestran las cartas que le envió Paul Eluard, fue su capacidad de reconocer el genio de los demás y de apoyarlos moralmente. De todos modos, Eluard amó a muchas mujeres con una mezcla de amor fraternal y sensual, pero se suele decir que no sexual. Así fue con con Dora Maar y, muy especialmente, fue íntimo entusiasta y cantor de Valentine Hugo, acaso una de las mujeres más propiamente artista de la selección. Solo que ella está locamente enamorada de Andrè Breton, con quien, tras una breve y controvertida relación, rompe abruptamente. Ella le ha escrito: "Está usted tan lejos cuando yo estoy cerca". Tras una pelea intenta suicidarse, e incluso "celosa, le pegó un puñetazo" como despedida amorosa, según algunos testimonios. Para dar una idea de lo adelantada que era Valentine reparemos en que, a principios del siglo pasado, tenía su propio automóvil, y era ella misma quien lo conducía en los viajes con sus amantes, entre ellos, primordialmente, Breton.

Algunas feministas han criticado con dureza el surrealismo por el tratamiento fragmentario y objetual de la mujer; algo así como 'la mujer recortable', cuyas partes (pechos, torsos?) se erigen en un objeto de deseo autónomo, sin precisar de subjetividad alguna, ¿qué opina?

Las feministas norteamericanas critican a los surrealistas varones argumentando que solo ven a las mujeres como 'mujeres-niña', 'mujeres-magas', objetos de su deseo. Ello en parte es cierto, pero cuando se comprueba en cuantas exposiciones participaron, o cuantos libros ilustraron -como Valentine Hugo- con los surrealistas, hay que matizar este concepto, ligeramente sesgado. André Breton habla de siete mujeres en su libro Le Surréalisme et la peinture aunque reconoció y admiró a muchas más que no aparecen en el libro (nunca pensado como una antología); entre otras Remedios Varo, Leonora Carrington o la propia Valentine Hugo, a quien pidió ilustrar los Contes bizarres de Achim d ´Arnim, para los que él escribió el prefacio. El cuerpo troceado es un leit-motiv surrealista no privativo de los hombres; también aparece, por ejemplo, en el arte de la checa Toyen o en Dorothea Tanning.

Si tuviera que definir bote pronto a cada una de sus biografiadas, ¿qué adjetivos les pondría? Y si pudiera pasar una velada con una de ellas, a quién elegiría y por qué?

¡Uf! Mis biografiadas tienen, todas, una muy intensa vida propia, aparte de emprender muchas actividades: Valentine Hugo fue una gran ilustradora de libros, gran grabadora, la llamaría 'romántica'. Nancy Cunard fue poeta, periodista y editora, y una gran activista política en pro de la negritud, digamos 'comprometida'. Peggy Guggenheim montó la espléndida galería Art of This Century en Nueva York y reunió una fabulosa colección de arte en su Palacio veneciano, donde está enterrada con sus trece perritos; sufrió muchos infortunios: su padre, que hacía vida donjuanesca en Europa, murió en el hundimiento del Titanic, su hija se suicidó y su hijo murió en un accidente de coche? su herencia le fue limitada y se rehizo a sí misma? el adjetivo que me pides sería 'visionaria'. Kiki de Montparnasse cantaba muy bien, profesionalmente, y su caso me produce una mezcla de simpatía y condolencia; es la única que procede de condiciones no sólo pobres sino misérrimas; murió a los 51 años, cayendo fulminada en la calle, estragada por el abuso del alcohol y la cocaína; diría de ella 'alegre y seductora'. Marie-Laure de Noailles, la auténtica rica de esta selección, que es mecenas a espuertas? sería 'extravagante'. Y Joyce Mansour, una excelente poeta muy ponderada por Breton, de quien se hizo íntima; 'misteriosa' sería el atributo. Conocí a su marido y a una íntima amiga suya que me aportaron valiosísimas revelaciones. Me encantaría escucharle de viva voz sus misteriosos y mórbidos versos, siempre en un cruce exacto entre erotismo y tanatismo? Pero si me dices que solo podría conocer a una, me quedo con Nancy Cunard, la que aparece en la portada? comparto su idealismo político y me fascina su extraordinaria energía, aunque bebía como un cosaco? Me pregunto, además, cómo una persona destinada a heredar la gran naviera británica Cunard, pudo terminar muriendo loca y sin blanca, después de haber errado sola por las calles de París dos días seguidos?

Es curioso es que pese a la multitud de amantes que tuvieron, casi todos tienen uno predilecto: Valentine a Breton; Nancy a Luis Aragon, o a su amante negro Henry Crowder; Peggy a Max Ernst; Kiki a Man Ray? Según Bioy Casares, las mujeres buscan en el amor al "individuo", mientras que los varones persiguen a "la especie"? el célebre reproche de 'eso se lo dices a todas'?

Me parece un comentario acertado, pero creo que se corresponde a su época: ciertos involucionismos por los que derivaría el siglo XX, y que aún pueden persistir. Pero se corresponde con su época, obviamente más machista que la nuestra. Esa frase me interesa porque es un buen medidor: creo que existen muchos hombres, y, por fortuna, cada vez más, que también buscan la 'individualidad' de la mujer.

A menudo habla en el libro el recelo que causa en otras mujeres esta actitud autónoma y libertina, e incluso, en ocasiones, entre ellas mismas. ¿Cree que se podrá apalabrar algún día la posible existencia de una misoginia femenina?

Existe, más que misoginia, una tradicional rivalidad femenina que, creo, también está remitiendo, o, al menos, cambiando considerablemente en la actualidad. Las mujeres libres, hoy en día, tienden a comprender la dificultad de esta lucha por extender la cualidad de ser libres, y a mostrar actitudes mucho más fraternales, empáticas y hasta de solidaridad con otras mujeres.

Sus mujeres seleccionadas rompen con el secular "síndrome de la mujer del artista", ¿no es así?

Sí, es un viejo concepto, no suficientemente menguado: "la mujer del artista"; "ejercer de mujer de artista", etcétera. Está en las antípodas de mis biografiadas. Las que ejercen de mujeres de artista suelen sacrificarse toda la vida en beneficio de sus maridos / amantes. La contrapartida, como yo suelo decir, es que, en general, a la muerte de éstos, suelen heredar su fortuna, y también ocurre que, en no pocos casos, son ellas las que detentan el poder de la carrera del artista. Aunque no sé si compensa, porque realmente apenas tienen vida propia: todo lo hacen por él, y lo digo en masculino, porque hay pocos ejemplos, aunque sí alguno, en que el fenómeno se dé a la inversa?

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